cupure logo
queparaconmáslosunaañosporespañadel

Si la pregunta es "cómo de mal olía la antigua Roma", la respuesta es "sí"

Si la pregunta es "cómo de mal olía la antigua Roma", la respuesta es "sí"
Oler una colonia, una habitación o un plato de comida hace que nuestra mente pegue un salto y viajemos en el tiempo. Es algo tremendamente poderoso y que ha llevado a investigar formas de oler videojuegos, el cine o hasta Internet. Estos sistemas existieron y, aunque sería la experiencia inmersiva definitiva, ninguno terminó de cuajar, quizá el problema es que no queramos olfatear ciertas cosas. Y, definitivamente, algo que no querríamos experimentar es el olor de la antigua Roma. Olía fuerte. Thomas Derrick, doctor en la Universidad de Macquarie en Australia, considera que la antigua Roma habría resultado extremadamente maloliente para cualquier persona de la actualidad. En declaraciones a RNZ, el investigador especializado en la vida cotidiana de las personas durante ese periodo histórico en Roma cree que “probablemente, olía bastante mal”. Vale, pero... ¿hasta qué punto? “Olerías desechos humanos mezclados con humo resultante de la quema de leña, excrementos de animales y otras cosas pudriéndose y descomponiéndose”. En Xataka Cuando los discos de videojuegos olían a césped o goma quemada: el caso de 'Gran Turismo 2' y 'FIFA 2001' ¿Y las cloacas? El problema es que no había una única fuente de esos malos olores, siendo el resultado de una apestosa combinación no particularmente agradable. Roma contaba con un sistema de cloacas (la 'Cloaca Máxima' es un ejemplo), pero no unas cloacas como las que podemos imaginar para llevar los residuos de las letrinas a un pozo negro o algo por el estilo, sino algo más similar a un desagüe fluvial para evacuar el agua estancada de las áreas públicas. Derrick asegura en un artículo para The Conversation que “podemos asumir, con bastante seguridad, que los propietarios no tenían letrinas conectadas a las cloacas en las grandes ciudades, tal vez por temor a la entrada de roedores o a los malos olores”. Además, no tenían válvulas como las que actualmente impiden que suban cosas desde la alcantarilla, así que los gases que se originaban de los desechos, como el metano, podían entrar en las casas. Y teniendo en cuenta que se utilizaban lámparas con una llama, el peligro de explosión estaba ahí. No se desperdiciaba nada. Lo más probable es que los más humildes tuvieran un pozo negro cercano. Y, además de las heces, hay que tener en cuenta que la basura también se podía arrojar al mismo lugar… o directamente a la calle, como ocurría con la orina, arrojada desde las ventanas de los edificios de varias plantas. Aparte de los desechos humanos, había animales de trabajo que se usaban de forma habitual en ciudades que hacían sus cosas en las calles, así como cadáveres en descomposición tanto de esos animales como de personas. Y lo que es basura para la gran mayoría, para otros es un “tesoro”. Había profesionales que recogían las heces para usarlas como fertilizantes, pero la orina también se podía aprovechar para lavar la ropa. Esa orina no deja de ser rica en amoníaco, por lo que se podía utilizar para desinfectar. Parches para la caca. Si las calles estaban hasta arriba de excrementos (y de lo que no son excrementos, otra pregunta que surge es cómo podían pasear por ellas sin acabar hasta las rodillas de heces. La respuesta que encontraron fue la colocación de grandes piedras en las calles para esquivar tanto el lodo como los residuos. Pompeya es uno de los lugares en los que se pueden apreciar esas “piedras para cruzar”, un adoquinado que también permitía un paso más sencillo para los animales que se usaban para cargar o para tareas como la de mover los grandes molinos de piedra que se usaban en las panaderías. De nuevo, más animales… y más residuos. En Xataka Cada vez que pienses en todo lo que consiguieron hacer los romanos, acuérdate de que lo hicieron intoxicados de plomo Humanidad. Derrick asegura que ese olor nauseabundo de las grandes ciudades romanas no sólo se debía a las heces de unos y otros. “Los asentamientos romanos habrían olido fuertemente a sudor corporal”, asegura. También desmitifica un poco esa imagen de los baños públicos romanos, afirmando que no eran tan higiénicos como podemos pensar si visitamos las ruinas de algunos de ellos. Y sí, aunque eran lugares en los que podías realizar actividades higiénicas, sobre todo eran puntos de reunión en los que se defecaba y comía, tirando los restos al suelo. Además, aunque los romanos conocían el jabón, preferían rascar la piel con una herramienta curva de bronce llamada estrígil y usar aceite de oliva perfumado para esa higiene personal. Y la mezcla de aceite y piel muerta se lanzaba (de nuevo) al suelo o al agua. Y como el agua y el aceite no se mezclan, cuando el agua desaparecía, sólo quedaba ese grasiento mejunje. El autor comenta que los baños, “seguramente eran lugares bastante sucios”. Esa herramienta sería el estrígil Siempre hubo clases. Las élites podían tener costumbres más refinadas y hasta utilizar perfumes que, sí, existían en la antigua Roma. Para elaborarlos, mezclaban grasas animales y vegetales y éstas se impregnaban con aromas como el de las rosas, canela, lirios, incienso o azafrán. Podían traer especias hasta de India gracias a las vastas redes comerciales del Imperio, y si se aplicaban estos perfumes en el cuerpo humano, se mezclaban con el olor corporal para dar resultado a algo… diferente. Donde sí se utilizaban con más éxito olfativo era en las estatuas, ya que buscaban realzar ese aroma de los dioses y diosas con perfumes que enaltecían el culto a las deidades. Lo que está claro es que lo que para nosotros sería algo nauseabundo, para los antiguos romanos era cotidiano, el olor del hogar. ¿Recuerdas la Cloaca Máxima? Esa diferencia de clases también estaba ahí: mientras las clases populares tenía pozos ciegos, algunas domus ricas sí tenían conexión directa con el sistema de alcantarillado. Y ahora no puedo dejar de imaginar cómo oler unas lentejas me recuerda a las tardes de invierno cuando era pequeño… y cómo para un legionario romano lejos de casa, el oler una ciénaga podría hacerle pensar “como en casa, en ningún sitio”. Imágenes | Pinterest (Peter Connolly), FeaturedPics En Xataka |  Mientras  los hormigones modernos se agrietan a las pocas décadas,  el Panteón de  Agripa lleva 2.000 años en pie: mitos y realidades del  hormigón romano - La noticia Si la pregunta es "cómo de mal olía la antigua Roma", la respuesta es "sí" fue publicada originalmente en Xataka por Alejandro Alcolea .
xataka
hace alrededor de 4 horas
Compartir enlace
Leer mas >>

Comentarios

Noticias similares

Noticias tecnológicas