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Una cueva ha revelado la macabra ceremonia maya para honrar a sus dioses: hay 100 huesos y ninguno está donde debería

Una cueva ha revelado la macabra ceremonia maya para honrar a sus dioses: hay 100 huesos y ninguno está donde debería
En arqueología, los huesos y fragmentos óseos suelen ser cápsulas del tiempo capaces de revelarnos un momento concreto de la historia hace cientos, o incluso miles de años. Sin irnos muy lejos, el verano pasado se dieron dos hallazgos que nos revelaban oscuras escenas del pasado. En uno de ellos, 64 huesos nos aclaraban que los mayas no se andaban con rodeos a la hora de sacrificar niños. Poco después, el ADN de otra zona contaba que los prisioneros de guerra mayas pasaban por una especie de violencia ritual. Una cueva inaccesible durante gran parte del año ha arrojado otro oscuro secreto. El altar subterráneo. En el corazón de la selva guatemalteca, bajo el antiguo sitio arqueológico de Dos Pilas, la denominada como Cueva de Sangre, redescubierta en los años noventa, ha revelado un paisaje macabro y profundamente enigmático: centenares de restos humanos fragmentados, esparcidos sin orden anatómico y marcados por signos de violencia ritual. Esta cavidad, inaccesible durante buena parte del año por las inundaciones estacionales, solo puede explorarse en la estación seca (de marzo a mayo), lo que sugiere un uso ceremonial vinculado a las súplicas por lluvia, clave para una civilización agrícola como la maya. Los hallazgos, presentados en la Society for American Archaeology, han desconcertado a los arqueólogos no por su brutalidad, sino por su complejidad simbólica: lo que se ofrece al dios de la lluvia no son cuerpos, sino partes, cuidadosamente desmembradas y dispuestas, como si la fragmentación misma fuese la esencia del sacrificio. En Xataka La mala noticia es que el oxígeno de la Tierra tiene fecha de caducidad. La buena es que no estaremos aquí para verlo Ritual y violencia en la penumbra. La bioarqueóloga Michele Bleuze, junto con la antropóloga forense Ellen Fricano, ha analizado los huesos hallados en la cueva y sugiere que lo observado no corresponde a prácticas funerarias tradicionales, sino a un ritual de carácter profundamente sacrificial. Las evidencias son múltiples y contundentes: huesos sin enterrar, traumatismos infligidos alrededor del momento de la muerte, marcas de herramientas de filo biselado (probablemente hachas), e incluso elementos simbólicos como ocre rojo y cuchillas de obsidiana. En un rincón de la cueva se hallaron cuatro calotas craneales apiladas, una imagen que evoca un acto ritual más que una necesidad práctica. Entre los restos se identificaron tanto adultos como niños, lo que abre preguntas inquietantes sobre el papel de estas víctimas dentro de las estructuras sociales y religiosas del mundo maya. A la derecha un fragmento de hueso craneal extraído con un instrumento biselado, y a la izquierda, un dibujo lineal de un cráneo humano que muestra la zona de procedencia del fragmento. El hueso se encontró en la Cueva de Sangra El tiempo del sacrificio. Plus: la estacionalidad de la Cueva de Sangre no es un detalle menor. Su acceso limitado al final de la estación seca coincide con fechas de celebraciones religiosas aún vigentes, como el Día de la Santa Cruz, el 3 de mayo, cuando comunidades mayas contemporáneas acuden a cuevas para pedir lluvia. Esta coincidencia temporal refuerza la hipótesis de que el lugar sirvió como escenario de rituales de invocación y ofrenda al dios de la lluvia. En una cultura donde la relación con los ciclos climáticos era vital, la entrega de vidas humanas (o, en este caso, de sus fragmentos) podría haber sido concebida como una transacción sagrada, necesaria para asegurar la continuidad de las cosechas y, por ende, de la comunidad. Misterio abierto a la ciencia. Pese a la contundencia de las evidencias materiales encontradas, los arqueólogos se enfrentan a muchos interrogantes. A saber: ¿quiénes eran estas personas?, ¿cuál era su origen?, ¿fueron elegidas, capturadas, ofrecidas por sus propias familias? En ese sentido, la investigación apenas ha comenzado. El equipo liderado por Bleuze planea realizar análisis de ADN antiguo y estudios de isótopos estables para intentar reconstruir no solo la identidad de los individuos sacrificados, sino también sus trayectorias vitales, su alimentación, sus vínculos genéticos y su lugar dentro de la sociedad. Lo que sí ha quedado claro es que, sea quienes fueran, los individuos fueron tratados de manera radicalmente distinta al resto de la población maya, lo que implica una concepción compleja del cuerpo humano como vehículo de significado, poder o conexión con lo divino. En 3D Juegos Ante el miedo de los jugadores de que GTA 6 cueste 100 euros, el jefazo de Rockstar defiende "los precios variables" Testamento ritual. Más allá de su nombre evocador, esta Cueva de Sangre es una cápsula ritual atrapada en el tiempo, una suerte de altar subterráneo donde, según los hallazgos, la violencia se fundía con la devoción, y donde el acto de desmembrar se transformaba en una especie de gesto de súplica a las fuerzas naturales. Visto así, y según los expertos, lo que para el observador moderno puede parecer una escena brutal, fue, para los antiguos mayas, un acto cargado de sentido, un diálogo con los dioses forjado en hueso y sangre. Ahora falta por saber el otro misterio a través de la ciencia: descifrar el relato de sus víctimas. Imagen | Mike Rowe, Michele M. Bleuze En Xataka | Los huesos mayas que cuentan una historia aterradora: la de la violencia ritual contra los prisioneros de guerra En Xataka | El ADN de 64 huesos bajo una cámara subterránea aclara a quién sacrificaban los mayas: a niños y adolescentes - La noticia Una cueva ha revelado la macabra ceremonia maya para honrar a sus dioses: hay 100 huesos y ninguno está donde debería fue publicada originalmente en Xataka por Miguel Jorge .
xataka
hace alrededor de 7 horas
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