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Ahora, un caos aeroportuario

Una huelga del personal dedicado al control de pasajeros colapsó completamente el aeropuerto de Barajas, teniendo los pasajeros que esperar hasta hora y media en un trámite que normalmente lleva no más de diez minutos. Las kilométricas colas (y no es una exageración) hicieron que centenares de pasajeros perdieran sus vuelos. Las compañías compartían la indignación de los pasajeros y a media mañana emitieron un comunicado criticando a AENA e instaron al gestor aeroportuario a que pusiese fin a este colapso. La falta de previsión sobre las consecuencias de este paro indefinido ha sido evidente; la gestión del enorme caos también fue deficiente, pues Aena se limitó a emitir un comunicado afirmando que «los tiempos de paso por el control de seguridad podrían verse incrementados», un auténtico eufemismo que no daba la dimensión real de lo que estaba ocurriendo en Barajas. Parece que al caos ferroviario se une ahora el aeroportuario. Y en pleno colapso, Óscar Puente se dedicaba a tuitear mensajes irónicos contra la oposición, demostrando que su incompetencia es directamente proporcional a su irresponsabilidad. Un único dato demoledor que resume su desastrosa gestión: uno de cada dos viajes de media y larga distancia de Renfe es más lento desde que el ministro tuitero llegó a Transportes.

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