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Del compromiso a la acción: Plan de empleo para la población gitana

Del compromiso a la acción: Plan de empleo para la población gitana
Es una forma de materializar compromisos políticos en este año 2025, declarado Año del Pueblo Gitano por el Gobierno al cumplirse 600 años de la llegada a la península ibérica. No hay mejor manera de celebrar este aniversario que pasar de las declaraciones institucionales a las políticas públicas Las medidas para favorecer la inclusión digital no pueden ser las mismas para las personas mayores que para las personas que viven en el ámbito rural; las medidas contra la pobreza infantil en una familia monoparental no son las mismas que las que necesita una familia de origen migrante; de la misma manera que un graduado universitario necesita apoyos distintos que una persona sin apenas estudios para conseguir un empleo. La inclusión digital, la lucha contra la pobreza infantil, las políticas activas de empleo… la experiencia nos dice que las políticas generalistas suelen dejar fuera, precisamente, a las personas en situación de mayor vulnerabilidad social, bien por el desconocimiento de los procedimientos, la falta de conexión con su realidad o, simplemente, porque los criterios de acceso, sin quererlo, les excluyen. Por eso, cada vez más se busca desde las políticas públicas dar respuestas más adaptadas a las personas o grupos potencialmente destinatarios con el objetivo, por un lado, de ser más eficientes y, por otro, de garantizar la igualdad de oportunidades. El Plan para la mejora de la empleabilidad de la población gitana, que acaba de aprobar el Gobierno, da respuesta precisamente a esa necesidad de poder llegar con medidas, servicios y recursos públicos a grupos que tienen unas condiciones de partida de mucha mayor desventaja. El art. 50 de la Ley de Empleo de 2023 menciona explícitamente quiénes son esos “colectivos de atención prioritaria”: la población gitana, entre otros muchos. En consecuencia, el Ministerio de Trabajo y Economía Social ha desarrollado un Plan que tiene en cuenta la situación de partida y las barreras específicas que tenemos las personas gitanas. En una población con un volumen de entre 1 y 1,3 millones de personas (según el dato más reciente que aporta el informe Foessa, dic. 2024), sólo el 17% de las personas gitanas ha completado la ESO. Este dato ya justifica por sí solo la necesidad de actuaciones de los servicios públicos de empleo adaptadas al perfil de muy baja cualificación. Por otro lado, un 66% de la población gitana tiene menos de 30 años, lo que nos indica que es necesario focalizar las actuaciones en la juventud gitana. Una juventud que, en su mayoría (63%) ni estudia ni trabaja. La tasa de paro asciende al 52% en la población gitana (un 60% en el caso de las mujeres gitanas), triplicando la tasa de paro de la población general. Pero no sólo es una cuestión de acceso a un empleo, sino de las condiciones. El porcentaje de desempleo de larga duración alcanza el 70% y la tasa de temporalidad asciende al 73% (27% en el conjunto para la población). A lo que hay que añadir, además, el impacto de la discriminación en el acceso al mercado laboral. Datos que muestran la enorme brecha de desigualdad en el ámbito laboral, justifican la necesidad de este Plan, pero también la urgencia de su puesta en marcha. Algo tan fácil de comprender no siempre se entiende entre los responsables públicos. Y es que este Plan, promovido por el Ministerio de Trabajo y Economía Social, es un verdadero hito y esperamos que se convierta en un referente para otras políticas públicas en España. Y digo en España porque la Unión Europea lleva aplicando este enfoque muchos años, promoviendo con Fondos Europeos medidas específicas para grupos en situación de mayor vulnerabilidad, como la población gitana. Esto ha supuesto que, en la actualidad, y gracias a una estrategia acertada de la Unidad Administradora del Fondo Social Europeo en España (UAFSE), sea el FSE+ el principal instrumento financiero para promover el empleo de la población gitana en nuestro país. Esta inversión se traduce básicamente en el programa Acceder, una iniciativa pionera que desarrollamos desde hace 25 años en la Fundación Secretariado Gitano y que ha supuesto un modelo para las políticas públicas de empleo con población gitana, y para este Plan, inspirado en la experiencia del programa durante más de dos décadas. Acceder tiene como objetivo principal la incorporación de la población gitana al empleo por cuenta ajena, algo que hace 25 años era impensable para la mayoría de las familias gitanas, dedicadas principalmente a la venta ambulante. Hoy, sin embargo, está dentro de las expectativas de cualquier familia. Y ese es el elemento de transformación social que el programa ha contribuido a generar, no sólo con la población gitana, sino también con el mundo empresarial. Las cifras de Acceder son grandes: en los primeros 20 años del programa casi 110.000 personas participaron en el mismo, de las cuales 33.000 consiguieron un empleo, colaborando con unas 15.000 empresas. El gran cambio que supone la aprobación del Plan es que ahora el programa pasa a ser parte de las políticas públicas de empleo, lo dimensiona y da escala para conseguir mayor impacto; el Plan dota de garantía pública las actuaciones dirigidas a mejorar la empleabilidad de las personas gitanas. Es un Plan que aplaudimos y en el que tenemos puestas muchas esperanzas de avance social para el pueblo gitano. Por la importancia que tiene el empleo en la vida de las personas, el empleo de calidad, como generador de ingresos, pero también como palanca para la inclusión social en el caso de quienes han estado sistemáticamente excluidos del mercado laboral, por falta de oportunidades o por discriminación. Pero es importante también porque es una forma de materializar compromisos políticos en este año 2025, declarado Año del Pueblo Gitano por el Gobierno al cumplirse 600 años de la llegada a la península ibérica. No hay mejor manera de celebrar este aniversario que pasar de las declaraciones institucionales a las políticas públicas. Confiamos en que cunda el ejemplo en otros ámbitos clave para la igualdad del pueblo gitano, como la educación o la vivienda.

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