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Geert Wilders le enseña el futuro a Feijóo

Geert Wilders le enseña el futuro a Feijóo
La estrategia de Wilders enseña a la derecha que no se puede competir con un ultra en ser ultra. No hay manera de ganar acercándose a las ideas radicales en cuestiones migratorias con quien querría eliminar de la faz de la tierra al diferente si tuviera la fuerza y la oportunidad Si en algún momento de la próxima década Alberto Núñez Feijóo ya quiere ser presidente y por fin acepta serlo tendría que aprender alguna lección en su estrecha relación con la extrema derecha. Porque Feijóo tiene que ser consciente de que no será presidente, incluso por mucho que lo quiera esta vez, sin llegar a acuerdos, pactos, o gobiernos con los ultras. Abascal sí que será vicepresidente si quiere y será el que le conceda a usted la gracia de gobernar España. Si eso finalmente se produce, le convendría mirar a Países Bajos para saber lo que le espera, porque viendo lo que usted aprendió del movimiento que hizo VOX saliéndose de los gobiernos autonómicos y su relación posterior con los fascistas témome que no es usted alguien con la capacidad de ver las señales que la vida va dejando. En la ponencia política sobre inmigración que el PP prepara para su Congreso se prevé que se endurezca la posición en política migratoria asimilándola a la que VOX viene defendiendo con el cálculo de que así conseguirá laminar el apoyo de la extrema derecha y acercar a los votantes a su partido. Nunca funciona, nunca ha funcionado esa estrategia. No nos vamos a cansar de repetir que una de las pocas cosas probadas en ciencia política sobre la relación de los partidos tradicionales con la extrema derecha es que cuando copias su modelo y te acercas a su agenda política para cortarle el paso lo único que consigues es legitimar su discurso, consolidarlos y hacer que crezcan. Esto ocurre cuando lo hace la derecha tradicional y la socialdemocracia, no hay excepciones a esta norma. Los ultras siempre ganan cuando ocurre. Si VOX ha aprendido algo del ciclo político de la última década y tiene pretensión de supervivencia antes que de cargos de responsabilidad y gestión de nóminas a repartir no querría entrar en el gobierno y presionar desde fuera, esa es la única posibilidad que tiene de mantener perfil propio, apretar, dejar en evidencia la escasa ambición de Alberto Núñez Feijóo y tener posibilidad de crecer a costa suya. La debacle de la izquierda poscomunistas, primero Podemos, y ahora Sumar, es un aprendizaje para cualquiera que quiera ser socio minoritario de gobierno. Pero si finalmente decide entrar en el gobierno y piensa con claridad puede hacer de su presencia un órdago constante que deje al PP en una situación de urgencia cotidiana. La estrategia de Wilders enseña a la derecha que no se puede competir con un ultra en ser ultra. No hay manera de ganar acercándose a las ideas radicales en cuestiones migratorias con quien querría eliminar de la faz de la tierra al diferente si tuviera la fuerza y la oportunidad. Porque siempre encontrará la medida inaceptable, la línea roja que la derecha no está dispuesta a aceptar, para poder venderlos como blandos y moderados y a ellos como los únicos que están dispuesto a tomar medidas ambiciosas. Wilders tenía pensado desde el momento en que entró en el gobierno de coalición tomar esta medida, es lo mismo que hizo VOX con las políticas sobre menores no acompañados en los gobiernos autonómicos. Las políticas que Wilders propuso, y que no son aceptables para sus socios, eran un decálogo que incluía medidas como bloquear las solicitudes de asilo, deportar a todos los refugiados sirios en el plazo de seis meses, la suspensión temporal de la reunificación familiar y poner al ejército a controlar las fronteras. No se puede competir en radicalidad con un tipo que se oxigenó el pelo para parecer más ario. Si las hubieran aceptado habría ido más lejos. Así hasta que se rindan. No es posible ganar esa partida. Mire, señor Feijóo. Quiero demasiado a este país porque como dijo Agustín Gómez Arcos cuando se refería a la España franquista, “España no es eso, España soy yo”. Y sí, España soy yo también, y muchos otros que solo queremos vivir en libertad con nuestras diferentes maneras de ver el mundo y el país. Esa manera de entender una nación es incompatible yendo de la mano con quien solo entiende España expulsando a todos aquellos que no piensan como ellos. Puede que crea que es compatible una España en libertad mientras pacta con los ultras, pero no es posible, a ustedes también habrá un momento en el que les hagan la vida imposible, en su caso solo lo harán cuando ya no quede nadie tan diferente a ellos como para mirar hacia su lado, pero cuando se sientan lo suficientemente fuertes no querrán compartir el poder y harán por quedárselo todo de la manera que sea. Aprenda algo de la historia si de verdad se cree diferente a ellos porque si no será su última víctima, pero también caerá.
eldiario
hace alrededor de 20 horas
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