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Devolver España a los españoles

Devolver España a los españoles
Vienen a recuperar España para los españoles los constitucionalistas que desdeñan las competencias autonómicas, los que recortan y privatizan los servicios públicos, los que alientan discursos xenófobos, o los que critican la confrontación política mientras confrontan Feijóo tiene una misión esta nueva temporada política: devolver España a los españoles porque ahora mismo España está en manos, qué sé yo, de los macedonios. ¿Siente usted, querido lector, apatía, malestar, desidia o cierta inapetencia vital? No es síndrome posvacacional, no es la llegada de septiembre con sus días más cortos y sus noches más largas, seguramente sea la deslocalización identitaria a la que está sometida España. Tranquilo, los síntomas terminarán menguando hasta desaparecer con la llegada de Feijóo al poder. El presidente del PP instó ayer al Gobierno a enviar a los cuerpos policiales a la frontera para “asegurar la seguridad de los españoles”. No se refiere a los aeropuertos para controlar la llegada de inversión extranjera no residente en viviendas residenciales —una inversión que se ha triplicado en España hasta llegar a las casi 100.000 operaciones en 2024, según los datos trimestrales de los Registradores y recopilados por Idealista—, no, Feijóo se refiere al mar para controlar la llegada de inmigrantes en situación de extrema vulnerabilidad. Ha decidido Feijóo comenzar la nueva temporada política poniéndose el traje de Abascal. No solo no ha enmendado las palabras del líder de Vox en las que pedía confiscar y hundir el barco de la ONG Open Arms, sino que ha decidido abogar por la militarización de las fronteras abrazando la creencia popular de que la mejor manera de derrotar al enemigo es disfrazándote de él. Pedir hundir un barco con inmigrantes a bordo en situación de auxilio o hablar de invasores y negreros era algo impensable hace años, pero hoy están legitimadas declaraciones políticas inaceptables que encubren el racismo y la xenofobia bajo el pretexto del control fronterizo y la protección de la identidad propia. “Queremos que nuestras calles sigan siendo y pareciendo calles de España”, aseguraba Abascal el pasado mes de agosto. La política de clase ha dado paso a la política de identidad. Gran parte de la derecha y de la ultraderecha cree en medidas ampliamente contrarias a la clase trabajadora —como el descenso del salario mínimo, el desmantelamiento de los sindicatos o el abaratamiento del despido—, pero la preocupación identitaria e incluso racial está ganando la batalla dialéctica en esas clases trabajadoras. Vienen a recuperar España para los españoles, los constitucionalistas que desdeñan las competencias autonómicas estipuladas en la Constitución, los que recortan y privatizan los servicios públicos, los que alientan discursos xenófobos, o los que critican la confrontación política mientras confrontan, ya no solo políticamente, sino a toda la sociedad. Hace unos días el ex viceconsejero de Economía de la Comunidad de Madrid, Manuel Llamas (que cobró un sueldo cercano a los 100.000 euros anuales), compartía en sus redes sociales una entrevista al canciller alemán Friedrich Merz donde aseguraba que el estado de bienestar no es sostenible. Llamas añadía que nunca lo ha sido ni lo será, al igual que la justicia social. Ya los hay que dicen en público lo que algunos piensan en privado. Todo ha adquirido ya plena velocidad de crucero. Pero lo importante es que estamos a salvo. España, que ahora mismo no nos pertenece, está a salvo.
eldiario
hace alrededor de 7 horas
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