cupure logo
quelossánchezdellasmásparaestásercon

El colapso de Feijóo

El colapso de Feijóo
De salir casi a hombros del Congreso Nacional celebrado en julio y abrazar las encuestas que le anunciaban por primera vez un trasvase de votos socialistas, el líder del PP ha visto en apenas dos meses cómo Sánchez no se hunde y recupera la iniciativa mientra él pierde apoyos -hasta un millón- en favor de Vox, Ayuso vuelve a marcarle el paso y se encienden todas las alarmas en su partido En un mundo en el que todo se retransmite, todo queda registrado y la tecnología tiene un rol fundamental, nadie podrá decir que no sabía lo que sucedía en Gaza. El perpetrado por el gobierno israelí es un genocidio que los ciudadanos están viendo en tiempo real, salvo que cierren los ojos cada vez que aparece una imagen en los informativos. Es imposible abstraerse del miedo, la destrucción, los asesinatos, los desplazamientos, los bombardeos, la hambruna -casi dos millones de personas se enfrentan a un nivel crítico de inseguridad alimentaria, según datos de Naciones Unidas-, la desnutrición… Si hay un infierno en la tierra está en Gaza. El ejército israelí acaba de ordenar nuevamente a la población abandonar la ciudad y dirigirse al sur por una carretera que atraviesa el centro de la Franja. La gente pasa hambre, los niños están traumatizados, la desnutrición aumenta y los centros para distribuir comida se ven obligados a suspender el reparto debido a las órdenes de evacuación y la intensificación de las operaciones militares. Al matar, causar lesiones físicas o mentales graves, someter deliberadamente a condiciones de vida para destruir a los palestinos, e impedir la natalidad, las autoridades y fuerzas israelíes han perpetrado cuatro de los cinco actos genocidas definidos en la Convención para evitar ese crimen, según concluye un informe de la Comision Internacional Independiente de la ONU que ha investigado lo ocurrido desde el 7 de octubre de 2023 en ese territorio palestino asediado. Pero al PP no le sirve ni lo que ha dicho Naciones Unidas, ni las conclusiones emitidas antes, en 2024, por la relatora de la ONU, ni las del Instituto Lemkin para la Prevención del Genocidio, ni las de la International Association of Genocide Scholars, ni las de Amnistía Internacional, Human Rights Watch o B'Tselem. Mucho menos lo que diga Pedro Sánchez y acaba de suscribir también el lehendakari Pradales, que no es precisamente un izquierdista peligroso, ni es un miembro más de lo que llama despectivamente la derecha “la opinión sincronizada” a todo aquel que no le baila el agua, tiene criterio propio o no valida los bulos de sus medios de referencia. Feijóo y su reducidísimo círculo de asesores áulicos han perdido la brújula de la sensibilidad ante el sufrimiento y la barbarie. Ya no es sólo una cuestión semántica sobre si llamar a la crueldad genocidio o no, es una estrategia suicida que busca sólo estar en el lado contrario a Pedro Sánchez, aunque esté en el lado correcto de la historia, aunque se trate de defender los DDHH y el derecho a existir del pueblo palestino.  El líder del PP, que desde su llegada a la política nacional ha sido incapaz de articular una alternativa sólida al gobierno progresista, sólo sabe oponerse a todo, algo que hasta dentro de su propio partido es estos días señalado como un error estratégico que ha debilitado a las siglas hasta niveles preocupantes y “nos deja en una situación de extrema vulnerabilidad” ante las próximas citas electorales. La expresión es de un dirigente del PP, que no comparte en absoluto la estrategia de su jefe de filas y que detecta asombrado la evolución del partido entre julio y septiembre.  De salir casi a hombros del Congreso Nacional celebrado antes del verano y abrazar las encuestas que le anunciaban que por primera vez un trasvase de votos socialistas hacia un PP en alza, especialmente entre las mujeres, Feijóo ha visto en apenas dos meses cómo Sánchez no se hunde, no convoca elecciones y además marca la agenda mientras él pierde votantes -hasta un millón- en favor de Vox, Ayuso le marca el paso y en el partido se cuestiona más que nunca su liderazgo.  Europa, el PP europeo, la Conferencia Episcopal y hasta Felipe VI han virado el rumbo y empiezan a elevar el tono contra el gobierno genocida de Netanyahu, pero Génova sigue en su laberinto. Un día intenta igualar a Sánchez con la violencia; otro carga contra RTVE -pese a la mochila que arrastran los populares en las televisiones autonómicas- y, al siguiente, se suma al delirio kale borroka. Si el 11M para algunos de sus referentes mediáticos fue obra de ETA, las protestas que recorren el mundo en defensa de los gazatíes y contra el exterminio perpetrado por Israel en La Franja son consecuencia de los pseudo etarras.  Entre los augurios de Aznar sobre una “derrota total, si Israel pierde lo que está haciendo” -sin ponerle nombre- y Ayuso prohibiendo las banderas palestinas en los centros escolares y otorgando medallas a la Vuelta Ciclista, el líder del PP suma una torpeza más a su errática estrategia y proyecta una indiscutible imagen de colapso. Y esta vez los suyos ya no censuran precisamente entre susurros su falta de proyecto o de liderazgo, es que empiezan a pensar que Ayuso está midiendo otra vez su liderato y que su estrategia además puede lastrar los intereses del PP en algunos territorios. Por algo, Moreno Bonilla ha hecho oídos sordos a su reiterada petición para que anticipe las andaluzas. 
eldiario
hace alrededor de 1 mes
Compartir enlace
Leer mas >>

Comentarios

Opiniones