A las tres serán las ¡Sánchez, vete ya!

¿Hay crispación y polarización política en España? No, qué va. Sale el presidente con un debate tan aparentemente inocente como el del cambio horario, y en seguida disparan contra él los que están esperando la mínima oportunidad para apretar el gatillo discursivo Información de servicio: el próximo domingo cambiaremos la hora para adaptarnos al horario de invierno, tendremos que atrasar una hora los relojes, a las tres serán las dos y el gobierno de Sánchez ha aprovechado el cambio horario para extender una cortina de humo, lanzar un señuelo, sacar un conejo de la chistera, soltar una ocurrencia, plantear un debate absurdo, intentar colocar un titular vacío, marcar los tiempos y ocupar un par de días las portadas, distraernos de otros asuntos más prioritarios, el debate que importa a la gente no es el cambio horario sino pagar la hipoteca, una maniobra de distracción para que no hablemos de vivienda ni de los autónomos ni de la falta de presupuestos, Sánchez es un Bill Murray en el día de la marmota, solo intenta cambiar los temas de conversación cuando la agenda judicial va a seguir siendo la misma, Santos Cerdán seguirá en prisión por mucho que cambie la hora, la única hora que interesa a los españoles es la de su dimisión y la hora de su puesta a disposición judicial, esperamos que Sánchez no se confunda con el cambio horario y llegue tarde a su cita en el Senado para dar explicaciones, qué será lo próximo que se invente, otro día vendrá con que si la tortilla con cebolla o sin cebolla… El párrafo anterior está redactado con la inestimable ayuda de unos cuantos portavoces de PP, Vox y hasta Podemos, así como varios periodistas y tertulianos, además de Ana Rosa Quintana y Arturo Pérez-Reverte en primera fila. Muy agradecido a todos ellos por su ayuda para escribir este artículo, un fácil corta y pega de sus palabras literales. Pena que a la hora en que escribo no ha hablado aún Díaz Ayuso, que me daría para otro párrafo más (controlar la hora es de dictadores comunistas, algo así), ni se han publicado todavía las decenas de columnas ingeniosas que en los próximos días exprimirán las posibilidades metafóricas del cambio horario, el reloj, los días cortos y las noches largas, para así sacudirle un ratito al gobierno. ¿Hay crispación y polarización política en España? No, qué va. Sale el presidente del gobierno con un debate tan aparentemente inocente como el del cambio horario, y en seguida disparan contra él los que están esperando la mínima oportunidad para apretar el gatillo discursivo. Si hay un tema en España del que todo el mundo hable sin falta, ese es el cambio horario: todos los años en las mismas fechas (una vez en primavera y otra en otoño) leemos las mismas noticias, los mismos argumentos científicos y económicos, los mismos debates, las mismas opiniones a favor y en contra, las mismas quejas, los mismos consejos para adaptarse, y por supuestos las mismas frases hechas (“a las dos serán las tres”, “qué bien que dormimos una horita más”…). Creo que no hay otro tema que acuda así de puntual a su cita anual (tal vez la lotería de Navidad). Pero basta que el presidente Sánchez diga algo para que le caiga todo lo que copié en el primer párrafo, y lo que seguirá cayéndole de aquí al domingo. Y esta semana con una hora de regalo para sacudirle un poco más. Venga.

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