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Euskaraldia: tiempo de euskera

Euskaraldia: tiempo de euskera
Es sabido que el euskera no es una lengua de fácil aprendizaje, ni para su comprensión ni para hablarla. Pero, como todas las lenguas, se puede aprender, como lo hacen muchas personas que no la tienen como lengua de familia Vivimos momentos en los que los medios de comunicación y nuestras propias conversaciones están repletos de noticias y reflexiones sobre cuestiones globales, muy muy globales. Cuestiones tales como las relaciones políticas o comerciales entre Estados, guerras y otros conflictos, emergencia climática, hambre, penuria y todo tipo de injusticia y necesidad en demasiados lugares… están presentes en nuestras vidas. Y llenos también de otras cuestiones que, si no tan globales, tampoco son locales ni cercanas. Me remito a los debates en torno a la vida política española, por ejemplo. En estos tiempos también es preciso e interesante reparar en lo más próximo, en aquello que, aun siendo local y pequeño en comparación con el gran mundo, nos afecta a diario y, sobre todo, puede unirnos y vincularnos a otras personas y grupos más lejanos. Una de estas cuestiones cercanas y locales es, en nuestro caso, el euskera. Una de nuestras lenguas. Para mí, una de las dos lenguas en las que crecí y en las que vivo. Y cuando digo que es algo “local” solamente lo digo porque afecta a un pequeño espacio geográfico, pero para quienes aquí vivimos es tan global como el castellano o el francés. Mi globalidad no es comprensible sin lo local, lo  que cada día vivo y me rodea. Pues bien, por lo dicho es por lo que traigo hoy este tema del euskera, en términos positivos e ilusionantes, en términos de participación ciudadana en el compromiso de fomentar y facilitar el uso diario y cotidiano del euskera. Euskaraldia, traducido sería más o menos “tiempo de euskera”, es una iniciativa extraordinariamente interesante que vive ahora ya su cuarta edición. Es una iniciativa innovadora, diferente, que se desarrolla de manera colaborativa con el objetivo de impulsar el uso del euskera activando a las personas hablantes de esta lengua en los 11 días que dura. Euskaraldia se celebró por primera vez entre los días 23 de noviembre y 3 de diciembre de 2018 y se ha repetido cada dos años. En este año 2025 se celebra entre los días 15 y 25 de mayo. Por tanto, ahora mismo estamos en su plenitud. Es sabido que el euskera no es una lengua de fácil aprendizaje, ni para su comprensión ni para hablarla. Pero, como todas las lenguas, se puede aprender, como lo hacen muchas personas que no la tienen como lengua de familia. Estas dificultades y otros factores en los que no entraré ahora complican su uso diario y en todos los espacios vitales, si bien es cierto que se ha vivido un importante –y podría casi decirse que increíble– proceso de resurgimiento que ha llevado al euskera a cotas impensables no hace muchos años. Pero un avance exige otro y un paso requiere otro y otro y otro más… Es por eso que también el euskera, su implantación y su utilización tienen ahora nuevos desafíos. Como decía, uno de ellos es su utilización en la cotidianidad, con más personas, en más momentos y en más lugares y espacios de vida, dejando de lado la inercia, muchas veces inconsciente, por eso es inercia , que lleva a la utilización del castellano o del francés en situaciones y entornos en los que podría utilizarse el euskera sin problemas. Yo no lo vivo como un apartamiento del castellano, que utilizo con normalidad y de buen grado, sino como una normalización de la presencia del euskera.  Para ello surgió esta iniciativa tan participativa. Se trata de que la ciudadanía, todas las personas mayores de 16 años, acepte un reto: adoptar uno de los dos roles ofrecidos y convertirse en ahobizi o belarriprest. Ahobizi, en castellano, sería literalmente “boca viva”, es el rol de quien asume los compromisos de hablar en euskera con todos aquellos que entienden el idioma y de establecer en euskera el primer contacto con personas desconocidas. Belarriprest sería, en su literalidad, “oído preparado o listo”, es el rol de quien se compromete a pedir a quienes hablan euskera que utilicen esta lengua en su relación con ellos, en lugar de acudir al castellano o al francés. De esta manera se pretende, como decía, cambiar los hábitos lingüísticos de quienes entienden y hablan euskera. Estos dos roles están diferenciados de manera muy visual, portando cada persona una chapa en la que está inscrito el rol elegido, de manera que se facilita la experiencia y se anima a hablar euskera. No crean que se trata de algo tan simple como pudiera parecer a primera vista. Los preparativos son muy complejos y exigen una gran dedicación de muchas personas y grupos. Por otra parte, los resultados de Euskaraldia han sido perfectamente medidos, estudiados y analizados en cada una de las ediciones por el Departamento correspondiente del Gobierno Vasco y por otras instituciones y no siempre han sido todo lo positivos que cabría esperar o, más bien, se han apreciado algunas disfunciones más bien de carácter práctico, pero siempre han servido para ir mejorando en el planteamiento de la iniciativa.  De estos estudios se desprende que la iniciativa Euskaraldia constituye un punto de encuentro social e institucional, destacando su tono respetuoso, integrador y positivo, que no trata de enfrentar a comunidades lingüísticas ni a grupos de personas ni a personas y que no va contra nadie, tratando esencialmente de fomentar la empatía entre los hablantes del euskera y a facilitar las relaciones entre euskaldunes activos y pasivos, cuestión clave en la revitalización de la lengua. También se destaca la relevancia de tratarse de una práctica colectiva y ser un medio de acercarse a una cultura. Y, sobre todo, Euskaraldia demuestra que es más posible y sencillo vivir en euskera de lo que creemos, lográndose que los cambios que esta iniciativa consigue en esos 11 días se mantengan al cabo de varios meses.  Como les decía, estamos en pleno Euskaraldia. Por eso he tratado de hacerles llegar la iniciativa, una iniciativa de la que seguramente no tenían conocimiento – como es de comprender -, de contarles cosas que ocurren cerca y que tienen interés social y personal. Habrá quien no lo entienda. También habrá quien se sorprenda y aprecie en todo su valro que aún siga habiendo movilizaciones ciudadanas de esta relevancia. Y, sobre todo, puede servir para ir conociéndonos mejor. Ondo izan.
eldiario
hace alrededor de 7 horas
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