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La ONU en su 80 aniversario: contra el genocidio, defender un futuro mejor para la Humanidad

La ONU en su 80 aniversario: contra el genocidio, defender un futuro mejor para la Humanidad
La defensa del multilateralismo no solo es un imperativo ético. Es la única política que puede resolver mediante la colaboración y el derecho internacional los problemas globales y construir un mundo más justo Esta semana Naciones Unidas conmemora el 80 aniversario de su creación, mediante la Carta de San Francisco. Delegaciones de 193 estados miembros se dan cita a nivel de jefes de Estado y de Gobierno en Nueva York para hacer frente al genocidio de Gaza y la crisis del sistema internacional multilateral basado en el derecho internacional que representa. El tema de UNGA80 es “Trabajando juntos por la paz, el desarrollo y los derechos humanos”. Pero en vez de avanzar, los retrocesos en el cumplimiento de la Agenda 2030 son patentes. El Consejo de Seguridad, bloqueado por el veto de las grandes potencias nucleares es incapaz de buscar soluciones para los casi 60 conflictos armados existentes, comenzando por la invasión rusa de Ucrania y el genocidio del gobierno israelí en Gaza. Acaba de votar la retirada de la principal misión de mantenimiento de la paz en el Líbano, FINUL, en dos años aumentando el peligro de una guerra generaliza en Oriente Próximo. La Nueva Agenda de Paz y la propuesta de reforma del Consejo de Seguridad del secretario general Guterres parecen propuestas utópicas por la crisis financiera provocada por la retirada de contribuciones obligatorias y voluntarias de EEUU y otros grandes donantes. La competencia multipolar impune de las potencias nucleares empuja a los márgenes de la Asamblea General la defensa del multilateralismo basado en el derecho internacional. “No dejar a nadie atrás” ha sido la consigna de un programa de cambio basado en la cooperación internacional que articulaba los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Junto con el cumplimiento de los Acuerdos de París para la lucha contra el cambio climático constituyen el único programa de emergencia para la supervivencia de la Humanidad basado en la evidencia científica y en la convicción de que los problemas más imperiosos de la Humanidad son problemas globales que solo se pueden abordar desde la cooperación multilateral. Este programa fue desarrollado, consensuado y adaptado por los 193 miembros de Naciones Unidas en los últimos quince años. Pero el ascenso del autoritarismo, ligado al proteccionismo y a la búsqueda de un nuevo reparto del planeta en zonas de dominación e influencia están cerrando la ventana de oportunidad no solo de un mundo mejor para todos, sino de la misma supervivencia de cientos de millones de personas. Y sin embargo, no hay alternativa a un multilateralismo eficaz que pasa por la reforma de Naciones Unidas, como ha propuesto su secretario general Guterres. La prueba de ello es la falta de resultados positivos de la cadena de Cumbres que han precedido en estos meses a UNGA80: Anchorage, Bruselas, Washington DC para conseguir un alto el fuego en Ucrania; Pekín para establecer un contrapeso al unilateralismo de la Administración Trump. Ucrania, Palestina, Sudán siguen siendo escenarios de crímenes de guerra, de matanzas, de prohibición de acceso de la ayuda humanitaria que interpelan a las conciencias de cada uno de los habitantes de este planeta. UNGA80 ha adoptado un programa para esta semana de reuniones de alto nivel que es en sí mismo una hoja de ruta de los problemas más urgentes para romper con esta dinámica suicida: la reafirmación del derecho de Palestina a existir en la fórmula de dos estados; la recuperación del aliento para el cumplimiento de la agenda 2030; la centralidad de la emancipación de las mujeres en el 30 aniversario de la Conferencia de Pekín y la defensa de sus derechos sexuales y reproductivos; el cumplimiento y anuncio de nuevos objetivos de descarbonización en la hoja de ruta de los Acuerdos de París y la próxima COP30 de Brasil; la reforma del sistema internacional de financiación al desarrollo, tras la Cumbre de Sevilla, para hacer frente a una crisis de la deuda que afecta a la cuarta parte de los estados miembros, que transfieren actualmente más capital a los países desarrollados que lo que reciben de ellos; la reforma de los sistemas sanitarios para hacer frente al crecimiento de las enfermedades crónicas y de salud mental en una población cada vez más envejecida; la integración de la juventud en las instituciones multilaterales, preparando la generación del futuro; la gobernanza internacional de la Inteligencia Artificial, principal factor de crecimiento de la productividad de la economía; la recuperación de la lucha contra las armas nucleares y el peligro de extinción planetaria que representan en la nueva competencia multipolar, relanzando el Tratado de No Proliferación (TNP) y reafirmando la obligación moral a través del Tratado de Prohibición de Armas Nucleares; no dejando atrás causas perdidas de opresión como la situación de los Rohingyas de Myanmar, un país sumido en una cruel guerra civil contra la dictadura militar. El programa parecerá demasiado ambicioso cuando se señorean del mundo quienes impulsan una nueva Guerra Fría y un nuevo reparto de zonas de influencia exclusivas. Pero es un programa imprescindible, que parte de los valores y principios de la Carta de Naciones Unidas, surgida de la esperanza de un mundo mejor y más justo tras los horrores de la II Guerra Mundial y la derrota del nazi-fascismo. El multilateralismo el eje de la construcción de la Europa de los Ciudadanos que queremos, de la política exterior progresista y feminista del gobierno de coalición. Sumar asume como propio la necesidad de defender el derecho internacional, los derechos humanos, el derecho humanitario como base de ese programa de emergencia de la humanidad que una vez más se pondrá al día en UNGA80. Además, no hay alternativa. En 2018, Trump se dirigió por primera vez a la Asamblea General y provocó algo más que sonrisas cuando aseguró que el mundo era mejor gracias a él. Ahora quiere un nobel de la paz mientras alienta el genocidio en Gaza de un criminal de guerra como Netanyahu. Y en los próximos meses querrá manipular el proceso de selección de un nuevo secretario general tras el fin del ejemplar mandato de Antonio Guterres. La defensa del multilateralismo no solo es un imperativo ético. Es la única política que puede resolver mediante la colaboración y el derecho internacional los problemas globales y construir un mundo más justo. Por eso apelamos a todos los ciudadanos y ciudadanas a tomar en sus manos la defensa y la reforma de Naciones Unidas.

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