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La salud y el desarrollo de los más vulnerables, ¿en manos de Trump?

La salud y el desarrollo de los más vulnerables, ¿en manos de Trump?
Altos funcionarios de la propia USAID y muchas organizaciones han expresado la catástrofe humanitaria que se va a generar, calculando que pueden registrarse hasta 14 millones de muertes a añadir a las que ya se producen, muertes de las que 4,5 millones serán de menores de cinco años En manos de Trump y la actual Administración estadounidense hay muchos temas, como es bien lógico: toda su política interior y exterior, en todos los terrenos. En sus manos está aumentar los aranceles aduaneros y crear otros nuevos, en sus manos desdecirse cada día de lo decidido el día anterior y cambiar de amistades y consejeros. Digamos que es “su derecho”, dentro de los límites legales y constitucionales que los tribunales de su país admitan. Y luego está el resto del mundo, cada Estado y también cada persona. Que, realmente, en algunos de estos temas bien poco podemos hacer. Pero en otros aún más graves podemos – y debemos - jugar un gran papel, individual y colectivamente. Con ser desconcertantes algunas de las medidas de Trump, otras son, directamente, una amenaza para cientos de millones de personas en el mundo. Me refiero a dos de las decisiones más serias y de más peligrosos efectos: la salida de los EEUU de la OMS, medida también anunciada por Argentina, y el cierre de su Agencia para el Desarrollo Internacional – la USAID -. Son decisiones que, desde luego, aunque han tenido eco, no han tenido una repercusión informativa similar a la que han merecido las medidas de carácter económico. Pero en este mundo vivimos y con ello habremos de bregar. Estas medidas muestran una tendencia altamente preocupante, pues revelan la reducción de la inversión internacional en la cooperación al desarrollo y, en particular, a la salud. Y es que no es solamente Trump, ya que otros Estados, como Francia, Alemania o Reino Unido también han recortado sus presupuestos para ayuda exterior. Y en otro momento hablaremos de España, claro. Son medidas que, como decía, van a tener consecuencias desastrosas para todo el planeta, pero particularmente para los países en vías de desarrollo, en los que muchos millones de personas viven en situaciones extremas de vulnerabilidad y discriminación y ven cada día pisoteados sus derechos humanos más básicos – vida, salud, alimentación… -. La USAID ha tenido una gran relevancia en la cooperación al desarrollo, con presencia en más de 100 países, y ha desarrollado proyectos en salud, alimentación, educación, agricultura, prevención de violencia, cambio climático y violencia. Su actuación ha sido determinante en África y en Latinoamérica y su desmantelamiento va a ser igualmente determinante si no se remedia. Altos funcionarios de la propia USAID y muchas organizaciones han expresado la catástrofe humanitaria que se va a generar, calculando que pueden registrarse hasta 14 millones de muertes a añadir a las que ya se producen, muertes de las que 4,5 millones serán de menores de cinco años -, a consecuencia de diversas enfermedades y que, además, más de un millón de niños al año sufrirán desnutrición aguda grave, con efectos que se prolongarán irremediablemente en sus vidas. La OMS, por su parte, viene trabajando en todo el planeta para reforzar los sistemas de salud, en particular de los países menos desarrollados y, por tanto, para facilitar la efectividad de un derecho humano tan esencial como el de la salud y la vida. La retirada de fondos a esta organización y la interrupción de parte de su financiación internacional va a poner en serio riesgo los avances de los últimos años. Está siendo ya clara e inmediata la repercusión de estas decisiones tan repentinas en África, en programas de salud esenciales para la lucha contra muchas enfermedades, la mayor parte de ellas enfermedades tropicales desatendidas – ETD -, como la úlcera de Buruli, la lepra, la filariasis linfática, el tracoma o el pian, entre otras. Y esta disminución de recursos económicos genera impacto directo, como se verá, así como disminución de la capacidad de los gobiernos de muchos países para mantener campañas de sensibilización que faciliten la prevención y la propagación de estas enfermedades y también afecta a la estabilidad y la confianza de los sistemas de salud de esos países. Hay ejemplos palpables de todo esto. Muestro ahora solamente uno: en Ghana, esta retirada de fondos ya impacta directamente en la lucha contra las ETD generándose importantes dificultades para mantener la distribución de medicamentos esenciales y garantizar el seguimiento de casos, con lo que pueden revertirse los avances ya logrados en la detección temprana y en el tratamiento. Sin contar con todos los efectos que la pérdida de recursos va a tener en otros determinantes de la salud, como el WASH – en castellano, Agua, Saneamiento e Higiene –, en la necesidad de continuar instalando sistemas de alcantarillado, baños, y de promover prácticas de higiene que constituyen importantes medidas de salud pública. Hay, pues, muchos motivos para la preocupación. 2030 está a la vuelta de la esquina y decisiones como las que comento, unidas a la falta de empuje del resto de países, van a dificultar mucho el logro de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible – ODS – en muchos países. Y lo cierto es que, si no se logran para todos, no se logran para nadie. Termino con palabras de otra persona, que pongo en mi boca para que lleguen a ustedes. Quien habla es Gnossike Pihan, médico coordinador del Programa Nacional de Enfermedades Tropicales Desatendidas en Togo. Y dice lo siguiente, resumiendo en unas pocas frases su grito sobre los efectos de la retirada de USAID, que era quien desde hace 15 años facilitaba casi la totalidad de los recursos para los tratamientos preventivos en su país: “(…) esta repentina medida nos ha cogido en plena distribución de medicamentos y se han interrumpido todas las actividades de inmediato. Tenemos muchos medicamentos que si no conseguimos distribuir van a caducar. Existe un riesgo real de que reaparezcan enfermedades y volvamos a tener brotes. Necesitamos que nos ayuden para hacer frente a esta crisis. Quiero que éste sea un mensaje de esperanza. Porque ésta es una lucha contra la pobreza. Una lucha por la vida. Y una lucha por un mundo mejor”. Pues eso. Pongámonos a ello. Afortunadamente, no todo está en manos de Trump. También lo está en las nuestras y somos responsables. Pero tenemos que creérnoslo.
eldiario
hace alrededor de 8 horas
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