Mazón se abraza con las nucleares y Von der Leyen, con las víctimas de la DANA

Caminos rurales, cruces de autovías y puertas traseras son, desde el 29 de octubre, los lugares de trashumancia elegidos por Mazón para ejercer la presidencia. El lunes no estuvo con Feijóo, sino en una nuclear anunciando que les quitaba impuestos. El martes, mientras la germana Von der Leyen abrazaba con calor a las víctimas de la DANA, él se encerraba en su frío despacho con la patronal La semana no ha empezado bien para Carlos Mazón. El president se había tragado el fin de semana el sapo de un Francisco Camps que se ha empeñado a volver a primera línea política después de resucitar inocente de sus causas judiciales, obviando que decenas de cargos de su confianza fueron declarados culpables en la peor época de la corrupción de la Comunitat Valenciana (contratos amañados en Fitur, Canal 9 y la visita del Papa, financiación irregular, desvío de fondos de Cooperación...). El lunes, Mazón buscó un acto para no tener que estar en Madrid a la hora de la convocatoria de Feijóo en Génova, en la que anunció un congreso extraordinario del partido. No ha trascendido si Mazón fue invitado o si fue invitado a no asistir. Incluso hay dudas sobre a qué partido pertenece, después de que se haya abrazado a la pierna de Vox para no caer en el precipicio que se le abre cada vez que abre las puertas del Palau de la Generalitat. Decidió ir a Cofrentes a visitar la planta nuclear que tiene allí Iberdrola, una visita oportuna si quieres ser Ayuso y dedicarte a confrontar con Sánchez desde Madrid, no tanto si estás en València y a nadie le importa lo que pienses de Pedro Sánchez. También sería oportuna si la Generalitat tuviera la competencia de ordenar la energía en España. Solo había una cosa que estaba en su mano: bajarle la parte autonómica de los impuestos a este gigante energético que tuvo en 2023 más de 5.000 millones de euros de beneficios. Así lo hizo y se comprometió a detraer de las arcas públicas, necesitadas para la reconstrucción, esos millones. Lo vendió en sus redes sociales como un logro, para Iberdrola, se entiende. La agenda de Mazón es ininteligible y está basada en poner el president de la Generalitat en los lugares donde no pasen cosas, en sitios extemporáneos y, sobre todo, sin posibilidad de que haya humanos cerca. Caminos rurales, cruces de autovías y puertas traseras son, desde el 29 de octubre, los lugares de trashumancia elegidos para dirigir la tercera comunidad autónoma del país. Su futuro en el partido es incierto y hay quien lo fecha en julio. Si algo ha demostrado Mazón es que es capaz de coger cualquier atajo, por indigno que parezca. Este martes, por ejemplo, se metió en su despacho para reunirse con la patronal valenciana, el mismo despacho en el que supuestamente pasó la tarde de la DANA mientras su consellera Salomé Pradas intentaba localizarlo. En su convocatoria oficial dejó claro que no iba a dejar pasar a nadie que le hiciera preguntas incómodas –“solo medios gráficos”–. El mismo día, a 1.600 km, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, de su mismo partido, se reunía en su despacho durante 90 minutos con las asociaciones de víctimas de la DANA, esas que Vox dice que están politizadas con la anuencia de Mazón. “Nos hemos sentido escuchadas”, decían a la salida. No pedían tanto. Es un abrazo institucional necesario, que se les debe y que han tenido que ir a buscar fuera de España.

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