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Un año del reconocimiento del Estado palestino

Un año del reconocimiento del Estado palestino
Hay un camino alternativo a la violencia permanente y el dolor sin fin. Un camino que parte de reconocer que el pueblo palestino y el pueblo israelí tienen derecho, exactamente el mismo derecho, a vivir en paz y seguridad. Un camino cuyo punto de llegada es la paz y que necesariamente pasa por reconocer el Estado palestino y aplicar la solución de dos Estados Gaza es una herida abierta de la humanidad. Una herida dolorosa de destrucción y una violencia estéril que tan solo se alimenta a sí misma década tras década. La primera misión de mantenimiento de la paz de Naciones Unidas, en mayo de 1948, fue en Palestina hace 77 años; cientos de miles de víctimas, ciudades destruidas, familias enteras, niños, están en este momento privadas de alimento, de agua, de medicinas, de alojamiento. ¿Cuánto más hay que esperar para cerrar esa herida?  Hay un camino alternativo a la violencia permanente y el dolor sin fin. Un camino que parte de reconocer que el pueblo palestino y el pueblo israelí tienen derecho, exactamente el mismo derecho, a vivir en paz y seguridad. Un camino cuyo punto de llegada es la paz y que necesariamente pasa por reconocer el Estado palestino y aplicar la solución de dos Estados. No hay atajos ni vías alternativas para alcanzar una paz irreversible en la región.  Por eso España reconoció, hoy hace un año, al Estado palestino. Lo hicimos porque el pueblo palestino no puede estar eternamente condenado a ser un pueblo de refugiados, porque es bueno para la seguridad y la estabilidad de Israel y la región, porque así lo demandaba el sentir del pueblo español y, sobre todo, porque es la vía hacia la paz.  Además, España fue el primer país en solicitar la celebración de una conferencia internacional para lograr la aplicación de la solución de dos Estados. Desde entonces, se han dado pasos en ese camino: en septiembre de 2024 en Nueva York se creó la Alianza Global para la Implementación de la solución de dos Estados, que se ha reunido ya cinco veces. También se ha convocado una Conferencia de Alto Nivel sobre la resolución pacífica de la cuestión de Palestina y la implementación de la solución de dos Estados, el 17 de junio en Nueva York. Es sin duda un momento crucial en una cadena de acontecimientos que no habría sido posible sin este impulso inicial del 28 de mayo de 2024.  Todos asistimos consternados a las imágenes diarias de destrucción y muerte en Gaza, y es verdad que ya es difícil encontrar las palabras, pero no podemos permitir un silencio que siempre va contra las víctimas. Hay que alzar la voz, hay que hablar, hay que seguir sumando voluntades y uniendo fuerzas. Y hay que convertir esa voluntad y esa unión en acción. El pasado domingo nos reunimos en Madrid 20 países para exigir, con una misma voz, el final de la guerra y de la violencia en Gaza. Países muy diferentes, con gobiernos de distinto signo político y religiones distintas, pero unidos en lo esencial: no tenemos más enemigo que la guerra y la violencia. No tenemos más objetivo que la paz. No tenemos más interés que aquello que todos compartimos: la más elemental humanidad.  La violencia debe parar, la masacre de inocentes debe parar, la paz debe llegar y la comunidad internacional debe reaccionar. España ha propuesto a los socios europeos aplicar lo que ya aplicamos en nuestro país: un embargo a la venta de armas a Israel, la aplicación de sanciones contra los colonos violentos y quienes obstaculizan la solución de los dos Estados y la suspensión del Acuerdo de Asociación de la Unión Europea con Israel por incumplimiento en lo relativo a la defensa de los derechos humanos. No queremos un futuro luchando contra la violencia y la guerra, queremos un futuro sin violencia y sin guerra y hay un camino para lograrlo. España empezó a recorrerlo hoy hace un año con el reconocimiento del Estado palestino y vamos a seguir caminando, vamos a seguir sumando fuerzas y voluntades para la paz, para la seguridad, para la justicia y por la humanidad.

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