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Un autor prohibido en la biblioteca de Lope

En el convento de Santo Domingo de la lejana Quito ha aparecido un objeto que perteneció a Lope de Vega: un libro cuya portada firmó y rubricó, y donde marcó pasajes que le interesaban. La noticia resulta chocante, incluso referida al escritor más sorprendente y escandaloso de su época. ¿Qué libro es? ¿Qué importancia tiene? ¿Cómo llegó a Quito? Y, sobre todo, ¿qué es eso del autor prohibido? Las preguntas se acumulan... Mejor intentar contestarlas una a una. A primera vista, el libro podría parecer desconcertante. Al menos, su título: 'Index amplissimus insignium sententiarum quae a divo Ioanne Chrysostomo, archiepiscopo constantinopolitano, in suis lucubrationibus praeclare dictae sunt' (Parisiis, Claudium Chevallonium, 1536), esto es, 'Índice amplísimo de las insignes sentencias que san Juan Crisóstomo, arzobispo de Constantinopla, formuló maravillosamente en sus obras'. Como el título, el volumen es de gran formato y debió de ser costoso: está en tamaño folio, el que tenían en la época las obras de teología, de erudición, de historia, pero también los libros de caballerías. Se encuentra en un excelente estado de conservación, encuadernado en piel junto a la primera parte de las obras de san Juan Crisóstomo. Y, lo más importante: bajo el pie de imprenta, en la portada, brillan la firma y rúbrica de «Lope de Vega Carpio». Para calibrar su valor, conviene recordar que de Lope conservamos numerosísimos textos autógrafos: comedias, cartas, poemas... Sin embargo, resultan escasos los libros que firmó: hasta el momento se conocía uno, el que descubrió Alexandre Roquain en Lyon: 'Il gentilhuomo' (1571) ('El gentilhombre'), un tratado sobre la nobleza de Girolamo Muzio, encuadernado junto a los 'Avvertimenti morali' (1572) ('Advertencias morales') del mismo autor. El que nos ocupa, sería, pues, el segundo exlibris de Lope del que se tiene noticia. Esta singularidad no es la única medida de su importancia: el hallazgo ilustra cómo trabajaba Lope, e incluso ayuda a reconstruir su biblioteca. El Fénix fue tan prolífico, y abrazó tan decididamente la imagen de genio que escribe comedias «en horas veinticuatro», que tendemos a creer que tenía más talento que erudición, y que andaba más ocupado por las faldas que por las letras. Nada más lejos de la verdad: amén de perseguir faldas, aunaba capacidad natural y horas de biblioteca. De hecho, poseía una envidiable: como el don Fernando de 'La Dorotea', juntó «libros de todas letras y lenguas» y ocupaba sus horas «entre libros latinos y toscanos». Entre ellos, repertorios de citas o hechos notables, libros que ahorraban el tener que rebuscar en los originales. Llamamos a esas enciclopedias 'polianteas', por la más famosa de ellas, la 'Polyanthea de Domenico Nanni Mirabelli', pero Lope tendía a consultar, más bien, la 'Officina de Ravisius Textor'. Además, claro, del 'Index amplissimus'. De hecho, podríamos haber adivinado su presencia en la biblioteca de Lope: desde 1599 el Fénix cita constantemente a san Juan Crisóstomo, quien aparece en el 'Isidro', 'la Jerusalén conquistada', 'La Filomena'... Una cita de este padre de la iglesia inspira el célebre soneto 'La calidad elementar resiste', que Lope imprime en 'La dama boba', 'La Filomena' y 'La Circe'. La frase es: «Castitas res est angelica», 'La castidad es una virtud angélica'. El Fénix la podría haber espigado de entre los miles de páginas de las homilías de san Juan Crisóstomo, pero parece más probable que la localizara cómodamente en el 'Index', buscando sentencias sobre la castidad. Es decir, Lope usaba el 'Index' como Borges la 'Enciclopedia Británica' o como los autores actuales la Wikipedia: una herramienta para acceder rápidamente a una información ya familiar. Una herramienta que usó mucho, pues el libro contiene marcas con las que un lector (probablemente Lope) señaló pasajes: dos sentencias sobre el alma y dos frases sobre la humildad acompañadas de un 'Nota' al margen. Queda rastrear estos pensamientos en la ingente obra lopesca, para ver si el Fénix los usó después de ordenarse sacerdote (en 1614) o ya antes: repetimos que venía acudiendo a san Juan Crisóstomo desde 1599. El descubrimiento es, pues, muy importante. ¿Cómo llegó esta noticia a mis manos? Por bendita casualidad: el convento de Santo Domingo ofrece visitas guiadas en las que, a veces, muestran el ejemplar. En una estuvo un amigo que me envió la portada, pensando que sería conocida para los lopistas. No lo era. Ni sabemos cómo llegó a Ecuador. La biblioteca de Lope acabó en manos de sus herederos : su hija Feliciana, quien debió de venderla. Al menos uno de esos libros (abajo explicaremos este detalle) acabó en Quito. La actual biblioteca histórica Fray Ignacio de Quezada, del convento de Santo Domingo, se reunió en diversas etapas: entre 1541 y 1688 era una biblioteca de estudio. En 1688, fray Ignacio de Quezada fundó el Real Colegio de San Fernando, para el que trajo de Europa 4.000 volúmenes. Nuestro 'Index' está marcado «Librería del colegio real de San Fernando de Quito». Debió de llegar a Ecuador a finales del siglo XVII. ¡Qué no habrá entre esos 4.000 volúmenes, además del exlibris de Lope! En una breve pesquisa, hemos dado con comentarios manuscritos de un teólogo portugués del siglo XVI (el padre Nicolau Coelho do Amaral, catedrático de prima en la Universidad de Valladolid), con una edición subrayada del 'Guzmán de Alfarache', con una edición de los sermones que se predicaron con motivo de la muerte de Felipe II, etc. Y, sí, con otro posible libro de la biblioteca de Lope: un ejemplar de uno de sus autores favoritos, Franz Titelmans, la 'Elucidatio in omnes psalmos' (Amberes, viuda y herederos de Juan Stelsius, 1567). De su portada, alguna mano codiciosa ha recortado precisamente el exlibris, precisamente en el lugar donde lo ponía Lope. La firma debía de ser de alguien conocido. No podemos afirmar con absoluta certeza que fuera la del Fénix, pero parece posible. ¿Y el autor prohibido? ¿Lope, el ortodoxo Lope, el familiar de la Inquisición, el sacerdote, tenía libros prohibidos? Sí: el volumen en cuestión contiene una vida de san Juan Crisóstomo escrita por Erasmo, incluido en el índice desde 1559 como autor prohibido de primera clase, esto es, 'auctor damnatus' en su totalidad. Técnicamente, sus obras tenían que sufrir la interdicción o tijera de la censura, o al menos llevar la advertencia 'auctor damnatus', como en la 'En Novum Testamentum Recognitione' de 1527 que se conserva en la Biblioteca Nacional de España (R.19754) y que un censor de la época anotó con un «Erasmus, au[c]tor damnatus». Lope no creyó necesario someterse a esa censura. Pero Lope era Lope.

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