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Milei promete en Vistalegre que Argentina será la primera potencia mundial

Milei promete en Vistalegre que Argentina será la primera potencia mundial
El presidente argentino presenta en Madrid su espectáculo habitual: el Estado es un ladrón, los impuestos son un robo y “contra los socialistas de mierda, yo siempre voy a estar de su lado”.La idea ultraliberal de periodismo ya tiene a un héroe y no es otro que Iker Jiménez Era el tercer acto público de Javier Milei en España y el primero en que se iba a sentir en su elemento. En los anteriores recibió un premio en la sede de La Razón y una medalla oficial de manos de Isabel Díaz Ayuso. Todo bastante protocolario. Lo de este domingo era un mitin en la clausura del Madrid Economic Forum, un evento en el que la mayoría de los oradores y del público le profesan auténtica devoción. Por tanto, no tenía que ser el presidente de Argentina, sino el león que ruge, al menos como le pintan sus seguidores. Entró en el recinto como un boxeador. El Palacio de Vistalegre estaba más lleno que en la jornada anterior. Mucho de los en torno a 7.000 asistentes habían pagado 122 euros para verle sólo a él. Milei ya estaba levantando los brazos cuando aún no le habían visto todo el público. Cuando ya estaba en las pantallas, la gente se volvió loca y él, todavía más. Sobre el escenario, Milei continuó agitando los brazos como un participante en lucha libre mexicana. La gente se volvió loca y él hizo honor a otro apodo menos adulador. El Loco. Era la coreografía habitual de los mítines de Milei en campaña que culmina con el grito de rigor: “¡Viva la libertad, carajo!”. Tres veces con un “¡muerte al socialismo!” incluido. Tras el derroche vocal, el hombre se queda casi sin resuello y necesita un breve descanso. Un buen motivo para que el público le eche una mano. “Si quieren, para que recupere el aire, pueden darle zurra al bandido local”, propuso. Cómo desaprovechar tal invitación. Casi toda la gente aceptó el ofrecimiento y empezó a aullar “¡Pedro Sánchez, hijo de puta!”, que se ha convertido en el himno oficioso de estas jornadas. La pasión que el público demostró por el argentino confirmó que en esta conferencia eran muchos más los votantes de Vox que del PP. Pasado ese momento inicial, Milei se aprestó a ofrecer su menú de costumbre. No fue muy diferente a otras conferencias que ha pronunciado en varios países, donde hace un largo relato de la situación económica argentina que se encontró y presume de los logros económicos conseguidos. Evidentemente, elige las cifras que más le favorecen, como es el caso de la inflación. Milei puede entrar en disquisiciones técnicas sobre la deuda y el tipo de cambio que el público profano entiende a medias o menos que eso. De vez en cuando, lanza un hueso más digerible para calentar al personal con su estilo de comenzar la frase en un tono normal y acabarla gritando con el mensaje que quiere colocar. Durante una pausa algo prolongada, algunos en el público intentaron que les diera carnaza, algo al que pudieran hincar el diente. “¡Habla de España!”, gritaron varios. Milei se rio y les complació, pero muy brevemente, sólo con una frase: “Contra los socialistas de mierda, yo siempre voy a estar de su lado”. Y luego siguió con la conferencia que traía preparada. Además de presidente, Milei es su mejor jefe de prensa. Ha llegado a decir que deberían pensar en darle el Premio Nobel de Economía. En la intervención, describió las cifras de las que está más orgulloso. “Hicimos un ajuste de cinco puntos del PIB en un mes”. “Bajamos treinta puntos de gasto público”. “Bajamos la inflación al 2,5% mensual y confiamos en que esté por debajo del 2% al final del año”. “Hemos bajado los impuestos en dos puntos del PIB”. Como dice que los impuestos “son un robo”, no es extraño que prometa seguir bajándolos hasta llegar a cifras que quizá estén en el campo de la ciencia ficción. “Aspiramos a devolver a los argentinos 500.000 millones de dólares” en el resto de su mandato a un ritmo de más de un punto del PIB al mes. Milei sólo se mueve en los superlativos. Sobre los asuntos más complicados, no tiene problemas. Los ignora. El descenso de la inflación es real, pero Argentina ya está acostumbrada a que grandes éxitos en ese campo no tarden mucho tiempo en darse la vuelta. El durísimo programa de ajuste fiscal tiene este tipo de efectos. Hay otro tipo de consecuencias de las que Milei no habla tanto. El Gobierno canceló todas las inversiones en obras públicas y él está muy orgulloso de eso. ¿Quiere decir eso que Argentina no volverá a invertir en infraestructuras? Probablemente no, pero de momento no parece que esté pensando en otra cosa. Presumió de que ha roto un mito, el de que este tipo de cura de caballo destruye la reputación de un político. “El ajuste no supone pérdida de imagen”, dijo muy ufano al contar que sus índices de popularidad son ahora “más altos que al principio”. Eso no es cierto, porque partía de un punto muy alto, el 56% que ganó en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. Perdió varios puntos en las encuestas y ha recuperado algo de vuelo. Según un sondeo reciente, su nivel de apoyo ha subido casi tres puntos hasta llegar al 49%. Su nivel de rechazo es también muy elevado y está en el 48,3%. Su nivel de hipérbole llega al punto de que hace promesas que suenan delirantes. “En 40 años, Argentina va a ser la primera potencia mundial sin lugar a dudas”, dijo. A cualquier economista que diga que sabe cómo será la economía mundial en cuatro décadas y qué países estarán al frente deberían cambiarle la medicación con urgencia y estudiar si necesita ser internado. Pero Milei ha labrado su carrera política sobre esa clase de locuras. Con El Loco en Argentina no hay medias tintas. Lo amas o lo odias. Premio Nobel o demente peligroso.
eldiario
hace alrededor de 5 horas
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