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Qué hay detrás de la alianza entre Nvidia y OpenAI para crear la mayor factoría de inteligencia artificial de la historia

Qué hay detrás de la alianza entre Nvidia y OpenAI para crear la mayor factoría de inteligencia artificial de la historia
El proyecto aspira a crear centros de datos con un consumo equivalente a 10 centrales nucleares y podría terminar siendo la operación de mayor envergadura de todo el sector tecnológicoNvidia invertirá más de 84.000 millones de euros en OpenAI, la creadora de ChatGPT Nvidia y OpenAI anunciaron este martes un acuerdo de inversión de 100.000 millones de dólares. El objetivo es que la desarrolladora de ChatGPT pueda construir los masivos centros de datos que necesita para entrenar y operar su próxima generación de modelos de inteligencia artificial. Si se completa, será la mayor operación de venta o inversión de toda la historia de la industria tecnológica. El capital permitirá a OpenAI levantar factorías de IA potenciadas con hasta 10 gigavatios de chips de Nvidia, equivalente a la producción de 10 reactores nucleares o el consumo de 8 millones de hogares españoles. Pero el trato tiene truco y ha vuelto a levantar dudas entre aquellos que ven síntomas de burbuja en las masivas valoraciones que rodean el mercado de la IA. Estas son algunas de las preguntas y respuestas sobre cómo se estructura el acuerdo. Un proyecto de computación sin precedentes Según los comunicados de ambas empresas, no se trata solo de comprar servidores más potentes, sino de construir “factorías de IA” a una escala nunca vista. El fundador y CEO de Nvidia, Jensen Huang, lo describe como “el mayor proyecto de computación de la historia”, diseñado para sacar la IA de los laboratorios y llevarla al mundo real, marcando el inicio de la “revolución industrial de la IA”. Para ponerlo como referencia, el proyecto Stargate anunciado como una de las medidas estrella de Donald Trump, dotado de 500.000 millones de dólares, tiene 5 gigavatios comprometidos para sus centros de datos. Esto es debido a que esa inversión incluye también redes de telecomunicaciones de alta capacidad, producción de energía, líneas eléctricas y almacenamiento de energía. Los 10 gigavatios del acuerdo entre Nvidia y OpenAI lo superan en potencia instalada. “Esto se expandirá sobre las ambiciones de Stargate y nos permitirá ir más y más lejos. Nos hemos dado cuenta en cada paso del camino de que no habíamos apuntado lo suficientemente alto, dada la demanda del mercado. Así que esto nos ayudará a avanzar hacia ese siguiente nivel”, confía Sam Altman, líder de OpenAI. Un trato con truco Se trata de un acuerdo circular: en lugar de esperar a que OpenAI encuentre el dinero para comprar sus productos, Nvidia le proporciona la financiación (esos 100.000 millones de dólares, equivalentes a 85.000 millones de euros) para que pueda hacerlo. De completarse esa inversión, supondría la mayor operación de cualquier tipo de la historia del sector tecnológico, por encima de los 70.000 millones de dólares que Microsoft empleó en adquirir el estudio de videojuegos Activision Blizzard en 2023. El capital llegará en efectivo según OpenAI pueda ir instalando cada gigavatio de potencia hasta llegar a los 10 comprometidos. A cambio, Nvidia se hará con hasta 100.000 millones de dólares en acciones no cotizadas de OpenAI, la empresa que ha desencadenado la revolución de la IA generativa. Es el factor que hace dudar a algunos analistas. “Este acuerdo de 'tú me rascas la espalda, yo te rasco la tuya' se parece un poco al tipo de financiación de proveedores común durante el frenesí de las telecomunicaciones de principios de la década de 2000”, avisa un editorial de Financial Times: “Empresas como Nortel, Lucent y Motorola inundaron de dinero a sus clientes para mantener el crecimiento acelerado de sus ingresos, y se vieron agobiadas por una deuda incobrable cuando terminó la fiebre”. Nvidia como centro de gravedad de la IA La diferencia es que Nvidia se puede permitir el desembolso. No es solo la compañía más valiosa del mundo, con una capitalización bursátil de más de 3,6 billones de euros. También una de las más ricas. En los últimos cuatro trimestres su flujo de caja ha sido de unos 60.000 millones de euros. Esta cifra equivale al efectivo que le queda a una empresa después de pagar todos sus gastos y las inversiones necesarias para seguir funcionando. Entre las grandes tecnológicas, solo Apple cuenta con un flujo de caja mayor que Nvidia. Nvidia no está utilizando ese poder para comprar otras empresas vinculadas a la IA, como hicieran Meta o Microsoft con sus rivales en décadas pasadas. Al contrario, lo está usando para financiarlas. El acuerdo con OpenAI es una jugada estratégica, ya que se asegura la compra de sus productos mientras adquiere una posición clave su propiedad. Hasta ahora, OpenAI había recibido 72.000 millones de dólares de inversión privada. El acuerdo con Nvidia podría situar a los de Huang como el máximo accionista, pero los detalles de cómo se estructurará la inversión no se han revelado. Fotografía de archiv del cofundador, presidente y CEO de Nvidia, Jensen Huang, en Taipei (Taiwán). EFE/Ritchie B Tongo “Nvidia se ha colocado en el centro de la política industrial de Estados Unidos con tres movimientos que definen época”, dice Javier Molina, analista de eToro: “Primero, la inversión de 5.000 millones de dólares en Intel para codesarrollar chips de nueva generación, arquitectura de IA de Nvidia más CPUs de Intel, y reforzar la cadena de suministro doméstica”. “Segundo, el pacto con el Gobierno de Estados Unidos para pagar el 15% de ciertos ingresos por ventas de chips a China. Es un arreglo inusual que monetiza la política comercial y amortigua las restricciones a la exportación”, continúa el especialista. La tercera es la alianza con OpenAI. Un movimiento que consolida la posición de esta última en la carrera de la IA y el rival a batir, lo cual “no es más que una bendición” para Nvidia, desglosa el editorial del FT. Infla el mercado y atrae a todas las demás hacia su centro de gravedad: “Alphabet, Meta y Anthropic también se están lanzando hacia la superinteligencia, impulsadas por la convicción de que quienes inviertan poco serán los perdedores de la historia. Ahora tienen buenas razones para intentar cerrar megaacuerdos con Nvidia también, si pueden”. La huida hacia delante de OpenAI OpenAI generará este año unos 12.000 millones de dólares en ingresos. Según ha comunicado su líder, Sam Altman, la compañía prevé perder unos 44.000 millones de dólares hasta 2029. Cifras que no le permitirían acometer una inversión como la que cree que necesita para poder hacer avances notables en su tecnología. Su último modelo, GPT-5, ha decepcionado a muchos usuarios y no se le considera el gran salto adelante que OpenAI llevaba prometiendo años. El despegue de la inteligencia generativa se basa en potencia de cómputo, fuerza bruta matemática. Por eso, OpenAI confía en que la solución al revés de GPT-5 es una huida hacia delante. “Todo comienza con la computación. La infraestructura de computación será la base de la economía del futuro, y utilizaremos lo que estamos construyendo con Nvidia tanto para crear nuevos avances en IA como para empoderar a personas y empresas”, dice Altman. “Las restricciones de computación que toda la industria ha tenido, y nuestra compañía en particular, han sido terribles. Estamos muy limitados ahora mismo en los servicios que podemos ofrecer”, ha añadido. El problema de OpenAI es que todavía no tiene un modelo de negocio para rentabilizar la inversión masiva que quiere realizar en aumentar las capacidades de ChatGPT. Su esperanza es que su rentabilidad aparezca con casos de uso que aparezcan por el camino. “OpenAI no genera beneficios hoy, pero su valoración se sostiene en el potencial y en su centralidad en el futuro de la IA. La lógica del sector es simple. Cada rebaja en IA dispara la demanda de cómputo, no la enfría”, recuerda Javier Molina. “Cada mejora de costes abre más casos de uso y ensancha el mercado”, destaca el analista. “La lectura de conjunto apunta a que el cómputo se ha convertido en la materia prima estratégica y el juego competitivo ya no se rige por la competencia pura, sino por ecosistemas entrelazados que aseguran oferta y demanda a largo plazo. Las valoraciones son exigentes, sí, pero están respaldadas por un catalizador estructural”, continúa, dejando un aviso: “Otra cosa son los excesos de expectativas”.

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