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Las primarias, fuente de populismo

El sistema parlamentario de la Europa continental es muy diferente al norteamericano. No digo que sea mejor, pero sí que tiene una cultura muy diferente. Buscar un candidato a través de primarias ha traído, en España, a un personaje como Pedro Sánchez. Con decir esto, ya es suficiente. El desastre personificado. En los EE.UU., trajeron al candidato republicano, Trump. Un multimillonario con aires mesiánicos a su propio estilo. Otro ejemplo del efecto de las primarias. El liderazgo, como decía Marañón, se sustenta en la experiencia adquirida, en la formación política y, sobre todo, en los principios que se defienda, tanto en la forma de hacer política como en los contenidos. Personalmente, valoro al liderazgo por su excelencia acreditada, como el que representa Isabel Díaz Ayuso. Las democracias, como decían los clásicos, se valoraban por el talante de sus líderes. Ha habido magníficos gobernantes y pésimos presidentes, tanto de derechas como de izquierdas. Desgraciadamente, hoy en día, la calidad escasea. El PP tiene muy buenos gestores, y magníficos equipos de gobierno, no tienen porqué contagiarse de las ocurrencias populistas de las izquierdas gobernantes. Ni precipitarse en buscar falsos liderazgo. El mejor no necesita de votos de militantes agradecidos, su valía ya la ha demostrado, o la falta de ella, como el señor de la Moncloa. Julio José Elías . Sevilla El fútbol, más que un deporte, es un fenómeno social que trasciende fronteras y clases sociales. En los barrios humildes de muchas partes del mundo, una pelota representa más que un juego; es una vía de escape, una fuente de alegría y una herramienta de cohesión comunitaria. Niños y jóvenes encuentran en el fútbol una forma de soñar con un futuro mejor, alejándose de las adversidades que los rodean. Sin embargo, en contraste, en los países desarrollados, el fútbol se ha transformado en una industria multimillonaria. Estadios imponentes, contratos publicitarios y fichajes astronómicos son el pan de cada día. Mientras que en algunas regiones se juega descalzo en terrenos improvisados, en otras se negocian derechos de transmisión por sumas exorbitantes. Esta dualidad plantea una reflexión: ¿cómo podemos preservar la esencia del fútbol como herramienta de inclusión y desarrollo, sin que sea eclipsada por intereses económicos? Quizás la respuesta esté en volver la mirada a esos campos polvorientos donde nació la pasión por el juego, y en recordar que cada niño que patea una pelota también está pateando contra el olvido. Que el fútbol siga siendo un derecho compartido, una oportunidad para soñar, y no un lujo reservado para unos pocos. Pedro Marín Usón . Zaragoza
abc.es
hace alrededor de 5 horas
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