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Un sistema eléctrico a la altura de la transición ecológica

Un sistema eléctrico a la altura de la transición ecológica
Las energías renovables no fueron las responsables del fallo masivo del sistema eléctrico y son imprescindibles para poner a salvo el interés general de este país. Son la única vía de reducir nuestras emisiones y proteger la economía y a la ciudadanía de los devastadores efectos del cambio climático El gran apagón eléctrico del 28 abril ha puesto de manifiesto una realidad incómoda: incluso los sistemas mejor valorados deben evolucionar si queremos hacer frente a los desafíos del siglo XXI. España cuenta con una red eléctrica robusta, pero lo ocurrido nos recuerda que la seguridad no es un estado permanente, sino un esfuerzo continuo. Probablemente tardaremos semanas en conocer con exactitud qué ocurrió. Si hubo un fallo humano, material o empresarial o una combinación de diversas circunstancias. Pero más allá del diagnóstico definitivo, el apagón ha sacado a la luz una serie de aspectos que necesitan ser abordados con urgencia: cómo gestionamos un sistema eléctrico cada vez más distribuido y renovable, cómo evitamos que un incidente aislado se convierta en un colapso generalizado, y qué reformas necesita la red para estar a la altura del reto climático, energético, económico, ambiental y social del momento. Ante el uso ideológico, partidista e interesado de este episodio, desde SEO/BirdLife -como organización de utilidad pública que atiende el interés general- queremos ser muy claros: las energías renovables no son el problema, son la solución. Alto y claro. Las energías renovables no fueron las responsables del fallo masivo del sistema eléctrico y son imprescindibles para poner a salvo el interés general de este país. Son la única vía de reducir nuestras emisiones y proteger la economía y a la ciudadanía de los devastadores efectos del cambio climático en nuestro país.  De seguir así, España será el desierto de Europa.  Seamos radicales y cortemos de raíz cualquier paso atrás en la transición hacia un modelo energético basado en fuentes limpias, distribuido por el territorio y gestionado con inteligencia. En un país tan vulnerable como el nuestro, donde los impactos del calentamiento global y la pérdida de naturaleza ya se sienten con intensidad, la transición energética es urgente e ineludible si se quiere poner a salvo el interés general frente a otros intereses privados, económicos, ideológicos o partidistas. No más tinieblas fósiles, las renovables responsables son el camino: La luz al final del túnel. No son un capricho ecologista. Son autonomía energética estratégica y competitividad económica en el campo y en la ciudad. De hecho, ya hemos demostrado que es posible. En este país, hemos vivido días en los que la generación renovable ha cubierto el 100% de la demanda eléctrica. El sistema es capaz. Eso sí, necesitamos poner todos los medios para que también sea estable, flexible y resiliente. Tras el apagón, hagamos de necesidad virtud. Demos al interruptor y pongamos “blanco sobre negro”.  La vulnerabilidad evidenciada nos permite aprender que no existe riesgo cero y nos obliga a mejorar.  Desde SEO/BirdLife proponemos cinco líneas de actuación fundamentales para lograrlo: Modernización del sistema eléctrico, incorporando tecnologías de almacenamiento energético, automatización y control inteligente que permitan una mejor respuesta a las variaciones de tensión en el sistema eléctrico. Revisión y refuerzo de los mecanismos de protección del sistema, para que en caso de incidencias no se produzca un colapso generalizado, sino cortes localizados y gestionados, que puedan ser resueltos más rápidamente. Planificación estratégica del territorio que integre tanto el despliegue de energías renovables como el desarrollo de la red eléctrica, de forma que refuerce su estructura y capacidad, al tiempo que se garantiza su compatibilidad con la conservación de la biodiversidad.  Fortalecimiento de las interconexiones internacionales, tanto con el resto de Europa como con el norte de África, que nos permita compartir energía de forma más eficiente, amortiguar los picos de tensión y mejorar la estabilidad del sistema. Desarrollo del autoconsumo y la generación distribuida, incluyendo modalidades como el autoconsumo compartido y las comunidades energéticas, como vía para democratizar la energía y aumentar la resiliencia del sistema, especialmente en zonas vulnerables. El uso de baterías, allí donde tenga sentido, puede reforzar esta capacidad. España necesita un sistema eléctrico a la altura del desafío climático. Una red eléctrica que se anticipe a un modelo energético cada vez más más electrificado y renovable. Asegurar una red eléctrica robusta, flexible y bien planificada reducirá riesgos y acelerará la transición energética que necesitamos. Urge y el momento es ahora. Estamos inmersos en una revisión del diseño de la red eléctrica española -a través del Plan de Desarrollo de la Red de Transporte 2021-2026-, y también en el proceso de planificación energética a largo plazo que nos guiará hasta 2050. Aprovechemos ambos espacios para incorporar los cambios profundos que requiere la España neutra en carbono que necesitamos. Estas planificaciones deben ser el lugar donde confluyan la visión climática, la protección de la biodiversidad y la seguridad energética.  Lo ocurrido el 28 de abril no puede volver a pasar. Nuestro histórico cero energético es una oportunidad para diagnosticar, estudiar, innovar y mejorar. Hagamos que pase a la historia como ese gran impulso que nos tensiona hasta lograr un sistema energético con futuro: limpio, justo, respetuoso, competitivo y seguro. Este apagón no puede dejarnos a oscuras.
eldiario
hace alrededor de 19 horas
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