Verdad, DANA y Mazón en la misma frase

El presidente de la Generalitat desapareció durante horas en el mayor ejercicio de irresponsabilidad institucional que se recuerda en democracia. Ha mentido, ha manipulado pruebas, ha ocultado información y ha ignorado e insultado a las víctimas de la tragedia. Y que Feijóo cargue contra el Gobierno de España y calle sobre la indignidad de su barón habla -y nada bien- de la autenticidad que defiende y de la moral que practica. Feijóo carga contra el “bienio negro” de Sánchez y dice estar preparado para cuando los socios le hagan caer 31 de julio. Alberto Núñez Feijóo comparece en nombre de la verdad y de la moral. No es presidente del Gobierno (porque no quiere), pero emite con solemnidad y una sobreactuación de quien intenta parecer lo que no es. Por España y por los españoles, dice. Por un país que es infinitamente mejor que su Gobierno. Y porque su palabra está al servicio de los ciudadanos, menos para hablar del caso Montoro y sus socios de Vox. De eso no habla y tampoco le preguntan. Sí lo hace de degradación, de crisis institucional, de prostíbulos, de corruptos y del contraste entre la sumisión de los socialistas y los principios de los populares. Todo en quién se define ya como “líder de la alternativa” (que no de la oposición) destila una grandiosidad y una magnificencia propias de quienes tratan de ocultar su frustración con la exhibición de una superioridad de la que carecen. Y es que hablar de verdad en la misma frase que incluye a Carlos Mazón y a la DANA es sencillamente una infamia. Y es también un ejercicio de indecencia, a tenor de las mentiras encadenadas por el incomprensiblemente aún presidente de la Generalitat valenciana, que lo sigue siendo por la protección de Feijóo. Mazón desapareció durante horas en el mayor ejercicio de irresponsabilidad institucional que se recuerda en democracia. Ha mentido, ha manipulado pruebas, ha ocultado información y ha ignorado e insultado a las víctimas de la tragedia. Y que Feijóo cargue contra el Gobierno de España y calle sobre la indignidad de su barón habla -y nada bien- de la verdad que defiende y de la moral que practica. Contraponer la “indolencia” de Sánchez con las víctimas de la catástrofe valenciana frente al “compromiso” del PP con la “verdad, la reconstrucción y la reparación” es un insulto a la inteligencia y es un infundio. ¿De qué compromiso puede hablar quien ha tardado 10 meses en reunirse con los afectados por las riadas? ¿De qué responsabilidad presume quien olvida que Mazón aún no ha tenido el coraje de enfrentarse cara a cara con las familias de los fallecidos? ¿Qué verdad invoca quien ha permitido que el president de la Generalitat aún no haya explicado dónde estaba y qué le ocupaba el tiempo durante las horas críticas de la tragedia? ¿Qué reparación puede ofrecer quien no ostenta responsabilidad institucional alguna? Murieron más de dos centenares de personas mientras Mazón estuvo desaparecido y sus subordinados emitieron una alerta tardía e insuficiente. El auto de la magistrada Nuria Ruiz Tobarra, titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Catarroja, dijo ya hace meses con claridad que hubo una “inactividad patente de la Administración autonómica” que podría constituir una “negligencia” que costó la vida a 228 personas por causas que no resultan “explicables”. Pero Feijóo aún se permite hablar de verdad y reparación porque “hay muertos que se podrían haber evitado” y él quiere saber quiénes fueron los responsables de aquello. ¿De verdad, lo ignora? Tiene razón, eso sí, cuando subraya que el ex comisionado especial del Gobierno para la Reconstrucción y Reparación de los daños provocados por la DANA, José María Ángel, ha dimitido porque “le han pillado cometiendo presuntamente un delito”. Ha dimitido y bien dimitido está. Pero si convierte, como ha hecho, a Diana Morant, líder de los socialistas valencianos, en responsable de la falsificación del documento que ha llevado al presidente del PSPV a la renuncia debe aplicarse la misma medicina en el caso de Noelia Núñez y en el de Mazón. Feijóo la llevó en sus listas electorales y Feijóo la aupó a la dirección nacional como vicesecretaria general en el último congreso de su partido, y nadie ha pedido su dimisión por ello. Cuesta, y cuesta mucho, adivinar a quién pretende engañar a estas alturas porque convencer, no convence ni a los suyos, a pesar de haberle ratificado en un congreso a la búlgara. P.D. Feliz agosto y felices vacaciones, que son -recuérdenlo- un derecho de los trabajadores, pese a lo que diga Feijóo.