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Lola Manterola o el empeño de una superviviente del cáncer: «Si hubiera enfermado un año antes no habría llegado al tratamiento que me salvó»

La historia de Lola Manterola es conocida. Ella misma se empeña en repetirla allá donde va para demostrar que la investigación salva vidas y que todos podemos contribuir a la búsqueda de nuevos tratamientos. Todo empezó hace 16 años, quizá en una de las mejores etapas de su vida. Casada con el inversor Diego Megía, sus hijos tenían entonces 3 y 5 años y su carrera profesional como analista financiera despuntaba en Londres. Todo era casi perfecto hasta que llegó el primer síntoma: un cansancio excesivo sin explicación aparente que le cambió la vida. Tenía 37 años y un mieloma múltiple , un cáncer de la sangre poco común con mal pronóstico. Empezó a tratarse, se sometió a un trasplante de médula pero no funcionó. Su marido buscó desesperadamente alternativas de tratamientos en Reino Unido y en Houston (Estados Unidos) hasta descubrir que España era un referente internacional en el tratamiento de ese cáncer raro de la sangre. Así fue como Manterola entró en un ensayo clínico para probar suerte con un tratamiento experimental. «Tuve mucha suerte, sin esa opción a lo mejor no habría sobrevivido, por eso es importantísimo apoyar la investigación». Ahí empezó todo. Su enfermedad fue el origen de la Fundación Cris contra el Cáncer, una organización altruista que nació con la fuerza de un superviviente. Allí se trabaja con la única determinación de transformar el cáncer en una enfermedad curable. Lola no lo duda: «Con fondos, con recursos el cáncer es curable. Estoy convencida». Lo dice con la emoción de su última iniciativa, un concierto en Madrid que llenó el MoviStar Arena que movilizó a cientos de personas. Hay quien después de un proceso como el suyo intenta olvidarse y recuperar su vida normal. ¿No tuvo esa tentación? Quizá lo hice por agradecimiento. Me desperté de una vida a la realidad del cáncer. Hasta entonces había estado ajena a la enfermedad. Nadie en mi familia lo había sufrido y cuando me tocó pasé del convencimiento de que me iba a morir a descubrir que me había salvado gracias a un ensayo clínico y podía volver a estar con mis hijos. En el Reino Unido, donde vivíamos, existía Cancer Research UK, que es la fundación más grande del mundo de investigación contra el cáncer, pero en España no había nada parecido que representara a la sociedad civil y se dedicara exclusivamente a acelerar la llegada de tratamientos experimentales. Funcionan con la exigencia de una empresa. ¿Tuvieron siempre claro en profesionalizar la fundación? Yo creo que ese ha sido parte de nuestro éxito. No nos queríamos quedar en una fundación que ayudase a un tipo específico de cáncer. Hemos buscado la eficiencia, con una estructura pequeña pero muy profesional donde los fondos se destinan de una forma transparente a los equipos de excelencia. Por eso creamos un comité científico internacional y copiamos el modelo anglosajón. Esto nos permite apoyar a los investigadores en todas las etapas de su carrera y dotar a hospitales públicos de unidades especializadas para garantizar el acceso a terapias de vanguardia a través del sistema sanitario. Para nosotros es muy importante que todo lo que financiemos, o la mayoría, pueda trasladarse al enfermo lo antes posible. Nuestro objetivo final es aumentar la supervivencia del paciente y mejorar su calidad de vida. Y lo hacemos con una sensación de urgencia. Todos los días mueren personas con cáncer porque no llegan a tiempo los nuevos tratamientos. Yo misma, si hubiera enfermado un año antes probablemente no habría llegado al tratamiento experimental que me salvó y hoy no estaría aquí. Se financian con socios, donaciones, cenas benéficas, conciertos… Los primeros pasos de la fundación no serían fáciles, pero partieron de una situación privilegiada gracias a sus contactos en el mundo financiero y político. Fuimos privilegiados en cuanto a que elegimos un patronato de mucha calidad con expertos en comunicación, en finanzas, en investigación… Conseguimos un patronato muy profesional y dedicado que empujase por la causa. Personas con alto nivel profesional, además de tener mucha voluntad y compromiso. Y, por supuesto, contamos también con el apoyo de personas privilegiadas que con sus fondos nos financian. Pero la clave son los socios y las personas anónimas que nos apoyan. Desde unos padres que reunieron 150.000 euros en una fiesta en su casa, hasta mujeres taxistas que nos dieron lo que recaudaban vendiendo pulseras a sus clientes. Todo suma. Con qué iniciativa han conseguido mayor financiación? En una ocasión en una sola noche, conseguimos recaudar tres millones de euros en tres cenas celebradas al mismo tiempo en París, Londres y Madrid. Cris contra el Cáncer opera en varios países, ¿dónde es más fácil recaudar? Recaudar cuesta siempre. En el Reino Unido son las empresas y los grandes donantes los que más aportan. En España también hay empresas y donantes pero son los socios regulares los que más se comprometen con la causa. ¿Echan de menos una ley de filantropía que anime con incentivos a la empresas? Sí, claramente. Las ventajas fiscales de las donaciones en el Reino Unido son infinitamente superiores a las de España. El modelo anglosajón no solo permite una deducción fiscal sino que además, el Estado de lo que tú ya has pagado de tus impuestos se lo devuelve a la fundación. Es decir, es un sistema mucho más avanzado en ese sentido. Ojalá en la siguiente reforma mejore la ley española. Nosotros seguiremos pidiéndolo. Sostiene que con dinero se puede acabar con el cáncer. ¿No es una idea demasiado triunfalista? No, no lo creo. Tenemos la tecnología y el conocimiento humano. Necesitamos los fondos, porque si multiplicamos la inversión, los descubrimientos irán muchísimo más rápido. Lo impresionante de la investigación contra el cáncer es que no solo estás dando oportunidad a los pacientes de ahora, es que estás solventando los problemas del futuro. No es solo un deseo mío. Los investigadores también creen que la falta de fondos limita los resultados. Un buen ejemplo fue la pandemia del Covid. En un año se logró una vacuna. Y ¿por qué se consiguió?, por los fondos que se destinaron. Por eso la urgencia de que todos nos involucremos, porque por muchos multimillonarios que haya, que inviertan, no es suficiente. Todos, como sociedad, tenemos que participar en esta causa. ¿Con qué línea de investigación está más entusiasmada ahora? Bueno, con toda la parte de immunoterapia, de terapia celular, que permite utilizar el sistema inmune para atacar el cáncer sin tener que destruir las células sanas. Eso se espera que sea, digamos, el futuro del tratamiento de muchos tumores. Además de la inteligencia artificial que está acelerando el diagnóstico y la búsqueda de nuevos tratamientos. El compromiso de CRIS va más allá de la recaudación fondos. Quieren transformar el sistema y por eso ayudan a investigadores a retornar a España. ¿Tenemos una oportunidad de oro con la situación en Estados Unidos? España es un país atractivo para venir a investigar por el sistema de salud que tenemos. Pero necesitamos estar a la altura para darles las mejores condiciones para venir a trabajar aquí. Obviamente, no vamos a poder llegar a los fondos que estaban recibiendo en Estados Unidos, pero si tienen la tecnología, la infraestructura y los equipos y, sobre todo, una estrategia científica que les lleve a un ecosistema en el que se fomente su trabajo, estarán dispuestos a venir. Sin la fuerza de un superviviente, ¿todo esto no sería posible? Su creación fue por el empeño de un superviviente, pero es que esta fundación cuenta ya con el apoyo de muchísimos supervivientes y de sus amigos y familia que empujan con mucha fuerza. Solo nos falta involucrarnos como sociedad. Uno de cada dos hombres y una de cada tres mujeres sufrirá el cáncer a lo largo de su vida. Esto es una realidad, lo dice la Organización Mundial de la Salud. No podemos esperar a que nos toque. Me gustaría que la gente se involucrara, aunque fuera por puro egoísmo.
abc.es
hace alrededor de 5 horas
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