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BBVA-Banco Sabadell, opa y populismo

El derecho de competencia busca equilibrar el poder económico de los más grandes, particularmente el de las empresas en posición dominante capaces de abusar de la misma, para que los mercados funcionen en beneficio de todos, especialmente los consumidores, pero también los competidores. Controlar las concentraciones empresariales, esto es, las fusiones o adquisiciones de dos empresas que una vez integradas podrían reducir la competencia de forma significativa es una de las funciones capitales de las autoridades. Esto es lo que ha hecho la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia aprobando, tras once meses de intenso trabajo y un análisis jurídico y económico exhaustivo de los mercados afectados, la opa hostil lanzada en 2024 por el BBVA para adquirir Banco Sabadel l. Y lo ha hecho tras imponer una prolija batería de compromisos de obligado cumplimiento a la entidad resultante que garanticen la inclusión financiera (con especial atención a los llamados clientes vulnerables, los más dependientes de los servicios presenciales), la cohesión territorial (exigiendo la presencia física del nuevo banco en territorios y municipios que pudieran quedarse sin oficina bancaria), y comprometiéndose a mantener el crédito a pymes y autónomos actualmente clientes de Banco Sabadell. Los responsables del BBVA han debido de 'hacer números' para asegurarse que los mismos no anulan el interés para sus accionistas de la opa. Ese debe ser el caso puesto que, finalmente, los han aceptado y eso ha permitido a la CNMC aprobar una transacción que, salvo que el Gobierno la aborte, haría de la unión de BBVA con Banco Sabadell la segunda mayor entidad financiera en España tras Caixabank, y el tercer banco más grande en la UE por valor bursátil. Con todo, la aprobación de la CNMC no es definitiva, puesto que, como indica la propia autoridad, «ha de ser comunicada al ministro de Economía, Comercio y Empresa para que decida si procede su elevación al Consejo de Ministros que, en su caso, podrá valorar la operación atendiendo a criterios de interés general distintos de la defensa de la competencia». Con una sorprendente celeridad, el Gobierno ha iniciado una consulta pública sin precedentes, anunciada a bombo y platillo por su presidente en Barcelona (ante una audiencia claramente opuesta a la operación), y que estará abierta hasta este viernes. Esta consulta, oscura por naturaleza, etérea en cuanto a sus fines y sus destinatarios, sobre un asunto de una evidente sofisticación y cuya comprensión no está al alcance de cualquiera, busca, parece ser, recabar opiniones de ciudadanos, empresas y organizaciones sobre la citada fusión, y ello pese al exhaustivo análisis efectuado por quienes tienen título jurídico y capacidad profesional suficiente para llevarlo a cabo, la CNMC. La Banca Monte dei Paschi di Siena esta enzarzada en una opa hostil para comprar otro gran banco italiano, Mediobanca, el cual, a su vez, está intentando comprar, sin contar tampoco con su acuerdo, a un competidor, Banca Generali. Operaciones semejantes están en marcha o son inminentes en otros estados de la UE, lo que permite asegurar que la consolidación bancaria en Europa no solo es deseable, sino imparable, y que en el caso de entidades como Banco Sabadell, si no es el BBVA, será otro banco europeo de mayor tamaño quien consiga adquirirlo. Corren tiempos difíciles para la defensa de una política de competencia seria y consecuente en Europa, pero en España las veleidades de intervención del Gobieno en la operación BBVA/Sabadell atienden a motivaciones diametralmente opuestas a las del resto de sus vecinos. Cuando a escala europea se critica a las autoridades de competencia por impedir la creación de 'campeones europeos', en España su Ejecutivo contempla la posibilidad de prohibir una operación autorizada por la CNMC y que permitiría crear el tipo de 'campeón nacional' que tanto anhela y favorece el otrora presidente del Banco Central Europeo, el insigne Mario Draghi, en su ya famoso informe sobre la competividad europea. En dicho informe, que con razón Ursula von der Leyen ha convertido en hoja de ruta de su segundo mandato comunitario, Draghi alerta sobre la indispensable y urgente reindustralizacion de Europa para hacer frente a los desafíos económicos y geopolíticos insoslayables que se presentan, aun más desde la vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca, con el proteccionismo por bandera. A guisa de conclusión, necesariamente provisional, me pregunto si la celeridad del presidente del Gobierno en montar una extraña e inédita consulta popular en un asunto de esta complejidad no es en realidad una forma apenas encubierta de encontrar razones (que no lo son) para prohibir una operación bancaria que no encuentra el beneplácito de su socio en Waterloo. Pero la respuesta a esta pregunta la dejo para otra entrega.

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