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Gente haciendo crac

Gente haciendo crac
Se nos acumulan los informes y estudios que confirman lo que cualquiera ve a su alrededor: cada vez más gente sufre estrés, ansiedad, depresión o insomnio. Un malestar a menudo vinculado al trabajo, pues también crecen las bajas laborales por salud mental A mi amiga C. se le quedó hace unos días paralizado el lado derecho de la cara. Crac. En urgencias descartaron un ictus y otros problemas neurológicos, lo achacaron al estrés. Una semana antes, a mi querida S. le dio una crisis de ansiedad estando sola con sus hijos en casa, crac, pese a llevar un tiempo con ansiolíticos. Tanto M. como R., crac, crac, han iniciado recientemente un tratamiento farmacológico contra la depresión. Hace unos meses, para un libro que estoy escribiendo, empecé a preguntar en mi entorno sobre problemas para dormir, y descubrí (sin ninguna sorpresa) que vivo rodeado de insomnes. Cada uno con su explicación, sus causas y sus remedios, pero todos durmiendo mal. ¿Te pasa también que alrededor tienes a cada vez más gente haciendo crac? Alrededor, o quizás el crac es tuyo, pues todos nos sentimos a minutos de rompernos. Al párrafo anterior podría añadir otros crac similares, de los últimos años, gente cercana que anda en terapia o con fármacos, de baja o con citas periódicas en las unidades de salud mental; y mucha otra que no ha buscado ayuda ni tal vez tenga un diagnóstico claro, pero arrastra un malestar creciente que un día te paraliza medio rostro, te deja sin dormir, te provoca síntomas físicos sin causa conocida, o te mantiene agotado y sin ganas de nada. Por no hablar de adolescentes y jóvenes, hijos de amigos que también han hecho crac, y profesores que me cuentan cómo en sus aulas se oye crac, crac, crac. Se nos acumulan también los informes y estudios que confirman lo que cualquiera ve a su alrededor: grupos cada vez más amplios de la población refieren estrés, ansiedad o depresión, muchas veces vinculada al trabajo, pues también están aumentando las bajas laborales por salud mental (un 72% más desde la pandemia). Ya somos líderes en absentismo laboral por salud mental, como también somos campeones (mundiales, ojo) en consumo de benzodiacepinas, pues la falta de recursos sanitarios acaba siempre en la vía más rápida y fácil: tómate una pastilla, y sigue tirando. Como dice una de las voces de la extraordinaria novela El incidente, de Daniel Jiménez, “estamos sedando a la gente para que aguante su vida”. Mientras hablamos a todas horas de salud mental, y las librerías y podcasts se llenan de autoayuda para soportar el sufrimiento (actitud positiva, ya sabes) y de famosos que comparten sus problemas de salud mental (y que, como dicen otros del cáncer, lo consideran un regalo, una bendición, una oportunidad de crecimiento personal, puaj), la gente sigue haciendo crac a nuestro alrededor, crujiendo como un bosque ardiendo. Hay muchas causas y no admite simplificaciones, pero como en todo, también este crac va por barrios y por código postal, es decir por renta, pues las personas con dificultades económicas tienen peor salud mental, a lo que también está contribuyendo la crisis de vivienda. Hace mil años Nacho Vegas cantaba Cómo hacer crac, y vaticinaba la inminencia de un crac masivo: “en toda España solo suena un crac”, “hay una multitud haciendo crac”. Aquel crac era de otro tiempo, cuando la crisis, el 15M y el ciclo político que desató (hace mil años, ya digo). Entonces el crac podía acabar siendo el ruido de una ruptura social, transformadora, emancipadora. A la vuelta de esos mil años, en toda España solo suena un crac, sí, y hay una multitud haciendo crac, pero qué diferente este chasquido triste. Ánimo y fuerza, cuidémonos.
eldiario
hace alrededor de 15 horas
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