Epílogo de corrupción en el 'Manual de resistencia'

Las tibias medidas que ha tomado Pedro Sánchez y que no se acabe de entender por qué alguien tan "audaz" eligió a los peores y les dio la llave de la caja dejan la legislatura colgando de un hilo y dependiente del juez instructor y los autos que publique Pedro Sánchez está escribiendo en directo un epílogo a su 'Manual de resistencia'. Cómo sobrevivir a un importante caso de corrupción clásico. Ya no se trata de cómo contrarrestar indicios, titulares, sospechas, posibles favores o supuesto lawfare, sino cómo superar el amaño y la mordida grabada a viva voz, ese sistema de los 90 y 2000 al que se le puso bozal y todo tipo de mordazas en la Ley de Contratos del Sector Público. Se han limitado los billetes de 500 euros, hay mesas de contratación formadas por técnicos, Hacienda es mucho más tecnológica y capaz de trazar árboles de relación entre sociedades y personas, hay un Tribunal de Cuentas. Aun así, y gracias a las grabaciones caseras de Koldo García –con las que seguramente quiso proteger su destino atándolo a los más altos mandos del PSOE– un grupo de personas consiguió llevarse mucho dinero delante de las narices de Sánchez, precisamente quien los eligió en los puestos clave en los que pudieron cometer los supuestos delitos. Este lunes tras su reunión en Ferraz, el presidente hizo borrón y cuenta nueva, quitándose de un plumazo el dedo acusador y culpable que le apuntaba a él y su partido, que se hundía en la desesperanza, la culpa y la vergüenza. De una patada voladora mandó la flecha inculpadora a que señalara a otros en una nueva versión del “y tú, más” que se podría resumir en “y tú, peor”. Asumió la tesis inicial del PNV cuando se conoció el escándalo (“es un informe de la UCO, no una sentencia”), un partido que sabe mucho de mociones de censura que parecen imposibles y se materializan en horas, como la que le permitió al propio Sánchez llegar a La Moncloa. La otra tesis del presidente es que lo que hoy es un escándalo, mañana será sustituido por otro mayor o, simplemente, más nuevo. Por eso se refirió al vía crucis judicial que le espera o le puede esperar al PP de Feijóo después de verano (Lezo, Kitchen, DANA, novio de Ayuso, residencias de Madrid...), poniendo ahí la esperanza de que el tiempo le dé la razón o, al menos, difumine el caso de las mordidas. Lamentablemente, es posible que tenga razón y que la corrupción de unos pueda quedar opacada por los de enfrente como si eso, en vez de ser un sumatorio de vergüenzas, multiplicara ambas corrupciones por cero. Pero también puede ser que haya más información y peor de forma sostenida, de manera que la resistencia de Sánchez sería directamente proporcional a los daños infligidos al PSOE del futuro. La “trainera” que llevó en 2023 al gobierno tiene diferentes intereses y un solo mínimo común denominador desde el principio: que no lleguen PP y Vox a gobernar España. La diferencia desde el pasado jueves es que ahora hay un lastre desestabilizador y es que el capitán de ese barco puede salir por la borda porque ha atado su futuro político a la UCO y las grabaciones de Koldo. En este momento histórico para la oposición, la torpeza de un Feijóo incapaz de sumar es atronadora. Sánchez sabe que la dependencia en esa trainera es mutua, que no hay incentivos (todavía) para que le abandonen, lo que no quiere decir que no los haya dentro de un tiempo o que no haya subido el precio que le van a poner por un apoyo que podría acabar siendo tóxico. Las tibias medidas que ha tomado el presidente y el hecho de que no se acabe de entender por qué alguien tan “audaz” eligió a los peores y les dio la llave de la caja deja la legislatura colgando de un hilo y dependiente del juez instructor y los autos que publique.

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