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Gas que paga la guerra de Putin

Gas que paga la guerra de Putin
La dependencia de los combustibles fósiles -rusos y de otros países que no suelen ser adalides de las libertades- alimenta la maquinaria de muerte y destrucción, y echa más leña al fuego de la crisis climática que bien sabemos en España que también causa muerte y destrucciónLa UE se encalla en la utilización de activos rusos congelados para financiar a Ucrania España y otros países europeos siguen comprando gas ruso, una de las principales vías con las que el Kremlin financia la guerra en Ucrania. Casi cuatro años después de la invasión rusa de Ucrania a gran escala que ha matado y herido a decenas de miles de civiles en lo que Naciones Unidas describe como “crímenes de lesa humanidad cometidos por las autoridades rusas”, Europa no se ha desenganchado.  Pese a las sanciones, las importaciones de gas natural licuado han aumentado un 7% en el primer semestre del año en comparación con el mismo periodo de 2024, según los datos recién publicados del Instituto para el análisis económico y financiero de la energía, un centro de estudios sin ánimo de lucro que hace seguimiento continuo de las ventas de este combustible en Europa. Rusia sigue siendo el segundo mayor proveedor de gas licuado, que va sobre todo a Francia, Bélgica y España (el 20% de las ventas). El último acuerdo aprobado por la UE consiste en prohibir estas importaciones de este gas a partir de 2027. Y esto ya sin contar a los más consumidores de los combustibles fósiles rusos, Hungría y Eslovaquia, que ya se han rebelado hasta contra las sanciones de su supuesto aliado Donald Trump y dicen que seguirán comprando gas y petróleo de Rusia. La siempre ambivalente Alemania también ha dado alguna señal que ha preocupado al primer ministro polaco, Donald Tusk, sobre las ganas de reactivar el oleoducto North Stream 2 que la ligaba a Rusia. Son algunos ejemplos de lo difícil que es mantener los principios y la presión frente a una barbarie en el centro de Europa. Es aún más difícil cuando las decisiones dependen de múltiples gobiernos, pendientes de sus propias batallas internas y casi siempre ansiosos por las próximas elecciones más que por los grandes ideales plasmados en grandilocuentes declaraciones.  La dependencia de los combustibles fósiles -rusos y de otros países que no suelen ser adalides de las libertades- alimenta la maquinaria de muerte y destrucción, y echa más leña al fuego de la crisis climática que bien sabemos en España que también causa muerte y destrucción. Es llamativo que no haya más debate público, más protestas y más indignación visible por algo que nos afecta directamente a todos los europeos. 
eldiario
hace alrededor de 9 horas
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