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Las gafas de Sánchez

Las gafas de Sánchez
Feijóo disparó la bala que guardaba como oro en paño, y obtuvo la foto de Pedro Sánchez declarando en una comisión de investigación sobre corrupción, pero no midió los tiempos ni la talla política de propios y ajenos y se acabó dando el enésimo tiro en el pieEl PP descarrila en su interrogatorio a Pedro Sánchez en el Senado: “Renuncio a la pregunta” La comparecencia de Pedro Sánchez en la comisión de investigación del caso Koldo se convirtió en un espectáculo de variedades digno del bajo nivel que ha alcanzado el parlamentarismo español. Los senadores parecían concursantes de Operación Triunfo actuando para cruzar la pasarela hacía el éxito y el presidente salió vivo y relajado después de más de cinco horas de interrogatorio en el que lo más viral fueron las gafas que se ponía y quitaba en homenaje a Clark Kent/Superman. No sé ustedes, pero yo no me enteré de nada nuevo ni distinto a lo que ya sabíamos sobre Koldo, Ábalos y Cerdán. La oposición, —especialmente el senador del PP Alejo Miranda—, quería dejar tan claro que Pedro Sánchez era un mentiroso que no le dejaron ni mentir. Hubo preguntas delirantes (¿Está a favor o en contra de Maduro? ¿El juez Peinado es un facha con toga?) y otras inspiradas por el rebrote católico que estamos sufriendo (¿Se avergüenza de Ábalos y Cerdán? ¿Se arrepiente?) pero la mayoría de las cuestiones las respondía el mismo que preguntaba, lo que ahorró mucho trabajo y fatigas al presidente.  Empezó mal Sánchez cuestionando la comisión, a la que denominó “circo” y “comisión de difamación” aunque el tiempo iba dándole la razón, al menos en lo de circo. Tras la inicial indignación, el presidente se fue relajando y hasta se permitió algún chiste, como su respuesta al “Váyase, señor Sánchez” de la senadora de UPN María Caballero, pidiéndole la dimisión: “Tengo que responder a varios grupos aquí en el Senado antes de irme”, contestó sonriente. En la comisión se escenificó la ruptura con Junts, el apoyo del resto de socios de investidura y la falta de práctica y voluntad de Vox para los debates políticos de hondura. A Sánchez se le vio serio e incómodo en las cuestiones sobre la prostitución, su familia y los pagos en efectivo que se realizan en el PSOE, aunque devolvió ágilmente las pullas, como con la diferenciación entre dinero en negro y en cash; contestó, cuando pudo, explicando, remitiéndose a corrupciones ajenas o con un escueto “no me consta” y cuando todo terminó se fue tan campante porque a cintura, regate y a aprovechar los rebotes no le gana nadie en la Cámara Alta.  Alberto Núñez Feijóo disparó la bala que guardaba como oro en paño, y obtuvo la foto de Pedro Sánchez declarando en una comisión de investigación sobre corrupción, pero no midió los tiempos ni la talla política de propios y ajenos y se acabó dando el enésimo tiro en el pie. Los ciudadanos nos habíamos acostado con el dolor del funeral por las víctimas de la dana y la dureza de los familiares con Carlos Mazón y nos levantamos con una pelea a ratos tabernaria en la sede de nuestra soberanía. Ni ayer supimos que hizo Carlos Mazón durante sus horas en blanco el día de la dana ni hoy nos enteramos de nada nuevo que pudiera comprometer a Sánchez. “Tal y como ha ido, encantado de venir”, se despidió el presidente, ya sin las gafas que habían protagonizado la jornada. “Hasta las gafas son de mentira”, se quejaba Miguel Tellado en redes sociales, en un reconocimiento accidental de la futilidad de la comisión. No sabemos cuántas vidas le quedarán a Pedro Sánchez, pero todos empezamos a sospechar que más de las que puede permitirse Alberto Núñez Feijóo. 
eldiario
hace alrededor de 9 horas
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