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Mordiendo el anzuelo de Vito Quiles

Mordiendo el anzuelo de Vito Quiles
El reciente asesinato de Charlie Kirk y el éxito de su organización, Turning Point USA, ha despertado el oportunismo de agitadores ultra españoles como Vito Quiles, que ha emprendido una gira sin contenido ni intención de generar un debate constructivo, pensada únicamente para despertar la reacción de sectores de izquierda y erigirse en adalid de la libertad de expresión Uno de los problemas de la izquierda actual (y de la derecha liberal y moderada, si sigue existiendo) es aceptar la agenda de la ultraderecha y caer en sus trampas discursivas. En lugar de marcar la conversación pública, se cede la iniciativa al grupo humano más echado al monte en temas tan relevantes como la inmigración, la vivienda, la maternidad o la libertad de expresión y pensamiento. Uno de los mantras populistas, importado de EEUU como el resto de las malas ideas, es que los campus universitarios de hoy en día son hostiles a los estudiantes de derecha y se censuran sus ideas y debates. Se olvidan las encuestas que advierten de la progresiva “derechización” de los jóvenes españoles, varones en su mayoría, que constituyen el principal caladero de votos de Vox, y se olvida interesadamente que las universidades públicas no son un “nido de rojos”. Son instituciones donde miles de personas de distintas adscripciones políticas —profesores, alumnos y personal administrativo— conviven, por lo general de forma pacífica y constructiva. Decir que se silencia a los estudiantes conservadores es hacer realidad el famoso meme de Lisa Kudrow repitiendo en todo tipo de plataformas que “conservative voices are being silenced”. Hay que recordar que la revista de la Universidad de Stanford Stanford Review fue fundada en 1987 por Peter Thiel y Norman Book, ambos estudiantes universitarios en ese momento, para difundir sus ideas conservadoras. En España, asociaciones de estudiantes conservadores y nacionalistas como Libertad sin ira operan con éxito y desde hace al menos dos años en cinco de los seis campus públicos de Madrid. Son dos ejemplos de la diversidad ideológica de los campus, y quizá nunca como ahora las ideas conservadoras han tenido tanto éxito en las aulas. El reciente asesinato de Charlie Kirk y el éxito de su organización, Turning Point USA, ha despertado el oportunismo de agitadores ultra españoles como Vito Quiles, que ha emprendido una gira sin contenido ni intención de generar un debate constructivo, pensada únicamente para despertar la reacción de sectores de izquierda y erigirse en adalid de la libertad de expresión. La izquierda ha mordido ese anzuelo maloliente y un enardecido Vito se pasea por los campus envuelto en la bandera y megáfono en mano provisto de eslóganes tan simples como el que insulta al presidente del gobierno o insta a ducharse a los “piojosos rojos”. Al mismo tiempo, Javier Negre señalaba con imágenes, nombre y apellidos a rectores de universidades por, supuestamente, impedir que Quiles montara su numerito ultra en las aulas. Hay que asumir dos realidades: el creciente atractivo de las ideas conservadoras en las universidades, ideas que siempre han estado presentes pero no de manera tan organizada y polarizante, y la capacidad de la ultraderecha para imponer “realidades alternativas”, esto es, para hacer creer que es verdad lo que no lo es. En este contexto, es mucho más inteligente alentar el debate y permitir que Vito Quiles o cualquier agitador ultra se enfrente dialécticamente con estudiantes que rechazan y cuestionan la simpleza y estupidez de los relatos populistas. Y, sobre todo, alentar los debates conservadores alejados del trumpismo, el desprecio a los derechos humanos o la mercantilización de los otros, para construir una barrera común contra las nuevas formas de nazismo. En ausencia de ideas sobre conceptos como inmigración, familia o nación, el espacio del pensamiento lo ocupan agitadores que convierten soflamas reaccionarias en doctrina a golpe de vídeo viral. Hay que alimentar el disenso como condición de posibilidad del pensamiento crítico y cómo vacuna para seres sin sustancia como Vito Quiles. No olvidemos que es un provocador, no un adversario intelectual. Tendrá la relevancia que la izquierda quiera darle, porque el populismo se construye siempre a la contra y abriendo melones imaginarios. Ignorarle o debatir con él son opciones inteligentes. No lo es darle lo que está buscando en su gira por los campus: atención y relevancia. 
eldiario
hace alrededor de 6 horas
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