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No entiendes la factura de la luz, pues el apagón menos

No entiendes la factura de la luz, pues el apagón menos
¿Cómo es posible que algo tan vital, esencial y estratégico como la electricidad funcione totalmente al margen del Estado, con tanta opacidad y tan fuera de control del gobierno, que tiene que andar pidiendo información para averiguar qué ha pasado? No te empeñes: por mucho que lleves cinco días diciendo “energía síncrona”, “oscilación del flujo de potencia” y “ciclo combinado”, no tienes ni idea del apagón. Ni del apagón, ni de cómo funciona el sistema eléctrico. Ya puestos, reconozcamos que no sabemos bien cómo funciona la propia electricidad, desde que nos lo explicaron en el colegio. Esto último, cómo se genera y transmite la energía eléctrica, podemos acabar entendiéndolo con un vídeo de Youtube. Pero es lo único: todo lo demás es indescifrable. Acuérdate de la factura eléctrica: de vez en cuando sale en la tele un experto que se esfuerza por explicar de manera sencilla los distintos conceptos de la factura eléctrica, pero es inútil: como si hablase en arameo. Tampoco el sistema marginalista de precios (“la última en entrar es la que marca el precio”, repetimos sin llegar a comprender por qué es así), ni la oferta existente de tarifas (que además es contraintuitiva: el llamado “mercado libre” ofrece precios fijos, y el “mercado regulado” varía de precio cada hora del día), ni las comercializadoras que cambian de nombre pero son la misma compañía… Todo incomprensible. Recuerdo esto para que, a la hora de averiguar por qué se fue la luz en toda España, no perdamos de vista la naturaleza inescrutable del sistema eléctrico español: imposible entender cómo funciona, y sobre todo por qué funciona así. La opacidad es condición de un sistema que parece pensado para que el común de los ciudadanos no lo entienda, no lo cuestione, no pida cambios. Parafraseando a Churchill, el sistema eléctrico es un acertijo envuelto en un misterio dentro de un enigma. Cuando le das al interruptor se enciende la luz, ¿no? Pues ya está, no necesitas saber más. Hasta que llega un día en que la luz no se enciende, y entonces queremos saber. Pero tampoco. Ni tú, ni los expertos que llevan días lanzando hipótesis al tuntún, ni las eléctricas que no encuentran quién pisó el cable, ni Red Eléctrica que tampoco ofrece una explicación, ni por supuesto el gobierno, que lleva cinco días intentando averiguar qué pasó el lunes a las 12.33h, sin descartar hipótesis pero tampoco aventurar ninguna, convocando reuniones, gabinetes de crisis y comités de investigación, llamando a las compañías, pidiendo datos, utilizando al CNI, al Centro Criptológico, al ejército incluso (el Mando Conjunto del Ciberespacio), y volviendo a pedir información a las operadoras. Da que pensar. Si no tuviésemos que dedicar la mayor parte de nuestro cerebro a descifrar la factura de la luz, las tarifas, el sistema eléctrico entero y ahora también las causas del apagón, nos haríamos preguntas: ¿cómo es posible que algo tan vital, esencial y estratégico como la electricidad funcione totalmente al margen del Estado, tan fuera de control del gobierno, que tiene que andar pidiendo información para averiguar qué ha pasado? ¿Por qué la distribución de electricidad está en manos de una empresa privatizada, donde el Estado es accionista de referencia (con un 20%) pero parece que solo le sirve para nombrar a su presidente o presidenta según el color del gobierno de turno? Cuando acabe de descifrar la factura, me pongo a pensar en ello. Prometido.
eldiario
hace alrededor de 13 horas
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