cupure logo
delparalasquetrumpunaañosnúñezcasodaño

Noelia Núñez: ni honestidad ni esfuerzo

Noelia Núñez: ni honestidad ni esfuerzo
La crítica más importante que se puede hacer a la diputada del PP es a su falta de honestidad, que a mi juicio la incapacita para ser representante pública. Si miente sobre ella misma, por qué no va a hacerlo sobre cualquier otro asunto que afecte a la vida de los ciudadanos Mi hermana pequeña y yo fuimos la primera generación de mi familia en tener estudios universitarios. Para mi madre, que nos crió sola, era casi una obsesión que fuéramos a la universidad, y así lo hicimos, con becas y gran esfuerzo por su parte. Estudiamos en la pública en Madrid antes de la avalancha de universidades privadas y la proliferación de títulos que actúan como zona de confort para padres y madres con recursos que desean que sus hijos se distingan sin hincar los codos. La universidad sí actuaba como ascensor social para las familias cuyos abuelos miraban con respeto al médico o al ingeniero: cada una de estas familias sabe a cuánto se renunció para conseguir ese objetivo y sus hijos universitarios sabemos cuánto esfuerzo y tiempo les costó. Por mi propia experiencia, sé que la mentira de Noelia Núñez sobre su formación universitaria no es una anécdota y merece críticas severas. La más importante es a su falta de honestidad, que a mi juicio la incapacita para ser representante pública. Si miente sobre ella misma, por qué no va a hacerlo sobre cualquier otro asunto que afecte a la vida de los ciudadanos. Pero también abre un debate sobre la crisis (provocada) de la universidad pública que afecta especialmente a la clase obrera; sobre la falta de calidad de muchas universidades privadas que son chiringuitos que venden títulos altisonantes a quien pueda comprarlos y contratan como profesores a perfiles sin formación como el de Noelia Núñez. Ella es la actual vicesecretaria nacional de Movilización y Reto Digital, lo que habla también del ascenso, dentro de algunos partidos, del perfil tertuliano/tuitero sin capacidad de gestión ni vocación de servicio público. No se trata de exigir que todos los políticos tengan licenciaturas, doctorados, másteres o idiomas. Sin formación universitaria se puede, no hay ni que decirlo, ser un político excelente y merecer la confianza ciudadana. El problema es, como en otros casos similares, el desprecio por la verdad y por el esfuerzo. Noelia Núñez, criada en el falso paraíso de la libertad y la igualdad que es la biosfera política madrileña, pone su granito de arena para destruir algo que ya estaba quebrado: la confianza en la honestidad de la clase política. Y también contribuye a acabar con la creencia de que la educación tiene un valor, y que el acceso de todos, pobres y ricos, a esa educación, nos sitúa, siquiera de forma simbólica, en el mismo nivel de oportunidades. Noelia Núñez dijo recientemente que en la política faltan políticos honrados. Que se aplique el cuento porque su currículo real carece tanto de honradez como de educación.

Comentarios

Opiniones