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Graham Hill y Mónaco, un rey en el principado

La historia de Graham Hill es la historia de la constancia. A los 24 años, la edad en que Fernando Alonso lograba su primer título, Hill aún no tenía carnet de conducir, pero un amigo le enseño un anuncio; por cinco chelines la vuelta, podía dar una vuelta en un Cooper 500 al circuito de Brands Hatch. Llevó una libra y dio las cuatro primeras vueltas de una larga carrera. Su habilidad no solo con el volante, también con las herramientas, hicieron que Colin Chapman, el padre de los Lotus, le contratara como mecánico durante la semana y como piloto en los fines de semana. Sus gestos en el box, su imagen al volante en aquellos primeros años denota uno de esas pasiones, uno de esos fanatismos disciplinados que llevan a un hombre lejos en su trayectoria, una trayectoria que va ligada al ascenso de Lotus. El 18 de mayo de 1958 en Mónaco el equipo de Chapman está por vez primera presente en un Gran Premio de Fórmula 1, con Cliff Allison y Graham Hill al volante de unos monoplazas Lotus Type 12 de Fórmula 2 pero con la cilindrada del motor aumentada hasta los 2 litros. Superan las pruebas de calificación, algo que por cierto no logrará un tal Bernie Ecclestone, y ya en carrera mientras Allison termina sexto, Hill debe abandonar en la vuelta número 70 cuando ocupa esa misma sexta plaza. No importa, Graham es constante y este no es más que el primero de los 176 grandes premios que disputará a lo largo de 18 temporadas en la máxima especialidad del automovilismo. En 1959 se ve obligado a retirarse otra vez y es que el Lotus 16 es un monoplaza frágil; «cuando una rueda de mi propio coche me adelanta se que estoy sentado en un Lotus» decía con ironía Hill. En 1960 Hill se va al equipo BRM (ya saben, el British Racing Motor) y pilota, junto a Bonnier y Gurney, los P48. En Mónaco es sexto en los entrenamientos y se clasifica séptimo en carrera, aunque no rueda cuando baja la bandera a cuadros. Al final de temporada ha marcado sus primeros puntos en el Mundial. Un año después hace el mejor tiempo en los entrenamientos, pero no termina la carrera. Se pone en marcha la temporada de 1962. Hill y BRM ganan el primer gran premio del calendario, el de Holanda que se disputa el 20 de mayo, en Zandvoort. En Mónaco, el 3 de junio, en los entrenamientos hace el segundo mejor tiempo tras Jim Clark y su Lotus, pero en carrera es sexto. Al final de la temporada logra el primero de sus títulos mundiales. Estamos en 1963. Hill sigue en BRM, con Richie Ghinter como compañero de equipo. Mónaco, el 26 de mayo es la primera de las citas del mundial. En la salida el más rápido de los entrenamientos, Jim Clark con el Lotus 25, se deja sorprender por los dos BRM y tarda 18 vueltas en recuperar el liderazgo tras adelantar a Hill. Este tiene problemas para contener al Ferrari de Surtess y termina por perder la tercera plaza en la vuelta 57, en Sainte Devote. Pero aún quedan 43 vueltas y habrá muchos cambios. «Big John» tiene problemas con la presión del aceite y se retrasa. A Clark se le bloquea el cambio tras un trompo en la curva del Gasómetro. Cuando Surtess vuelve a estar en disposición de atacar con su Ferrari ya es demasiado tarde: Graham Hill pasa bajo la bandera a cuadros y logra así la primera de sus cinco victorias en Mónaco. Al final del campeonato británico será segundo tras el escoces Jim Clark. La segunda victoria en Mónaco llegará un año después, el 10 de mayo, en una edición en la que los coches de la Owen Racing Organisation, que es así como se inscriben oficialmente los BRM repiten los resultados de 1963 con Hill y Ghinter ocupando las dos primeras plazas. El triunfo de Hill fue muy trabajado tras una bella lucha a mitad de carrera contra Clark y Gurney. Y en el mundial vuelve a ser segundo pero esta vez tras Surtees El 30 de mayo de 1965 todo el mundo apuesta en Mónaco por Graham Hill. El británico ha logrado con el BRM P261 el mejor tiempo en los entrenamientos. Ahora su compañero de equipo es otro escocés volador, Jackie Stewart, vencedor el año anterior en la prueba de Fórmula 3 de Mónaco. Para alegría de Louis Stanley, el patrón de BRM, Hill y Stewart dominan el inicio de carrera, seguidos por los Ferrari de Bandini y Surtess. Pero en la vuelta 25 cuando sale del túnel a 190 km/h, Graham Hill se encuentra que la chicane está bloqueada por el Brabham de Bob Anderson que rueda al ralentí y ha de frenar desesperadamente en dirección a la escapatoria donde su coche se le para; Hill salta fuera del cockpit y empuja el monoplaza hacia la pista. Ya está de vuelta en carrera, pero va quinto. Ahora Hill hace toda una demostración de su constancia y arañando dos segundos por vuelta a sus adversarios. Brabham rompe y Stewart se ve retrasado al hacer un trompo en Sainte Devote sobre una mancha de aceite. Hill sigue atacando en una de sus carreras más bellas y en la vuelta la 53º adelanta a Surtess en Mirabeau y en esta misma bajada superará en la 65 a Bandini. El monegasco Luis Chirón, el antiguo piloto de Bugatti en los años 30 y ahora director de carrera, agita la bandera a cuadros sobre Graham Hill que logra así su tercer triunfo consecutivo en las calles del Principado; los apostadores pueden dormir tranquilos. Y en 1966 ¿adivinan quién ganó? Pues si han apostado por Hill, han perdido pues ese año el británico termina en la tercera plaza en una carrera en la que protagonizó una bella lucha contra Jim Clark, el otro icono de los sesenta. El ganador sería el otro piloto de BRM, Stewart, seguido del italiano Bandini. Por cierto, que en esa edición el director de cine John Frankenheimer rueda bastantes escenas de «Grand Prix». En esa legendaria película, en la escena en que un piloto de ficción celebra una fiesta tras ganar el Gran Premio de Bélgica, se puede ver a Hill alzando su copa de champán en un gesto de verdadero actor y con una mirada algo irónica. En 1967, en aquella trágica edición del Gran Premio de Mónaco en que pierde la vida Lorenzo Bandini a consecuencia de las quemaduras sufridas por su accidente en la chicane del puerto, Hill que ahora pilota otra vez para Lotus, es segundo tras Dennis Hulme y su Brabham. Y en 1968, tras una larga noche pasada en el Tip Top Bar, (en la bajada de Mirabeau), una cita clásica junto al desaparecido Chatham (más conocido como el Bar de Rosie) Graham Hill sale en cabeza de la parrilla al volante de su Lotus 49 ya con los colores rojo y oro de Gold Leaf, pero deja pasar a Johnny Servoz Gavin con el Matra. Sabe que Mónaco no permite errores y que el francés no podrá aguantar la presión. Y así sucede en la vuelta quinta cuando el Matra toca las protecciones en la chicane. Hill, ahora en cabeza, controla perfectamente los ataques de sus perseguidores y gana por cuarta vez en las calles monegascas. Y ese mismo año es por segunda vez campeón del mundo. Estamos en 1969. Se acaba una década gloriosa y Graham Hill, uno de sus grandes protagonistas, tiene ya cuarenta años y muchos le consideran al final de su carrera. Pero el británico que ha dejado crecer su cabello para estar a la moda, nunca arroja la toalla y así los periódicos del lunes 19 de mayo de aquel año recogen en sus titulares la quinta victoria de Graham Hill en el Gran Premio de Mónaco, por delante de Piers Courage con un Brabham BT26 del equipo de un vendedor de coches llamado Frank Williams, y del Lotus 49 del suizo Joseph Siffert. Será el último gran premio que gane. A final del año, en que es sexto del mundial, sufre un terrible accidente en el Gran Premio de los Estados Unidos, el 5 de octubre en Watkins Glen en el que se destroza las piernas. Muchos piensan que no volverá a caminar, pero el 7 de marzo está al volante de un Lotus del equipo privado de Rob Walker. Vienen años difíciles, pero en 1972 deja constancia de su valor ganando las 24 Horas de Le Mans con un Matra, junto al francés Pescarolo, piloto que en más de una ocasión ha afirmado que se quedó sorprendido de ver el nivel de motivación de un veterano como Hill. Este triunfo, los dos títulos mundiales de F1 y el de las 500 Millas de Indianápolis con un Lola en 1966, le convertirán en el único piloto que ha logrado esta triple corona. En la Fórmula 1 aún disputará varias temporadas; en 1971 y 72 con Brabham, y en 1973 crea su propia escudería con un Shadow DN1 diseñado por Tony Southgate, un ingeniero formado en BRM. En 1974 y 75 el equipo, denominado Embassy Hill, utiliza monoplazas Lola. Los resultados no llegan y en Mónaco, en los entrenamientos de 1975, no consigue clasificarse. Tiene 46 años y 18 temporadas de F1 a sus espaldas. Se rinde a la evidencia y el público le ovaciona con respeto pues sabe que no volverá a verle por aquellas calles en las que el londinense reinó. Hill se entrega a la dirección de su equipo y a su piloto Tony Brise. El 29 de noviembre de ese año de 1975 la avioneta Piper Aztec con varios miembros del equipo entre ellos Brise, y que pilota el propio Hill, de regreso de unos entrenamientos en el Paul Ricard pierde el rumbo en medio de la niebla y se estrella en un campo de golf. No hay supervivientes
abc.es
hace alrededor de 6 horas
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