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Con Nico no hay caso, hay cláusula

Con Nico no hay caso, hay cláusula
Llevamos días hablando del fichaje de Nico Williams y lo que se está notando es esa tensión entre clubs, Athletic y Barça. Una de las cosas buenas que trajo la modernidad al mundo del fútbol fueron las cláusulas de rescisión. Porque sí, son buenas, siempre que sean proporcionadas al salario del jugador. Para los más jóvenes, recordaré que en mis tiempos de jugador había una especie de ‘jaula legal’ que se llamaba “derecho de retención”, que prácticamente condenaba al futbolista a quedarse en su equipo si éste no quería venderlo. No había más precio que el que ponía el club, si es que lo ponía. Por suerte, la cláusula de rescisión no es una imposición, es un acuerdo entre el deportista y su equipo para prefijar una cifra de dinero que los dos aceptan por contrato. Por tanto, en teoría, es más difícil que alguien pueda enfadarse, sobre todo con el club que conozca esa tarifa y piense en usarla. Entiendo que al hincha no le haga gracia que fulano se vaya con mengano, pero en estas cosas siempre recomiendo una cosa: ¿tú qué harías si fuera tu hijo el fichaje deseado por uno de los mejores equipos del mundo? En la Liga hay dos y en Europa, no más de 10. En la vida siempre hay que tratar de ponerse en el lugar del otro para comprender las cosas. Fui futbolista y estaba en un lado de la mesa de negociación. Y después fui club y estaba en el otro lado de la misma mesa. Jueguen a hacer ese ejercicio y verán las cosas con más equilibrio. Mi padre siempre decía en catalán “me’n faig càrrec de tot, i no m’estranyo de res”, lo que le preparaba para casi todo. Lo pensé también cuando se montó el lío con la salida de Joan Garcia del Espanyol al Barça, cuando en fútbol ya habíamos visto a Kubala irse del Barça al Espanyol o a Marcial, del Espanyol al Barça. Con el Athletic vimos viajes de Barcelona a Bilbao (Valverde, Goiko...) y de Bilbao a Barcelona: yo debuté en un Barça en el que estaba Garay. que en San Mamés dio lugar a la “Tribuna Garay” con el dinero de la venta. Y en mi última temporada en activo coincidí con Alexanko, que fue el fichaje más caro en su tiempo de un futbolista español. Quiero decir con todo esto que, entendiendo -repito- el sentimiento del aficionado, no creo que nada merezca tanto la pena como para romperlo todo. Sobre todo cuando, al final, hagas lo que hagas, siempre quedará la sensación de que la mitad o más no estará de acuerdo con lo que hayas hecho. Así que acaba haciendo lo que tú creas.

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