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Feijóo agita la política, Abascal recoge los frutos

Feijóo agita la política, Abascal recoge los frutos
La izquierda en proceso de recomposición, política y anímica, no debe perder de vista el auge de Vox y lo que supone: basta con mirar a EEUU para calibrar hasta dónde podemos caer Decía Chesterton que no había políticos peores que los patriotas y los fanáticos de la flagelación. De los dos especímenes hemos estado sobrados esta semana. Los primeros, marchando al municipio murciano de Torre Pacheco a cazar inmigrantes en una parada más de la gira de turismo ultra que ya ha pasado por Sabadell y Alcalá de Henares. Los segundos, inundando la opinión pública de pánico moral a costa de las saunas gay del suegro del presidente del gobierno, un asunto envuelto en medias verdades (a la postre mentiras), mentiras descaradas, homofobia y una buena dosis de moralina sexual. Feijóo ha cruzado la línea roja que trazó el mismo cuando llegó a Madrid y se ha gustado tanto como troll que apenas hay tuits o declaraciones recientes de dirigentes de su partido que no contengan la palabra prostíbulo. Y no como lugar de intercambio de sexo por dinero o destino final de la trata de seres humanos, sino como cobijo de metáforas malignas aplicables a Pedro Sánchez. La corrupción y el machismo del triángulo tóxico (en palabras de Pilar Alegría) Cerdán, Ábalos y Koldo ya ha pasado factura al PSOE, en especial a la confianza de su electorado femenino. Pero atacar a Sánchez a través de su suegro, ya fallecido, es para consumo interno de los muy cafeteros de derechas, un intento fallido de recuperar votos de Vox y una pérdida de papeles del autodenominado representante de la política adulta. Mientras tanto, Vox se desmarca del debate con aroma a lupanar y se dedica a lo que mejor sabe hacer: sembrar odio hacia el inmigrante, uno de los pilares del programa populista que contribuyó a llevar a Trump a la Casa Blanca por segunda vez. La última parada ha sido Torre Pacheco, municipio de Murcia de 40.000 habitantes, de los cuales un 30% son inmigrantes dedicados a trabajar en la agricultura intensiva, tanto al aire libre como en invernaderos, normalmente por muy poco dinero y a veces en condiciones de explotación. El producto más conocido de la huerta pachequera es el melón, y también hay grandes extensiones de otros cultivos cuya explotación ha situado al municipio en los primeros puestos de renta per cápita de la región, que crece desde hace una década a un ritmo superior a la población migrante. Pero aunque trabaje y contribuya a la riqueza, el inmigrante molesta a Vox. Una votante del partido ultra en Torre Pacheco contó a El País que de día los inmigrantes se iban a trabajar al campo y no molestaban pero por la tarde te los encontrabas en todas partes, “en la calle, en el Mercadona, en el centro de salud”. Allí, como en El Ejido en 2000, ha bastado un suceso terrible, la agresión a un hombre mayor, para encender la pira de racismo que Vox lleva alimentando años. En Murcia, López Miras deja hacer y deshacer a Vox, en España Abascal recoge los frutos de la definitiva bajada al fango de Feijóo. Según el CIS, el partido ultra sube cinco puntos en intención de voto, hasta el 18,9%. La izquierda en proceso de recomposición, política y anímica, no debe perder de vista el auge de Vox y lo que supone: basta con mirar a EEUU para calibrar hasta dónde podemos caer.
eldiario
hace alrededor de 15 horas
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