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En defensa del "y tú más"

En defensa del "y tú más"
El PP, al menos el PP actual, no el que pueda surgir de un proceso de regeneración, se merece el “y tú más” en los debates sobre corrupción. Hay que recordarles una y otra vez que carecen de la mínima autoridad moral para hablar del tema En mi remota adolescencia caribeña, cuando alguien te echaba en cara algún comportamiento inapropiado sin tener la mínima autoridad moral para hacerlo, le respondías: “El burro diciéndole orejón al puerco”. Utilizabas la frase, por ejemplo, cuando el más copietas de la clase te acusaba de haberte copiado en un examen. No te sentías obligado a darle ninguna explicación. Te bastaba con soltarle la metáfora zoológica, y punto. Otra cosa era si el reproche te lo hacía un buen alumno o si el profesor te sorprendía in fraganti en la falta: ahí agachabas avergonzado la cabeza y te sentías incluso conminado a inventarte alguna excusa para justificar tu acción; por ejemplo, que no habías podido estudiar para el examen porque tu hermano menor llevaba varios días llorando sin parar por una amigdalitis. Cuando escucho la batería de acusaciones (fundadas o no), insultos e infamias con que Alberto Núñez Feijóo ametralla al presidente Sánchez en el Congreso o en los medios de comunicación, y repaso la trayectoria del Partido Popular y sus dirigentes, se me viene inevitablemente a la memoria el símil de un burro afeando a otro animal el tamaño de sus orejas pese a tenerlas mucho más largas. Feijóo y el PP no merecerían que el Gobierno les contestara cuando airean el tema de la corrupción. Las preguntas que la derecha registra en el Congreso no buscan respuestas, sino que son meras coartadas formales para agredir, ofender e injuriar. Y el historial del PP en materia de corrupción es de tal calibre que solo desde el cinismo y la desfachatez pueden exigir explicaciones a nadie por cualquier conducta inapropiada. Otros tienen autoridad moral para hacerlo; el PP, no. Pero lo hacen. Porque son cínicos. Y porque se los permite nuestro estado de derecho, al que no tienen reparos en tensionar al máximo con tal de tumbar a un gobierno elegido democráticamente y que ellos consideran ilegítimo desde que pisó la Moncloa. En el pleno extraordinario del Congreso del miércoles pasado, Feijóo acusó al presidente del Gobierno de haberse lucrado de la prostitución porque vivió en un piso que su ya fallecido suegro, que regentaba un negocio de saunas junto a sus hermanos, regaló hace años a Begoña Gómez. Más allá de lo que cada cual piense del mundo de las saunas, es un negocio legal. Ilegal, y turbio, fue cómo obtuvo el PP la información del negocio de Sabiniano Gómez. Ocurrió hace algo más de una década. Sánchez acababa de llegar a la secretaría general del PSOE y tenía tirón. Había que buscarle algún talón de Aquiles. El trabajo se le encargó a la policía patriótica montada en el Ministerio del Interior durante el Gobierno de Mariano Rajoy para espiar a adversarios políticos. Tras seguir al flamante líder socialista, a su mujer e incluso a sus dos hijas menores, los agentes se enteraron del negocio del suegro que permitiría “matar políticamente” a Sánchez, en palabras del excomisario Villarejo, el siniestro personaje presente en todas las salsas de corrupción de la derecha. O sea, Feijóo se ha apoyado en los hallazgos de una trama policial ilegal creada por un Gobierno de su partido para echar basura contra una víctima de la trama, el hoy presidente del Gobierno. No sorprende esa conducta en quien hace tan solo dos años justificaba su antigua amistad con Marcial Dorado con el argumento de que cuando lo conoció “era contrabandista, no narcotraficante” y preside el único partido de España condenado por haberse lucrado de la corrupción. Cargo al que llegó, por cierto, tras la defenestración de su antecesor por haber denunciado corruptelas en el entorno familiar de Díaz Ayuso. En el reciente Congreso de PP se movieron en loor de multitudes la presidenta de la Comunidad de Madrid, que comparte un lujoso piso sufragado por su pareja con el producto de un más que presunto fraude fiscal (descubierto por inspectores fiscales, no por policías patrióticas); José María Aznar, cuya mayoría de ministros terminó en la cárcel o imputada por corrupción; Carlos Mazón, que se encontraba en el reservado de un restaurante con una periodista mientras la DANA devastaba a los valencianos, y el expresidente Rajoy, el M.Rajoy de los pagos en B del partido, en cuyo mandato se utilizaron medios públicos, incluidos comisarios y agentes policiales, para seguir a adversarios políticos y al propio tesorero del PP cuando este amenazó con irse de la lengua en medio del cenagal de la corrupción del partido. Cuando Feijóo acusa al Gobierno de corrupto, la única respuesta que merecería es aquella de “el burro diciéndole al puerco orejón”. Sánchez suele utilizar la versión larga, la del “y tú más”, consistente en airear el inventario de los casos de corrupción del PP y contrastar la reacción de socialistas y populares ante sus respectivos corruptos, reacciones que, seamos francos, no tienen punto de comparación. Lo que está sucediendo en el PSOE es sin duda grave, pero el balance parcial es que Cerdán y Ábalos han salido del partido, mientras que el PP mantiene, y ensalza, a sus corruptos. El “y tú más” no goza de buena prensa. En el caso que nos ocupa, he escuchado a analistas progresistas afirmar con aire circunspecto que esa estrategia constituye una falta de respeto a los ciudadanos, que estos esperan respuestas claras a las acusaciones y no cortinas de humo. Eso cuando no exigen directamente la dimisión del presidente. Y sí: las respuestas se deben dar. En la sesión del miércoles en el Congreso, Sánchez contestó a Feijóo como lo consideró oportuno. A los partidos que apoyan la legislatura, y que estuvieron muy duros aunque fuera por pura teatralización, les contestó ampliamente sin apelar al “y tú más”. Abascal abandonó el hemiciclo tras vomitar su odio, renunciando a una respuesta. En la justicia, se está respondiendo a los peinados y hurtados. En las ruedas de prensa, los periodistas que no insultan ni revientan comparecencias preguntan libremente y se les contesta. El PP, al menos el PP actual, no el que pueda surgir de un proceso de regeneración, se merece el “y tú más” en los debates sobre corrupción. De una u otra manera hay que dejarle claro que el burro no puede andar por ahí diciéndole orejón al puerco sin que se le recuerde el tamaño de sus propias orejas.
eldiario
hace alrededor de 15 horas
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