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Españoles en exilio vacacional

Españoles en exilio vacacional
Algo habrá que hacer para que nuestra propia casa no nos resulte inalcanzable mientras grupos y hordas, sí, también hordas, de visitantes extranjeros la disfrutan ante nuestros ojos sin que podamos hacer lo mismo. Como en todo, la virtud no está en los extremos Viajar no abre la mente; lo que abre la mente es pensar. George Steiner Nos hemos ganado un poco de descanso, ustedes y yo. Ustedes de mí, yo de ustedes, o más bien todos de la urgencia política que a lo mejor no es tal. A fin de cuentas, todos seguimos con nuestra vida. Así que un autor tiene derecho a unos temas estivales y un lector a un relajo de la tensión vital. No por ello será necesario tocar temas baladíes, muy por el contrario. El tema que les planteo tiene miga, merece una reflexión más que personal como país y más allá del país, como habitantes de un planeta. Se trata de la constatación fehaciente -los datos son del INE- de que actualmente a muchos españoles les sale más barato viajar al extranjero que quedarse en los tradicionales destinos de veraneo patrios. A eso le he dado en llamar exilio vacacional o migración estival y no es ni mucho menos un asunto menor, que diría M.Rajoy . (Este es el párrafo de datos, por si prefieren saltarlo) Si los vuelos nacionales han subido un 11,7% y los internacionales han bajado un 4,9% y si los hoteles son en España un 4,9% más caros, los camping han subido un 4,7% y la restauración en general igual porcentaje -todo ello por encima del índice de la inflación- y lo comparamos con la bajada cercana al 5% de los paquetes internacionales, no hay ni que decir que los compatriotas que deciden pasar su verano en Portugal, Marruecos, Albania o Turquía no lo hacen sólo por gusto sino también por pragmatismo. ¿Esto pasa en todos los países? No con la acusada incidencia que notamos en España, que espera este año 98 millones de turistas, el equivalente al 202% de incremento de la población estable. Según los cálculos de la a veces falible IA, el número de turistas en España por kilómetro cuadrado de superficie turística útil es de 484 mientras que en Francia, con zonas más diversificadas, reciben 205 turistas. No todos a la vez, claro está, aunque sí mayoritariamente concentrados en los meses estivales. (Aquí acaban las estadísticas) No hacía falta que les reforzara la sensación de que estamos petados. Lo estamos. Eso es bueno para la economía, aunque sea inestable, aunque la gran pregunta es ¿hasta dónde podemos crecer? ¿Tiene sentido este trasiego de personas de países europeos más caros a España, que les trae cuenta, y de españoles a países con peor nivel de vida porque es lo que se pueden permitir? Aviones yendo y viniendo. Emisiones a mansalva. ¿Sirve de algo que no entremos en la ciudad y cojamos un patinete si luego mantenemos este ajetreo para poder tener acceso a un descanso que, en realidad, como nacionales de un país privilegiado tendríamos a la vuelta de la esquina? Viajar es una experiencia increíble pero no solo estamos hablando de viajeros sino de veraneantes que encuentran ya inasequibles nuestros seis mil kilómetros de playa. Si lo piensan es chocante. Los británicos y los alemanes vienen a España, los europeos y el mundo en general viaja a Francia, los franceses vacacionan en Italia o España, los españoles lo hacen en Portugal o Albania y... los portugueses se quedan en Portugal y un porcentaje no muy alto opta por España. Sigan haciendo la cuenta. No hay grandes reflexiones políticas sobre el turismo en nuestro país, más allá de es muy importante y cuantos más vengan mejor. ¿Cuánto podemos crecer? O en formulación aún más interesante ¿hasta cuanto queremos crecer o nos interesa crecer? Fíjense que siendo Francia el principal receptor de turismo del mundo, por poco les ganamos, (llegando a rozar los cien millones de extranjeros) no ha experimentado con tanta fuerza esa paradoja de que tu propia patria es demasiado cara para ti. Lo cierto es que Francia ha diversificado desde hace mucho tiempo las zonas turísticas, siendo que ya casi todo el país se convierte en destino de playa, montaña, río, lago y siempre gastronómico y cultural, y además han implementado desde hace tiempo los denominado chèques-vacances. Los chèques-vacances son una ayuda pública francesa que permite a trabajadores y familias de ingresos modestos costear vacaciones, ocio y cultura. Co-financiados por los empleadores y gestionados por el Estado, funcionan como medio de pago en miles de servicios turísticos. Reflejan una política activa para democratizar el acceso al descanso y sostener el tejido turístico nacional porque, eso sí, solo se pueden utilizar en destinos franceses. No son solo para los jubiletas ni para los jóvenes, son un esfuerzo conjunto de estado, empresarios y trabajadores para mejorar las posibilidades de descanso de estos últimos primando el turismo nacional para los nacionales. No sé, algo habrá que hacer para que nuestra propia casa no nos resulte inalcanzable mientras grupos y hordas, sí, también hordas, de visitantes extranjeros la disfrutan ante nuestros ojos sin que podamos hacer lo mismo. Como en todo, la virtud no está en los extremos. Hay zonas de Madrid que en pleno invierno parecen el extranjero. Bajas del metro en Sol o en Callao y es como si te hubieras desplazado miles de kilómetros hasta un lugar en el que no te cruzas con nadie que hable tu idioma. ¡Qué podrían contar al respecto los canarios, los mallorquines, los malagueños y tantos otros! Nadie está a salvo. Los extranjeros más ricos ya han descubierto que la cornisa norte es más fresca y están invirtiendo en casas vacacionales elevando el precio de la vivienda en zonas que nunca habían estado tan tensionadas. Les dejo con la pregunta, aún no tenemos la respuesta. Los hoteleros, los restauradores, los dueños y trabajadores del ocio turístico nos dirán que su vida depende de ello. Todos debemos entender la posición de todos, eso sí, sin olvidar que la gallina de los huevos de oro no puede ser rajada, que los huevos no nos pueden aplastar al caer y que se trata de una apuesta arriesgada que en cualquier momento puede sufrir altibajos propios de la geopolítica y de los caprichos del mercado. Estén o no exiliados, disfrútenlo, y no teman, nos leemos pronto, yo no falto a mis citas.
eldiario
hace alrededor de 15 horas
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