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De las cosas nuevas

De las cosas nuevas
Mi felicitación para los que tengan en León XIV un líder espiritual y mi deseo de que les llene. Por mi parte, como a la par es un hombre culto, sensato y espiritual, leeré y escucharé lo que tenga que decir sobre las cosas nuevas que nos acechan. Soy atea y anticlerical pero no tonta. Toda buena idea va a ser poca para conservar la humanidad y la dignidad del futuro El rico no solo es sobornable; ya fue sobornado. Por eso es rico G.K. Chesterton Saben que llevo flipando desde la muerte de Francisco con la erupción papista de algunos ateos, agnósticos, indiferentes y no creyentes varios. El golpe de efecto me ha llegado en las últimas horas cuando he participado en un debate en el que se acusaba al nuevo pontífice de haber escogido el nombre de un Papa (León XIII) que escribió una encíclica que atacaba al marxismo a finales del XIX. No me he podido divertir más. Reprocharle a un líder espiritual de hace dos siglos que no estuviera de acuerdo con el materialismo marxista me parece el volatín que nos faltaba. Una buena muestra del nuevo pecado de reinterpretar las cosas con los ojos de hoy en día y, sobre todo, con las gafas de cada ideología. Criticar al tal León de hace dos siglos por no estar a favor de la lucha de clases es de traca, eso sí, olvidarse de que fue capaz de formular en ese siglo la doctrina social de la Iglesia en la que se llega a la dignidad del trabajador y del respeto de sus derechos por otra vía diferente, eso es pedir demasiado. La Europa del bienestar la construyeron los socialdemócratas y los democrata-cristianos mano a mano, llegando a conclusiones parecidas por sendas bien diferentes.  Pues bien, ya ha explicado el propio León XIV por qué ha tomado ese nombre y, efectivamente, ha tenido en cuenta la crucial encíclica De rerum novarum (Sobre las cosas nuevas). Dice el actual obispo de Roma: “Elegí el nombre de León XIV y hay diferentes razones para ello, pero principalmente porque el Papa León XIII, en su histórica encíclica abordó la cuestión social en el contexto de la primera gran revolución industrial. En nuestros días, la Iglesia ofrece a todos el tesoro de su doctrina social en respuesta a otra revolución industrial y a los avances en el campo de la inteligencia artificial, que plantean nuevos desafíos para la defensa de la dignidad humana, la justicia y el trabajo”. Y mira pues que sin ser creyente no me parece nada de mala idea que se realice una lectura humanista y humana, espiritual y no empresarial o económica, de hacia dónde vamos y dónde van a quedar la dignidad humana y los valores y el bienestar material y espiritual de los humanos. No soy creyente lo que no empece para que sepa que de los empresarios de las grandes tecnológicas, de las redes o de la gresca política no va a salir ninguna reflexión filosófica y radicalmente humana del asunto. Estoy expectante porque este tipo la sirva a modo de nueva encíclica que seguro tiene elementos que a cualquiera ayuden para defender los derechos humanos y la dignidad de todos. Dicho lo cual, me parece que la Iglesia en dos mil años ha aquilatado métodos bastante eficientes que harían que todo fuera un poco mejor si fueran replicados. A fin de cuentas acabamos de asistir a una elección democrática que en su día inspiró el sistema de príncipes electores alemanes y del que, según politólogos estadounidenses, se empleó el esquema para establecer el sistema norteamericano (en el que son los votos electorales de cada estado los que eligen a su vez al presidente). La historia, que está llena de bucles. Una de las cuestiones es la del aislamiento total y el encierro hasta que la decisión está tomada: ¿se imaginan a los 21 miembros del CGPJ encerrados a cal y canto, y sin mensajitos de nadie, hasta que consigan nombrar presidentes de la Sala II y III, que llevan meses sin conseguirlo? Saben que todo esto lo aprendió la Iglesia en el Concilio de Viterbo, teniendo los vecinos que mantener casi tres años a los cardenales divididos en bandos, sin lograr un acuerdo, hasta que los encerraron en el palacio-catedral, les redujeron las raciones y acabaron por quitarles el tejado para que les entrara la lluvia y el frío... Ni que decir tiene que al final hicieron su trabajo.  Otra de las enseñanzas es que una cosa es la comunicación -el Vaticano ha dado imágenes no sólo del encierro sino también, a posteriori, de los primeros instantes del nuevo pontífice- y otra muy distinta pretender que los asuntos y los debates se puedan llevar a cabo bajo el enfoque de las cámaras, con micrófonos abiertos ¿o creen que traería cuenta ese esfuerzo de zascas tuiteros de los diputados si no se fueran a difundir? A lo mejor sin eso hasta se tomaban en serio los problemas y los debatían como son: espesos, duros de pelar y hasta aburridos. Sin embargo hace tiempo que el Congreso es un plató y, por eso, no pinta mucho. Los platós no pintan lo que muchos pretenden a la hora de resolver las cosas. En fin, que mientras el mundo debate la postura anti Trump del Sumo Pontífice (el Sumo Hacedor de Puentes) y se enzarzan en si será progresista o si intermedio o si dará marcha atrás, el bueno de Prevost predica cosas sobre Cristo y sobre su Iglesia que no le interesan sino a sus fieles y sobre las que se desliza la barahúnda mediática como si el Papa, fuera quien fuera, no fuera el primero de los católicos y no fuera esa su característica primordial (para los que les guste y lo sigan y para los que no nos gusta o no creemos en esa doctrina católica) Mixtificar lo genuino es un divertimento de estos tiempos; si no te gusta lo genuino o no crees en ello, cualquier mixtificación carece de sentido. Dijo en su primera homilía: “Hablemos de ambientes en los que se ridiculiza a quien cree, se le obstaculiza y desprecia o, a lo sumo se le soporta y compadece. Son precisamente los lugares en los que la misión [de anunciar el Evangelio] es la más urgente”. Así que, ya ven, Prevost viene a reevangelizar Europa, que de eso se habla poco. Seguro que esto a determinados fanáticos de nuevo cuño del papado les gusta menos aunque desde la lógica de la institución que lidera es su verdadero papel. Por terminar les diré que me parece que la Iglesia tiene también muchos kilómetros hechos en la elección de sus líderes, en algo que las democracias están perdiendo, la elección del mejor para la tarea que tienen por delante. Han elegido a un hombre relativamente joven y con energía, que es capaz de expresarse en al menos cinco idiomas, con formación como matemático -o sea, con una mente lógica- y teológica, mezcla de pueblos y de influencias -nacido norteamericano, de ascendencia francesa, española e italiana, curtido en Latinoamérica durante décadas- y con la experiencia suficiente en la curia como para conocerla y manejarla. Un hombre del anterior Papa que no ha desafiado en los gestos externos a los conservadores y que tratará de coser la herida que Francisco dejó abierta en la Iglesia sin por ello renunciar a su camino de transformación. No en vano la Iglesia lampedusiana lleva siglos cambiando para seguir siendo la misma. ¡Ya me gustaría a mí que fuéramos tan atinados a la hora de saber quién merece liderarnos! Mi felicitación para los que tengan en León XIV un líder espiritual y mi deseo de que les llene. Por mi parte, como a la par es un hombre culto, sensato y espiritual, leeré y escucharé lo que tenga que decir sobre las cosas nuevas que nos acechan. Soy atea y anticlerical pero no tonta. Toda buena idea va a ser poca para conservar la humanidad y la dignidad del futuro. 
eldiario
hace alrededor de 8 horas
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