cupure logo
mazónlosmásquepordellasdimitecomoqué

El caos del metro como síntoma de ‘La nueva Miami’

El caos del metro como síntoma de ‘La nueva Miami’
Madrid avanza hacia el consumo descontrolado y la rentabilidad ajena, no hacia el bienestar de los ciudadanos. Madrid no necesita parecerse a Miami, necesita parecerse urgentemente a Madrid En una cafetería de vinos naturales y cafés de especialidad de esas que se multiplican en Madrid como una plaga neoblíblica, vi el otro día un cartel que anunciaba una actividad conjunta de cata de vinos más decoración de calabazas por Halloween. Me pareció coherente: si Madrid es ‘La nueva Miami’, si estamos viviendo el nuevo sueño americano trópico-mesetario, lo lógico es que empecemos a retirar las pulpas de las calabazas para llenarlas de caramelos, celebrar el Día de Acción de Gracias, hacer meal preps, considerar al microondas como una herramienta legítima de cocina o tener deudas de la universidad hasta la jubilación.  El caos del metro de Madrid desde que comenzó septiembre, con aglomeraciones diarias, incidencias y accesos cortados por trabajadores (que no empujadores) para evitar aglomeraciones, no deja de ser un síntoma de esta nueva realidad: la de una Madrid saturada incapaz de absorber con sus servicios públicos maltratados su propio crecimiento.  Durante 2024 solo la capital incrementó su población en 67.433 habitantes, un 2,02% más que en la misma fecha del pasado año, superando por primera vez los 3,5 millones de habitantes empadronados. Esto en Madrid ciudad, en toda la Comunidad el aumento está siendo progresivo. A lo largo del año 2024, se produjeron cerca de 136.000 altas procedentes del extranjero, consolidando Madrid como destino residencial preferente desde Venezuela, Colombia o Argentina. El Servicio Madrileño de Salud ya da cobertura sanitaria a siete millones de personas, a las que suman otros dos millones que, anualmente, visitan la región para hacer turismo. Es sintomático que sea Miami la ciudad elegida en las comparaciones aspiracionales y marketing institucional porque precisamente Miami es la segunda ciudad de EEUU con mayor desigualdad, solo por detrás de Nueva York, según el Índice de Gini. Su rango de desigualdad oscila entre 0 y 1 (donde 0 denota igualdad absoluta): Miami tiene un índice de 0,54. El éxito económico de la ciudad convive con una profunda brecha social y con un déficit crónico en vivienda y transporte. Miami atesora, además, una frivolidad que hasta cierto punto es conmovedora porque mientras crece sin control y mientras sus gobernantes niegan el cambio climático, las predicciones establecen que gran parte de la zona —Miami Beach, Key Biscayne, Virginia Key— quedará bajo el agua en los próximos años.  El PP madrileño aspira a completar la Miamización atrayendo a inversores que miran al Retiro como quien mira Miami Beach o Las Vegas. Y esa apuesta por el capital extranjero, especialmente latinoamericano, está disparando los precios y está tensionando los servicios públicos con la ciudad convertida en un parque temático de artificialidad. Crecer y atraer inversión es positivo, pero si se hace con control, claro. Madrid avanza hacia el consumo descontrolado y la rentabilidad ajena, no hacia el bienestar de los ciudadanos. Esto es un problema palpable en precios, vivienda, suciedad y carencia de servicios, que no solo puede capitalizar la oposición a la izquierda, también está capitalizando la ultraderecha con Vox. Es un problema especialmente si la misma administración se convierte en una agenda de promoción de los fondos buitres, con Ayuso jactándose de atraer sus garras durante sus recurrentes giras, casi bolos, allende los mares.  Envidia, catetismo, infelicidad, estrechez de miras, resentimiento: son los adjetivos que utilizan desde la derecha cuando se critica este modelo de ciudad tensionada y desfigurada, cuando lo realmente cateto es creer que lo global es abrir el enésimo restaurante presuntuoso de estilo neoyorkino, en lugar de potenciar lo propio, en lugar de potenciar lo auténtico. Madrid no necesita parecerse a Miami, necesita parecerse urgentemente a Madrid.

Comentarios

Opiniones