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Este domingo, a las plazas por Europa

Este domingo, a las plazas por Europa
Estaremos, por encima de todo, a favor de la democracia social: otra innovación que sólo podía surgir en el continente del humanismo. Al principio de “un ciudadano, un voto”, nuestro sistema añade un desarrollo de derechos sociales que ha cristalizado en el Estado del Bienestar No puedo hacer el cálculo exacto: son muchas manifestaciones a mis espaldas. Pero a ojo sé que casi siempre que he salido a la calle ha sido contra algo. Me recuerdo sentada sobre los hombros de mi padre en los 70, contra Pinochet. Aún resonaba en las listas de éxitos el Himno a la Alegría, la versión que Miguel Ríos hizo del cuarto movimiento de la Novena de Beethoven. Me recuerdo también contra las reformas educativas, mientras el cojo Manteca rompía el luminoso de la boca del metro Banco de España; en Cibeles contra la guerra del Golfo, después contra la invasión de Irak, contra los asesinatos de ETA, contra la masacre del 11M, contra el deterioro de la sanidad pública… Hay en mi recuerdo ochos de marzo (a favor de la igualdad, pero en contra de los asesinatos de mujeres) y quince-emes (también una de cal y una de arena). El próximo domingo, 11 de mayo participaré en una manifestación a favor, muy a favor, radical y alegremente a favor de Europa. Europa es mi tierra. De acuerdo con el parroquialismo imperante, bastaría eso para defenderla. Pero además Europa es una idea política, en concreto la de que los países pueden colaborar de forma pacífica y racional: es la bomba como idea, puro amor. Ha cobrado cuerpo en instituciones que son pesadas y a veces ineficientes. Con humildad habría que poner en la puerta del edificio Berlaymont de Bruselas este cartel: “Disculpen las molestias, estamos inventando el futuro”. La UE se atasca porque no tenemos mapas para crear un sistema de gobernanza colaborativo y multilateral. Cuando alguien nos acuse a los europeos de innovar poco, tenemos que recordarles esta hermosa innovación política en la que estamos empeñados. El domingo nos concentraremos también por la libertad. Paradojas de la historia: Beethoven llamó a su himno “Oda a la libertad” (Ode an die Freiheit), pero a la censura de la época le pareció demasiado atrevido: le obligaron a cambiarlo por “Oda a la Alegría” (Ode an die Freude). No me parece mal: la libertad y la alegría siempre andan juntas.  Estaremos, por encima de todo, a favor de la democracia social: otra innovación que sólo podía surgir en el continente del humanismo. Al principio de “un ciudadano un voto”, nuestro sistema añade un desarrollo de derechos sociales que ha cristalizado en el Estado del Bienestar. Por esa democracia social hay que estar: en Madrid será en Callao a las 12h; en otras ciudades de España (Barcelona, Sevilla, Zaragoza) se están organizando. No sé cómo irán de avanzados: ánimo, cualquier plaza sirve. Sin embargo, no podemos negarlo: estar a favor de algo es estar en contra de otra cosa, una tensión dialéctica que ha aflorado ya en las calles de media Europa. En Roma hace unas semanas 50.000 personas se manifestaron a favor de la UE, justo cuando Trump empezó su bullying. En Eslovaquia los ciudadanos llevan meses manifestándose contra las políticas prorrusas del primer ministro Robert Fico y en pro del europeísmo. En Hungría, hace apenas dos meses hubo una gran manifestación contra Víktor Orbán. En Rumanía, sí, ha ganado las elecciones George Simion, el candidato ultranacionalista y prorruso, pero la gente ya estaba en las calles de Bucarest en diciembre reivindicando la democracia y los vínculos con la UE. En las protestas contra el Gobierno en Serbia los manifestantes piden acercarse a la UE y reformas democráticas (parecidas a las que le pide la propia UE para avanzar en su incorporación).  También en Georgia se dieron hace un par de años manifestaciones con el lema “Juntos a Europa”. Somos muchos y conscientes: estamos gestando el embrión de una ciudadanía europea.  En España nos convocan personas de la sociedad civil, con un sano músculo cívico que interpela a nuestra propia ciudadanía.  El lema es “Más Europa”, que suena a favor, pero también es una forma de decirle a Trump: pues toma dos tazas (y otras dos para Putin, serían cuatro en total). En fin, el mundo se está poniendo feo, y estar a favor de algo implica estar en contra de otra cosa. Así que lo importante, una vez más, es ponerse en el lado correcto de la historia y tender puentes sin parar. Yo  iré con la bandera azul y su círculo de estrellas. Silbaré el Himno a la Alegría, que suena como nuestra libertad. Tal vez lo cantemos: de este tenemos hasta letra.
eldiario
hace alrededor de 6 horas
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