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'Plausible Deniability'

'Plausible Deniability'
Si la señora Díez Castro, grabada y regrabada formulando propuestas claramente delictivas en nombre de un partido y unas instituciones lo hacía por cuenta propia, ¿para qué lo hacía, qué interés tenía en meterse en tal zambra? Si usted o alguno de sus agentes son capturados o asesinados, el Secretario negará todo conocimiento de sus acciones” Misión Imposible Conocen perfectamente el tropo. Ha sido utilizado en multitud de ficciones y, obviamente, en la vida real. El concepto de la negación plausible (Plausible Deniability) tiene su origen en Estados Unidos durante la guerra fría y constituyó una fórmula inmoral para permitir llevar a cabo acciones ilegales o poco confesables sin que su impacto recayera sobre el presidente de los Estados Unidos o el propio país. Bahía Cochinos es un ejemplo claro de la vida real y la trama de 'El espía que surgió del frío' o de 'Misión Imposible' lo son de su aplicación a la ficción. Funciona. El tropo funciona porque explora la fragilidad del individuo frente al poder, dado que, casi siempre, el que acepta tal designación, sea por patriotismo o por otros oscuros intereses, acaba solo, molesta, es sacrificado. La historia de la fontanera del PSOE, Leire Díez Castro, se presenta como un ejemplo de manual de la negación plausible. Lo malo es que frente a la negación plausible prácticamente no cabe la formulación de una afirmación plausible. Si la señora Díez Castro, grabada y regrabada formulando propuestas claramente delictivas en nombre de un partido y unas instituciones lo hacía por cuenta propia, ¿para qué lo hacía, qué interés tenía en meterse en tal zambra? En términos kantianos se diría que el paso de la potencia al acto no tiene motivos personales para realizarse, ergo podemos colegir que no es descabellado que se haya producido una separación entre la potencia (la intención de obrar) y el acto de obrar. Justo esa es la definición de la Plausible Deniability.  Pinta mal y encogerse de hombros o no actuar no tiene cabida. Abrir un expediente informativo para informarse de algo que es público, palmario y cuya veracidad ha sido confirmada por la propia militante es una flaca reacción. Si cualquier organismo o empresa pilla a un operario, a un empleado o a un distribuidor haciendo chantajes que les imputa como organización, ya verán lo que sucede con el suplantador y cuánto tardan en tomar medidas. Lo mismo que predico del PSOE lo predico de la Fiscalía: ¿cuánto tiempo va a tardar en emprender acciones contra una señora que iba por ahí negociando corrupción en su nombre y haciendo ver que podía utilizarlos, con nombres y apellidos? La reacción debida es clarísima excepto que... excepto que la negación plausible, esa que se usa haciendo que no sea fácil encontrar el nexo directo con quien impartió las órdenes, no esté tan bien armada y resulte de una injusticia tal que no sepan cómo manejarla. Dejar tirado al soldado que salió en tal misión suele ser el desenlace preferido, pero si no se le busca un refugio o una salvación, ¿no estará el soldado en condiciones de revelar quién, cuándo y por qué le encargó tal misión? Así que como Page lleva razón y “en los vídeos queda claro que habla en nombre de cargos del partido”, la misión fallida podría ser peor aún que lo que pretendía ilegalmente arreglar. A veces hay que saber darse cuenta de que se ha entrado en una pendiente sin fin, en el llamado modo error, y que cualquier cosa que se haga para corregir lo anterior empeorará la situación. Los que tenemos unos años y asistimos ya desde el periodismo a la descomposición de la época felipista recordamos perfectamente este modo error. Cierto es que dio espectáculos asombrosos, como aquella rueda de prensa de un ministro y dos secretarias de Estado sobre el capitán Khan y la entrega en un pasillo de un aeropuerto exótico, cierto es también que Roldán no desmerecía nada de Ábalos, Koldo y el resto.  La Plausible Deniability es un mecanismo de poder y una cultura política no precisamente edificante, ya que protege al poderoso sacrificando peones poco valiosos. Si los peones además de ser perfectamente prescindibles son torpes, gañanes, ineptos, incompetentes, obtusos o negados, las posibilidades de que la operación encubierta te reviente en la cara no merece ni cruzar apuestas. “Este tipo de situaciones le hace daño al partido y no se pueden quedar sin respuesta”, afirma muy digno Page. La cuestión es cuánta gente se quedaría muda si el peón hablara.  Qué feo todo. Qué chusco. Qué insoportablemente sucio. La marea de detritos que inunda la política española apesta todo el aire del país. En Madrid todo es un hervidero del que sabe, del que dice que sabe, del que busca, del que encuentra, del que te quiere informar, del que te quiere intoxicar. Defender las actitudes que nos muestran deviene imposible. No hay relato que te levante esto porque, no lo olviden, si armas un relato sin saber lo que aún se oculta te puedes quedar con el culo al aire de nuevo. Ya les he dicho que no es nuevo, que suena a déjà vu y que ya conocemos cómo acabaron las cosas en episodios anteriores. Como Alec Lecmas en 'El espía que surgió del frío', mal. Ya lo dejó dicho Rajoy: “Todo lo que se refiere a mí y a mis compañeros de partido no es cierto. Salvo alguna cosa que es lo que han publicado algunos medios de comunicación”. No desestimo que la estemos escuchando resonar de nuevo con distinta melodía. 

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