cupure logo
losparaqueunadespuésjuntsbarcelonaeuropahaymuchos

Si no sabes torear, ¿pa' qué te metes?

Si no sabes torear, ¿pa' qué te metes?
Si no ha podido lidiar ni con Mazón, ¿cómo va a atreverse Feijóo con Isabel Díaz Ayuso? Políticamente, Feijóo bajó desde sus brumas gallegas a la plaza de toros madrileña sin que nadie le advirtiera de que en Las Ventas se lidia con miuras y no vaquillas resabiadas en capeas de puebloFeijóo calla sobre la gestión de Mazón en el primer aniversario de la dana e ignora sus normas para no abrir la sucesión A los del PP les gustan los toros casi tanto como le gustaban los combates de gladiadores al emperador Cómodo. Cada vez que hay una crisis en alguna de las comunidades autonómicas que gobiernan, ordenan que la televisión regional emita corridas de toros. Es lo que hizo À Punt el pasado domingo mientras decenas de miles de valencianos se manifestaban pidiendo la dimisión de Mazón. Es lo que hace Canal Sur, que dedica muchos más minutos al arte de Cúchares que a la gravísima crisis de las mamografías. ¿Para qué hacer periodismo si tenemos imágenes de los lances del recién retirado Morante de la Puebla y de Vicente Barrera, el diestro de Vox que fue el primer vicepresidente de Mazón? No voy a entrar ahora en el debate sobre las corridas de toros. Aunque mi padre me llevara de pequeñito a la plaza de Granada, a mí nunca me ha gustado ese espectáculo, más allá de considerar muy vistosa su parafernalia. También me llevaba mi padre a los partidos de fútbol en Los Cármenes y, miren por dónde, esa chispa sí encendió en mí una afición duradera. Yo no prohibiría ahora la llamada fiesta nacional, aunque, eso sí, desearía que las derechas no la mantuvieran viva con la respiración asistida de mis impuestos.  El PP cuida muy poco las formas. Abusa del insulto zafio, justifica la mentira porque no es ilegal, acusa sistemáticamente a las víctimas de sus desafueros de hacer política, como si solo ellos, políticos profesionales de derechas, pudieran hacerla. Y tienen una irreprimible tendencia a que, cada vez hay un problema, a ellos les pille en el palco de autoridades de una plaza de toros. Allí, en La Malagueta, reapareció este curso Juanma Morilla Bonilla, al que no se le había visto interrumpir sus vacaciones por los incendios en Andalucía. Allí estaba, en una novillada en Sanlúcar de Barrameda, su consejero de Sanidad, Antonio Sanz, el mismísimo Día Mundial del Cáncer de Mama. Hemos visto fotos de Feijóo en un tendido de Las Ventas junto al Niño de la Capea y la entonces joven promesa del PP Noelia Núñez, que no tardaría en dimitir por haber mentido groseramente en su currículo. Dijo Feijóo ese día que “los toros no tienen apellido ideológico”. Si se refiere a que hubo y aún hay gente de izquierdas a la que le gusta el toreo, no voy a discutírselo. Permítame entonces el político gallego que le hable de política usando el lenguaje de la tauromaquia. Y lo primero que ve viene a la mente es aplicarle aquello que se canturreaba de Manolete: si no sabes torear, ¿pá que te metes? Mazón es un grano en la taleguilla de Feijóo. Se alió con Vox y puso de vicepresidente al diestro Vicente Barrera, justo cuando arreciaban sobre Feijóo las acusaciones de que pactaría con el diablo ultra con tal de llegar a La Moncloa. Quizá por eso el gallego no obtuvo en julio de 2023 esa abrumadora mayoría que le prometían sus encuestadores. Luego, el mismo Mazón desapareció durante las horas más críticas de la riada que asoló Valencia el 29 de octubre de 2024, sin que todavía no haya dado ninguna explicación. Pero, ay, Feijóo no tuvo lo que tiene que tener un auténtico matador y no le empujó hacia la puerta de cuadrillas. Mazón ha anunciado que su Generalitat dará cursillos sobre caza y toros en los colegios valencianos, que es, sin duda, de lo que están más necesitados los chavales de la patria de Manuel Granero, El Soro y Vicente Barrera. Y este miércoles, en el primer aniversario de la riada, no ha dicho ni mu sobre dimitir. Su vacía propuesta de declarar el 29 de octubre como día de luto en la Comunidad Valencia fue su manera de decir a lo Cifuentes: “No me voy, me quedo”. Si no ha podido lidiar ni con Mazón, ¿cómo va a atreverse Feijóo con Isabel Díaz Ayuso? Políticamente, Feijóo bajó desde sus brumas gallegas a la plaza de toros madrileña sin que nadie le advirtiera de que en Las Ventas se lidia con miuras y no vaquillas resabiadas en capeas de pueblo. Tampoco le dijeron que, en el coso de la Villa y Corte, las astas del morlaco no son el único peligro del diestro. También que vigilar su espalda: alguno de su cuadrilla puede darle una zancadilla y hasta una puñalada trapera en cualquier momento. Ayuso se ha comido con patatas a Feijóo desde el primer día que este se aposentó en la calle de Génova. Ya se cargó a su predecesor, Pablo Casado, y si tolera a Feijóo es como cabeza de cartel provisional. Ella se consolida mientras tanto como la gran esperanza blanca de todas las derechas y ultraderechas rojigualdas. Nadie puede negar que Ayuso conoce requetebién el coso madrileño. Sabe cómo gustar a un público cervecero y sabe cómo comprar a la crítica con unas entradas y un puñado de billetes. Entrará a matar cuando vean llegado el momento. Feijóo hace entretanto el papel de un Jeremías en traje de luces que ni siquiera gusta a su parroquia: es el político peor valorado entre sus votantes. A Feijóo le queda un paseíllo: las próximas legislativas. No descarto en absoluto que ese paseíllo le lleve La Moncloa. Pero será abrazado a Abascal, otro auténtico maestro de la cosa ultra, y aplicando su ideario. Estoy seguro de que veríamos entonces un montón de corridas en TVE.
eldiario
hace alrededor de 9 horas
Compartir enlace
Leer mas >>

Comentarios

Opiniones