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Hace 70 años Reino Unido tomó el islote más remoto del mundo para frustrar a la URSS. Hoy es un enorme quebradero de cabeza

Hace 70 años Reino Unido tomó el islote más remoto del mundo para frustrar a la URSS. Hoy es un enorme quebradero de cabeza
Rockall es una piedra afilada en mitad del Atlántico. Literalmente. Pequeño, inhóspito, aislado, el islote parece moldeado a propósito para repeler cualquier presencia humana. Nadie vive allí y los pocos aventureros que han desafiado a la isla, intentado pasar el mayor tiempo posible sobre su superficie, han aguantado como mucho un mes y medio. Sin embargo y pese a todo eso, Rockall protagoniza una historia apasionante que aún hoy está marcada por la controversia.Al fin y al cabo ha pasado de ser una pieza importante para la defensa nacional de Gran Bretaña (y el conjunto de la OTAN) a un importante activo económico.En un (remoto) lugar del Atlántico… A lo largo y ancho del Atlántico hay infinidad de islas, archipiélagos y peñones, pero pocos son tan inhóspitos como Rockall, un pequeño promontorio rocoso del Atlántico Norte. Llega con repasar unos cuantos datos para hacerse una idea de hasta qué punto está aislado y es el último lugar del planeta en el que uno querría pasar sus vacaciones. Rockall se ubica entre las costas de Escocia, Irlanda e Islandia, a cientos de kilómetros de cualquier lugar habitado. Para encontrar casas y población hay que mirar a 370 kilómetros de allí, a Nort Uist, en las Hébridas Exteriores (Escocia). "La roca más aislada". No es solo que Rockall quede lejos de todo. Es que directamente parece pensada para repeler la presencia de humanos. El islote mide solo 25 metros de ancho y se eleva 17 m sobre el nivel del mar, lo que explica que a menudo su ladera se vea sacudida por las olas del Atlántico. No hay nadie que viva allí, pero la pocas personas que han intentado probar suerte se han encontrado con una superficie inclinada y rocosa, un bloque de granito en el que apenas hay un espacio de 3,5 x 1,3 m lo suficientemente nivelado como para estar de pie.A mediados del siglo pasado el naturalista británico James Fisher describió Rockall como "la pequeña roca más aislada de los océanos del mundo". Aun más gráfico fue hace unos años Lord Kennet, par y exmarinero que se refirió al islote como el lugar "más desolado, más desesperanzador y más horrible" del planeta. La persona que más tiempo ha pasado sobre sus afiladas rocas fue el topógrafo Nick Hancock, quien aguantó 45 días en su superficie. Hace unos años  un profesor y veterano del ejército británico quiso superar su récord, pero el clima empeoró tanto que acabó pidiendo que lo rescataran cuando llevaba 'solo' un mes.Una roca con una historia intensa. Dadas sus características uno podría pensar que Rockall es un punto rocoso sin interés alguno en mitad del Atlántico Norte, un islote alejado del debate político o las disputas territoriales. Para nada. Su historia puede remontarse varios siglos atrás, pero se volvió especialmente intensa a mediados del XX. Fue entonces, a finales del verano de 1955, para ser más precisos, cuando la reina Isabel II autorizó la anexión del islote y ordenó a la Marina Real Británica que "tomase posesión de la isla". Ese mismo año, recuerda la cadena BBC, un comandante informó de la exitosa "conquista" de Rockall.Una isla indómita. Aquel episodio ya demostró lo indomable que es el islote rocoso. El HMS Vidal, un buque de reconocimiento de la Marina Real Británica, llegó a la zona el 15 de septiembre de 1955, pero los marineros tardaron varios días en poder izar su bandera. El motivo: las fortísimas y violentas rachas de viento. La BBC desliza que fue el último territorio reclamado por el Imperio Británico. Años después, en 1972, el Parlamento votó a favor de incorporar (ya de manera formal) Rockall al Reino Unido, integrándolo en las Islas Occidentales de Escocia. Pero… ¿Por qué? Hace 70 años Rockall era el mismo peñasco inhóspito, deshabitado y aislado que es hoy, así que, ¿por qué diablos iba a estar interesada Gran Bretaña en su posesión? ¿Qué se le perdía allí? Para entenderlo hay que tener presente el complicado mapa geopolítico de los años 50, en plena Guerra Fría, lo que confirió a Rockall un valor especial. Con los submarinos de la OTAN y la URSS patrullando el Atlántico Norte, su posesión pasó a ser una cuestión festratégica.No solo eso. Rockall quizás quedase aislada de todo, pero a menos de 400 kilómetros de allí, en las Hébridas Exteriores, Londres disponía de su primer campo de pruebas para misiles nucleares guiados estadounidenses. El islote quizá fuese el infierno en la tierra, una roca afilada en la que era imposible vivir más de unas semanas, pero… ¿Y si "agentes hostiles", como espías al servicio del Kremlin, lograban instalarse en la zona para monitorear las pruebas británicas? En Xataka La delirante historia de Sealand, la antigua plataforma flotante convertida en micronación independiente y habitada Más allá de la Guerra Fría. La URSS se desmoronó a principios de los 90 y las prioridades de Londres en materia de defensa pasaron a ser otras, pero Rockall no perdió su interés. Eso sí: este pasó de la estrategia militar al campo de la economía y la gestión de los recursos. En la isla los geólogos identificaron un tipo de granito especial, pero si por algo destacó fue el potencial de su lecho marino y sus aguas. Interesaban sus posibles reservas de petróleo. E interesaba (y mucho) la riqueza pesquera que ocultaban sus aguas, donde  se captura rape, gallo del norte, eglefino o calamar, entre otras especies de alto valor. El problema es que esa riqueza no solo interesaba a Londres. También lo hacía a Islandia o Irlanda.Un quebradero de cabeza. En 1982 la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (Convemar) estableció que las rocas sin población ni tejido económico, como era el caso de Rockall, no podían usarse como base para reclamaciones territoriales. En otras palabras, el islote ya no podía utilizarse como 'llave' para argumentar la teórica legitimidad de Reino Unido sobre las aguas que la rodean. Sin embargo llega una búsqueda en Google para comprobar que en los últimos años el derecho y la pesca en la zona ha sido motivo de fricciones con Irlanda, Islandia o incluso Dinamarca, como representante de las Islas Feroe. Los 'roces' de 2019. Uno de los episodios más tensos se vivió antes de la pandemia, en 2019, cuando Escocia advirtió a los barcos irlandeses sobre la pesca de arrastre "ilegal" que estaban haciendo en el entorno del islote, centrando su foco en un área de 19 km. Por las mismas fechas Reykjavík  emitió un comunicado para reivindicar que "el área de Hatton-Rockall es parte de la plataforma continental islandesa". Ese interés se entiende mejor si se tiene en cuenta que en 2023 el Sinn Féin estimó que las restricciones de Reino Unido en torno a la isla de Rockall podrían costar a los arrastreros irlandeses siete millones de euros al año.Tras el Brexit la polémica en torno a Rockall se volvió aún más compleja. La cadena BBC recuerda que en su día Reino Unido cedió los derechos de pesca y minería en un área de 200 millas alrededor del islote, pero el problema parece seguir aún vivió en sus 12 millas náuticas más próximas. En abril The Fishing Daily publicaba cómo había aumentado la presión en torno al Gobierno irlandés para que defendiera la actividad de los buques pesqueros en el área de Rockall.Imágenes | Óglaigh na hÉireann (Flickr), Marine Directorate Image Bank (Flickr) 1 y 2En Xataka | California acoge una de las islas privadas más extrañas del mundo: 25 millones por una roca rojiza sin electricidad ni agua - La noticia Hace 70 años Reino Unido tomó el islote más remoto del mundo para frustrar a la URSS. Hoy es un enorme quebradero de cabeza fue publicada originalmente en Xataka por Carlos Prego .

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