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El castillo de Jaén que Napoleón convirtió en un hospital: dónde está y cómo visitar

Situado en lo alto de una colina que domina la ciudad de Jaén, el Castillo de Santa Catalina es uno de los monumentos más emblemáticos de la provincia andaluza. Con una historia que abarca siglos, este majestuoso edificio no solo ha sido una fortaleza defensiva, sino que también jugó un papel crucial durante la ocupación napoleónica, cuando fue convertido en hospital por las tropas francesas . Hoy en día, el castillo sigue siendo un testimonio de la historia militar y cultural de la ciudad, atrayendo tanto a turistas como a vecinos interesados en conocer más sobre su fascinante pasado . El Castillo de Santa Catalina tiene sus orígenes en el siglo XII I , cuando fue fundado por el rey Fernando III de Castilla como parte de la fortificación de la ciudad de Jaén aunque este emplazamiento ya fue utilizado desde época de los íberos en el siglo IV a.C. como un poblado amurallado. Después, romanos y a continuación, árabes, reaprovecharon parte de estas antiguas estructuras para realizar sus fortificaciones. Tras la conquista de la ciudad por parte de los cristianos, se repararán las murallas islámicas, iniciando Fernando III la construcción de una nueva fortaleza sobre la parte más alta del antiguo alcázar musulmán . Esta fortaleza, más pequeña pero defensivamente más potente, será conocida por los cristianos como Alcázar Nuevo. Las obras de esta nueva fortificación se iniciarán a mediados del siglo XIII, así, durante toda la etapa medieval cristiana coexistirán en la cumbre del cerro tres fortificaciones: El Alcázar Nuevo , el conocido como Alcázar Viejo (con los restos de la antigua fortificación islámica) y un reducto amurallado también de época musulmana conocido como castillo de Abrehuí. Durante el siglo XV el Alcázar Nuevo o Castillo de Santa Catalina, se convertirá durante breves períodos de tiempo en residencia oficial del Condestable de Castilla Miguel Lucas de Iranzo y su familia. En los primeros siglos de ocupación cristiana, el castillo cumplió funciones defensivas y de control, siendo testigo de numerosas batallas, incluidos los conflictos entre los musulmanes y los cristianos. Con el paso de los siglos, el castillo fue ampliado y reformado en diversas ocasiones. Durante la época renacentista, se añadieron nuevas estructuras y se modernizó la fortaleza para adaptarse a las exigencias de la artillería de la época. Sin embargo, fue en el siglo XIX, con la llegada de las tropas napoleónicas, cuando el castillo experimentó un cambio radical en su uso y propósito . La ocupación de Jaén por las tropas francesas en 1810 marcó un punto de inflexión en la historia del Castillo de Santa Catalina, durante esta etapa se producen los cambios más profundos que ha sufrido la fortaleza a lo largo de su historia, entre enero de 1810 y septiembre de 1812. En plena Guerra de Independencia Española, cuando el país se enfrentaba a la invasión de Napoleón Bonaparte, las fuerzas francesas tomaron control de muchas de las fortalezas de la región, entre ellas el Castillo de Santa Catalina. Los franceses se asentaron con gusto en este castillo durante su ocupación, de tal forma que se realizaron varias reformas como los pabellones para el gobernador, una plataforma artillera o incluso un área de oficinas, junto con las áreas destinadas a hospital de campañ a para atender a los soldados heridos en los enfrentamientos. Este uso como hospital fue parte de una estrategia común durante la guerra, donde castillos, monasterios y otras edificaciones fueron transformadas en centros médicos improvisados . En el caso del Castillo de Santa Catalina, las instalaciones que anteriormente servían para la defensa de la ciudad fueron adaptadas para albergar a los heridos. La transformación del castillo en hospital duró varios años, aunque las tropas francesas finalmente abandonaron la ciudad en 1812, al retirarse volaron las instalacion es , para que otras tropas no pudieran usarlo, dañando seriamente varias partes de la fortaleza. El castillo alberga un museo que permite a los visitantes conocer más sobre su historia y su importancia estratégica durante diferentes épocas, incluyendo su uso como hospital militar durante la invasión napoleónica. Hoy en día, este monumento es uno de los principales puntos turísticos de Jaén. Su ubicación, en lo alto de un cerro, ofrece vistas espectaculares de la ciudad y sus alrededores, lo que convierte al castillo en un lugar ideal para los amantes de la fotografía y la historia. La fortaleza, que se divisa desde cualquier punto de la ciudad, es una parada obligatoria para cualquier visitante. Para llegar se puede caminar desde el centro de Jaén, aunque dado que está ubicado en una colina, el ascenso puede ser algo empinado. Para aquellos que prefieren un acceso más cómodo, también hay opciones de t ransporte público, como autobuses y taxis , que facilitan el recorrido hasta la cima. Una vez en el castillo, los visitantes pueden disfrutar de las impresionantes vistas y visitar la cruz colocada como símbolo de la conquista cristiana, o bien, descansar en el Parador Nacional de Turism o que imita la arquitectura de la fortaleza. Además de las exposiciones permanentes, el castillo organiza actividades educativas y culturales , como conciertos y representaciones históricas, especialmente durante los meses de verano. El horario de apertura del castillo varía a lo largo del año, pero generalmente está abierto todos los días, con horarios extendidos durante la temporada alta de turism o. La entrada es relativamente económica, y existen tarifas especiales para grupos, estudiantes y residentes locales, además, el acceso es gratuito todos los miércoles del año. La visita es adecuada para todas las edades, ya que ofrece una experiencia tanto educativa como recreativa.

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