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Los misteriosos 'encapuchados' de esta procesión andaluza que salen en completo silencio

Pocos rincones de Málaga guardan un aura tan fuerte de tradición, leyenda y religiosidad popular como la Ermita de Zamarrilla . Situada en pleno barrio de La Trinidad, esta joya patrimonial no solo es testigo del fervor de generaciones de malagueños, sino también epicentro de una de las hermandades más singulares de la Semana Santa andaluza. Fundada oficialmente en 1788, la Real y Excma. Hermandad de Nuestro Padre Jesús del Santo Suplicio, Santísimo Cristo de los Milagros y María Santísima de la Amargura Coronada nació con un propósito piadoso : ofrecer sepultura digna a sus hermanos. Pero su historia, rica en matices, guarda una conocida leyenda. Una de las señas de identidad más queridas por los fieles es la rosa roja que la Virgen porta en el pecho. Esta flor es símbolo de la leyenda del bandolero Zamarrilla , quien, según cuenta la tradición, se escondió bajo el manto de la Dolorosa al huir de la justicia. Como milagro, una flor blanca ofrecida por el bandido se tiñó de rojo, dando origen a una devoción que aún perdura. Cuenta la leyenda que Cristóbal Ruiz, el «Zamarrilla», era un sanguinario bandolero de Igualeja, en la Serranía de Ronda, que huía de la justicia y buscó cobijo en una ermita. Se refugió bajo el manto de la virgen. Los soldados entraron en la ermita pero no lo encontraron. Después de un buen rato se marcharon y allí quedó libre y a salvo el bandolero. Agradecido por no haber sido preso, clavó con su puñal una rosa blanca en el pecho de la virgen que se tornó roja. Arrepentido, el bandolero ingresa como monje y vivió dedicado a los pobres, según la leyenda. El historiador José Jiménez cuenta que más allá de la leyenda, «Zamarrilla» es un personaje histórico que vivió hasta 1851, antes de ser fusilado. La rosa y el puñal se han convertido en emblema de la Virgen de Zamarrilla y de la hermanad. La historia de la hermandad comenzó unos con un humilde rosario callejero promovido por Antonio Barranquero, devoto impulsor de la religiosidad popular en la zona en el siglo XVIII. En 1788 se funda oficialmente con el objetivo principal de ofrecer sepultura digna a sus hermanos, constituyéndose como una cofradía de entierro. Ese mismo año se aprueban sus primeras constituciones. Durante el siglo XIX, la hermandad no sufrió los efectos de la desamortización gracias a contar con ermita propia, y realizó varias procesiones. En 1889 se aprobaron nuevos estatutos que modernizaron su estructura. Y es que a lo largo de los siglos, la hermandad ha sabido crecer y adaptarse sin perder nunca su esencia. En el siglo XIX, en plena ola desamortizadora, Zamarrilla resistió gracias a su ermita propia y ya entonces procesionaba con su Virgen en fechas destacadas. En 1921 se fundó la hermandad de la Virgen de los Dolores, que un año más tarde se integró en la Agrupación de Cofradías de Semana Santa de Málaga, cambiando su advocación a María Santísima de la Amargura, con la que es hoy venerada. En 1931, durante los convulsos años de la República, la ermita fue incendiada y se perdieron las imágenes titulares. Sin embargo, la devoción se impuso al desastre. En 1935 ya se procesionaba una nueva talla de Dolorosa , obra atribuida a Gutiérrez de León, mientras que el joven imaginero Francisco Palma Burgos tallaría ese mismo año el imponente Crucificado de los Milagros. Años después, en 1985, el mismo artista culminaría su obra vital con la creación de Nuestro Padre Jesús del Santo Suplicio, última imagen salida de sus manos antes de fallecer. Hoy en día, con más de 2.400 hermanos y 375 nazarenos, su procesión del Jueves Santo es una cita imprescindible para los malagueños y visitantes. El Cristo de los Milagros, sobre un trono de madera barnizada realizado por los Hermanos Caballero en 2006, avanza con solemnidad mientras la Virgen de la Amargura -coronada canónicamente en la Catedral en 2003- deslumbra bajo un palio bordado por las Madres Adoratrices y un manto del taller de Esperanza Elena Caro. La hermandad, cuya sede social se encuentra en la calle Martínez Maldonado, recorre un extenso itinerario que incluye lugares tan emblemáticos como la Alameda Principal, la Tribuna de los Pobres o la Plaza del Obispo. En la sección del Cristo los nazarenos visten túnica y capirote de color morado y capa de damasco blanco con escudo bordado en plata. En la sección de la Virgen los nazarenos visten túnica y capirote de color morado y capa de damasco blanco con escudo bordado en oro . María Santísima de la Amargura Coronada fue realizada en el siglo XIX por Antonio Gutiérrez de León. Realiza su salida procesional sobre un trono de orfebrería realizado por Manuel de los Ríos en el año 2003. El palio fue realizado entre 1978 y 1988 por las Reverendas Madres Adoratrices sobre uno anterior obra de las Madres Trinitarias. El manto, por su parte, fue bordado en el año 1977 por el taller de Esperanza Elena Caro. El Santísimo Cristo de los Milagros es la opera prima de Francisco Palma Burgos, quien lo realizó en 1939. Procesiona cada Jueves Santo sobre un trono realizado en madera barnizada obra de los talleres Hermanos Caballero del año 2006. Incluye orfebrería de Manuel de los Ríos. Nuestro Padre Jesús del Santo Suplicio fue realizado en 1985 por Palma Burgos en la que sería su última obra. La imagen no procesiona aún el Jueves Santo, si bien es deseo de la hermandad que pueda hacerlo en años venideros.

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