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El espectacular castillo en ruinas de Granada donde dicen que hay un pasadizo secreto

Donde menos se espera, salta la liebre. O dicho de otra forma, y aplicado a los viajes, hasta el pueblo en el que menos expectativas hay puestas es capaz de contener elementos que hacen que su visita será interesante . Pasarlo por alto sería un error. Es posible que esto sea aplicable al caso de La Peza , un municipio de la provincia de Granada de poco más de mil habitantes y situado a casi cuarenta kilómetros de la capital. Es cierto que se ubica entre dos espacios naturales preciosos, los de los embalses de Francisco Abellán y Quéntar, y que resulta agradable pasear por sus calles estrechas y empinadas. También es curiosa la historia de su iglesia principal, la de la Anunciación, de estilo mudéjar, construida en el siglo XVI sobre los cimientos de una mezquita, algo habitual entonces, y rehecha un siglo más tarde, esta vez sobre las ruinas de los moriscos durante la sublevación de Abén Humeya . No obstante, la joya de La Peza es su castillo. Lo que queda de él, para ser más exactos, porque, como ocurre con muchos vestigios de la época musulmana, está seriamente deteriorado , hasta el punto de que a estas alturas más vale hablar de ruina que de castillo. Fue levantado en la cima del monte San Antón entre los siglos IX y X, aunque algunos testimonios aseguran que mucho antes, en tiempos de los romanos, también tuvo una función defensiva porque desde allí se podía ver venir a los enemigos que llegaran desde Guadix . Ya en la época musulmana, fue una torre de vigilancia de gran importancia estratégica que duró en pie hasta que el avance de las tropas cristianas fue ya imparable. En 1490 cayó Guadix y poco después le tocó el turno a La Peza, cuando el cerco a Granada, el último bastión nazarí, se estrechaba cada vez más. Después de eso, el castillo siguió siendo el centro neurálgico del pueblo y lugar de hechos históricos y leyendas, que a veces llegan mezcladas. En el municipio aún se recrea todos los años la hazaña del Alcalde Carbonero , que lideró a un grupo de vecinos que se empeñó en liberar el castillo tras haber caído en manos de las fuerzas napoleónicas. No fue el único mandatario famoso de allí. Mucho antes de eso, en 1490, se dice que el comendador Francisco Pérez de Barradas , que era el encargado de defender el fuerte –nunca mejor dicho- por orden de los Reyes Católicos, derrotó en las cercanías de La Peza a 42 soldados musulmanes a caballo y en una lucha realmente desigual, puesto que las tropas cristianas estaban formadas únicamente por ocho soldados a caballo. O sea, cada cristiano acabó con más de cinco oponentes. Según detalla en su web el Ayuntamiento de La Peza, el castillo formado por dos recintos: uno exterior, del que sólo queda la muralla que cerraba el conjunto y que había sido realizada en mampostería. Del segundo se conservan tres torres y restos de murallas. Una de las torres es de tapia levantada sobre una base de mampostería. La torre, como tal, es hueca. De la misma, sólo quedan dos caras. Se cree que entre esta torre y la muralla se encontraba la puerta de acceso. La segunda torre, está situada al noreste y está construida de cal y tapia. De la misma, sólo se conserva la cara norte. Por último, la tercera torre está ubicada en el suroeste y es la de mayor tamaño. Realizada en mampostería y reforzada en cantería. En el centro de todo el recinto se encuentra el aljibe , cuya planta es de forma rectangular y sus muros de cal y hormigón. Ya no se conservan restos de la bóveda que lo cubría. Es un lugar que no deja de dar sorpresas. En 2024, durante unas excavaciones, se descubrió que allí algo parecido a unos antiguos baños, que podrían datar de la época visigoda . Es decir, antes de la llegada de los árabes. Fue un hallazgo aún más importante que el de 2022, donde en otra campaña de excavaciones se dio con restos de una muralla anterior al siglo IX. Un sitio tan peculiar se presta a las leyendas, y una de ellas es la que asegura que en el interior del castillo había pasadizos secretos. Estos se habrían hecho en la época musulmana, en la que, según se cuenta en el blog Leyendas de La Peza , «bajaban los moros por un túnel a por el agua. Tenían que atravesar las casas que ahora hay junto a la iglesia, por allí bajaban por el agua de noche para beber de día ya por cosas de la vega para comer, hasta que los descubrieron y cerraron el túnel». Eso habría hecho mucho más difícil la conquista del castillo, que como ya se ha dicho no se produjo hasta 1490. Esos supuestos pasadizos se vuelven a mencionar pero para otro episodio ocurrido en el siglo XVI, en la rebelión de los moriscos, también llamada Guerra de las Alpujarras , que duró seis años. «Y otra vez asediados volvieron a bajar por los túneles desde el castillo hasta los caños chicos a por agua y otra vez cerraron el túnel y lo destruyeron, para que no se repitiera más la historia». Es la última noticia –o rumor- que se tiene de la existencia de esos pasadizos. Pero de un pueblo con tanta historia, real a veces y otras un poco exagerada, y para el que se han pedido fondos con vistas a realizar nuevas excavaciones en su famoso castillo, no se puede descartar que en un futuro vuelva a hablarse de pasillos secretos y de túneles misteriosos. Así que conviene terminar el artículo con el consabido: continuará.

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