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El nuevo Nissan Leaf es una apuesta por el futuro de la compañía

Nissan tiene mucho en juego. La compañía japonesa se encuentra en un momento delicado de ventas a nivel global –entregó 1,6 millones de vehículos en la primera mitad del año, un 7,4% menos que en 2024– y necesita actualizar su gama para mantenerse vigente en un mundo donde la competencia por los vehículos eléctricos está encarnizada. El fabricante fue uno de los pioneros en llevar los modelos cero emisiones al mercado generalista, en 2011. Desde entonces, han vendido más de 700.000 unidades del Leaf y 290.000 de ellas fueron a parar al mercado comunitario. Desde el prisma actual, el primer Leaf cuenta con unas prestaciones modestas, con una batería de 24 kWh que le dotaban de una autonomía de 120 kilómetros –más adelante lo actualizaron para que llegasen hasta los 150– y un diseño amable, aunque futurista. Ahora, la tercera generación del Leaf mantiene este espíritu de vanguardia, pero presenta unas líneas mucho más angulosas y algunos detalles estéticos que recuerdan a los modelos clásicos de la marca, como el Fairlady Z de 1970, como la caída de la zaga coupé y una parte posterior con una caída en vertical, conocida como 'coda tronca'. La principal diferencia es que ahora el Leaf es un SUV coupé de 4,35 metros de largo, dejando atrás los compactos eléctricos que le precedieron. Tiene un tamaño más adecuado al segmento de gran volumen en el que espera competir y viene equipado para hacerle frente a sus rivales y conseguir una muy necesaria cuota de mercado. Mecánicamente, el Leaf viene con dos baterías de distinta capacidad. La versión básica, que costará en torno a unos 37.000 euros sin descuentos, cuenta con una batería de 52 kWh que le dota de 445 kilómetros de autonomía homologados. La versión más potente presenta un acumulador de 75 kWh, que le permite recorrer 622 kilómetros con una carga. En la presentación, en las frías y planas carreteras danesas, la distancia que marcaba el vehículo –la versión con más capacidad– era de 490 kilómetros en el contador con un 93% de carga. Admite una potencia de carga de 150 kW, lo cual le permite, en teoría, recuperar 420 kilómetros en tan solo 30 minutos. Las potencias de motor también varían ligeramente entre las dos versiones. Mientras la de entrada entrega 130 kW (174 CV) y acelera de 0 a 100 km/h en 8,6 segundos, la de más capacidad desarrolla 150 kW (218 CV) y reduce el tiempo de aceleración en un segundo, a pesar de sus casi dos toneladas de peso. A la hora de conducir, esta potencia es adecuada para que el coche se sienta ágil y maniobrable, pero el Leaf nunca ha sido un deportivo ni pretende serlo ahora. Lo que sí mantiene es su E-Pedal, la contribución de Nissan a la era eléctrica: un sistema con el que es posible conducir únicamente con el acelerador y la regeneración eléctrica de los frenos. Es la manera más eficiente de conducir y maximiza la autonomía, pero si se prefiere usar el pedal del freno, existen tres niveles de regeneración que van desde una vela hasta acercarse al E-Pedal, pero sin llegar a detener el vehículo completamente. Por dentro, el Leaf cuenta con superficies de plástico duro y tela, materiales reciclables que son baratos de producir y son más agradables a la vista que al tacto. Los asientos son de cuero sintético, que sigue en esta línea filosófica de materiales y economía circular. Lo que sí destaca es el sistema de sonido Bose –solo disponible en el mayor paquete de acabados– y el navegador multimedia con Google integrado, fruto de la colaboración entre Nissan y Renault y uno de los más intuitivos de utilizar del mercado. El nuevo Leaf se fabrica en la planta inglesa de Sunderland, de donde también les proveen de baterías Envision AESC. Llegará al mercado español a principios de 2026.

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