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Las nuevas etiquetas de la DGT, no antes de 2027

Las nuevas etiquetas de la DGT, no antes de 2027
La reforma, a la que espera aún un largo camino, podría privar del distintivo 0 a los híbridos enchufables con menos de 90 kilómetros de autonomía eléctrica y de la Eco, a microhíbridos, algunos híbridos convencionales y coches de gas La Ley de Movilidad Sostenible aprobada in extremis en el Congreso incluye, entre otras obligaciones, el compromiso del Gobierno de revisar y reformar el actual sistema de etiquetas ambientales de la Dirección General de Tráfico (DGT). Los modelos híbridos enchufables y los mild hybrid (de hibridación ligera) son los que se hallan en el punto de mira de una reforma que en ningún caso se hará realidad hasta 2027 y que no tendrá carácter retroactivo. La norma a la que ha dado luz verde el Parlamento, después de numerosos avatares desde que se presentó en febrero de 2024, obliga a que los distintivos ambientales tengan en cuenta las emisiones de CO2 como criterio adicional al tipo de tecnología que incorpore cada coche, que es lo único que considera el sistema actual. Por esta razón, los híbridos enchufables con menos de 90 kilómetros de autonomía eléctrica podrían perder la etiqueta 0 emisiones, mientras que los microhíbridos, algunos híbridos convencionales y los coches de gas podrían dejar de beneficiarse de la Eco. Con respecto a los plazos, la ley tiene que pasar ahora al Senado y volver al Congreso para ser aprobada de modo definitivo en noviembre, en el mejor de los casos. A partir de ahí, según leemos en el texto, en el plazo de 12 meses desde su entrada en vigor, “el Gobierno presentará un estudio que analizará la necesidad de actualizar las etiquetas medioambientales de la Dirección General de Tráfico, teniendo en cuenta la evolución tecnológica de los vehículos, para solventar las deficiencias detectadas en materia de contaminantes e incluir las emisiones de CO2 como criterio adicional”. El enunciado continúa: “Este estudio se realizará en el marco de un grupo de trabajo interministerial del que formen parte el Ministerio del Interior, el Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible, el Ministerio de Industria y Turismo, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico y el Ministerio de Economía, Comercio y Empresa. Dicho estudio incluirá una consulta a las Comunidades Autónomas”. Dicho de otro modo: en noviembre de 2026, como pronto, estaría listo el estudio promovido por el Ejecutivo, momento en el cual se sabrá si hay necesidad o no de cambiar las etiquetas -según los organismos implicados-, y en caso de que la respuesta sea afirmativa comenzará el proceso para establecer qué modificaciones se introducen. La hipotética reforma de la clasificación de la DGT afectaría básicamente a todos aquellos coches que, como denuncian numerosas organizaciones del sector ambiental, se consideran menos contaminantes de lo que en realidad son, como algunos híbridos enchufables, algunos híbridos convencionales, los microhíbridos o mild hybrid y los coches de gas, principalmente los que utilizan gas licuado del petróleo (GLP). La etiqueta 0 se reservará a eléctricos puros e híbridos enchufables con más de 90 km de autonomía eléctrica. La hibridación no basta En definitiva, solo obtendrían el distintivo 0 emisiones en el futuro los modelos eléctricos puros, los de hidrógeno y los híbridos enchufables con al menos 90 kilómetros de autonomía eléctrica. Los de menor rango pasarían a tener etiqueta Eco o una diferente aún por definir. Muchos modelos híbridos completos, o full hybrid, especialmente los de gran tamaño o potencia con emisiones de CO2 por encima de 95 gramos por kilómetro, podrían perder la etiqueta Eco o recibir otro distintivo menos ventajoso. El cambio se debería en este caso a la introducción del criterio del CO2 como complementario al del tipo de tecnología embarcada. Actualmente, todos los vehículos con alguna clase de hibridación gozan de la etiqueta Eco. De ahí que también disfruten de ella los híbridos ligeros, coches que incorporan solamente un pequeño sistema eléctrico de baja tensión que asiste al motor térmico en determinadas circunstancias, como al arrancar o durante la aceleración. La cuestión es que, en la mayoría de ellos, esta tecnología -generalmente de 48 voltios- no puede propulsar el vehículo por sí sola y apenas sirve para reducir mínimamente el consumo de combustible y las emisiones. Muchos fabricantes premium llevan años lanzando vehículos de gran potencia y cilindrada a los que añaden un pequeño sistema microhíbrido que les garantiza el distintivo Eco. Las organizaciones ecologistas denuncian que se trata de un subterfugio para obtener ventajas medioambientales, como el acceso a zonas de bajas emisiones o descuentos en las áreas de estacionamiento regulado. Por lo que respecta a los coches de gas, las mismas entidades estiman que son sencillamente vehículos de combustión interna sin ningún tipo de electrificación que nunca deberían haberse beneficiado del distintivo Eco. Apuntan además que emiten contaminantes muy nocivos para la salud, como las partículas ultrafinas, que no tiene en cuenta el etiquetado actual. Por último, se han detectado fraudes y vacíos legales que permiten a vehículos contaminantes obtener la etiqueta Eco mediante conversiones a GLP en ciertos talleres mecánicos, dándose el caso incluso de usuarios que retiran el equipo una vez obtenida la homologación.

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