cupure logo
delloslasfiscaltodosparagazafuturoemergenciamemoria

Europa firma un pésimo acuerdo político con Trump

Europa firma un pésimo acuerdo político con Trump
Al darle la razón “como a los locos”, la presidenta de la Comisión ha validado su distorsión de la realidad. Por tanto, ha reforzado su comportamiento, porque le funciona, lo cual eleva el precio político que habremos de pagar en cualquier negociación. Es una derrota psicológica sin paliativos La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha firmado un autodenominado acuerdo con EEUU sin obtener nada a cambio: inaugura así una nueva relación transatlántica, pero no en lo comercial, sino en lo político. Ha firmado un contrato de adhesión: los europeos simplemente consentimos los términos planteados por la otra parte. Aun sin conocerse toda la letra pequeña, las consecuencias comerciales son dispares. Pero desde su segunda llegada al poder, Trump está reformulando las relaciones internacionales. Por tanto resulta imprescindible analizar las consecuencias políticas del acuerdo, que son más sutiles y frágiles que las comerciales. No se expresan en porcentajes ni en puntos de PIB. Empiezo por la anécdota elevada a categoría. Von Der Leyen se fue a Escocia a firmar el acuerdo. El dónde y el cómo lo dicen todo en diplomacia. La reunión se celebró en un receso de Trump hacía en su viaje de negocios particulares. El acuerdo se rubricó en un campo de golf propiedad del magnate. Hasta el guionista menos avispado vería el vasallaje simbólico de la escena. Ahora voy a lo mollar. ¿A qué colegio fue Ursula von der Leyen? ¿No había un matón en el patio, como en todos los colegios? La presidenta de la Comisión tenía por objetivo evitar la guerra comercial total y se ufana de haberlo conseguido. Pero el resultado es que EEUU impone un arancel general a la UE del 15% (además de los específicos), y no respondemos. Es como si le bombardean Unter den Linden, no contesta bombardeando la Quinta Avenida, y encima sale triunfante a la Puerta de Brandemburgo a celebrar que está evitando la guerra. ¡Sólo está mostrando debilidad! En Europa le llamamos apaciguamiento desde 1939 y no ha dado buenos resultados, del mismo modo que el matón del patio olía la debilidad y se ensañaba con quienes despedían ese huidizo aroma a cobardía. Lo de las bombas no es hipérbole: recordemos Ucrania. Como consecuencia de lo anterior, Von der Leyen se ha venido con las manos vacías. Me decía un amigo diplomático: “Es de primero de negociación obtener algo a cambio de lo que cedes”. Claro, pero ella interpreta que su gran victoria era no traer nada. Otro error de primero de negociación: aceptar el marco del adversario, basado en un supuesto desequilibrio comercial que ofende a Trump y no es real. En esa cuenta sólo incluye los bienes y no los servicios (de los que compramos mucho más que vendemos). Von der Leyen tenía un motivo muy poderoso para rechazar ese marco: no responde a los hechos. Trump es un tipo con una distorsión cognitiva severa, crea su propia realidad. Interiorizar su visión conlleva el peligro habitual de despreciar los hechos. Pero hay algo aun peor. Al darle la razón “como a los locos”, la presidenta de la Comisión ha validado su distorsión de la realidad. Por tanto, ha reforzado su comportamiento, porque le funciona (de primero de psicología, en este caso). Esto constituye un incentivo para escalar ese comportamiento en el futuro, lo cual eleva el precio político que habremos de pagar en cualquier negociación. Es una derrota psicológica sin paliativos. Lo más marciano de todo es lo que no figura en el acuerdo: la regulación digital. Se trata de un asunto crítico, porque los dueños de las empresas tecnológicas (sí, los que acudieron a la toma de posesión de Trump a rendir pleitesía) están muy preocupados con la regulación existente en Europa que protege la privacidad y otros derechos de la ciudadanía. Quieren evitar a toda costa que sigamos por ese camino en lo relativo a la Inteligencia Artificial, porque priva a sus empresas de obtener beneficios. El acuerdo no dice nada al respecto, pero los representantes de la comisión van por ahí jactándose de haber defendido la autonomía reguladora de la UE, o sea, que podemos hacer las leyes que nos plazca. O sea, lo obvio. Es como si entra un ladrón a robarte en casa y tú cuentas a tus vecinos que le dejaste muy clarito que la propiedad es tuya y no le ibas a dar las escrituras. Cuando se presume de defender algo tan elemental como que los 27 somos países soberanos, es enorme el terreno que se ha cedido: sobre todo mental y político. Lo de menos es lo comercial, le hemos dicho al matón que le tenemos miedo y eso va a tener consecuencias.

Comentarios

Opiniones