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La burbuja del consumo

En las dos grandes crisis económicas recientes, uno de los principales factores desestabilizadores ha sido el descontrol de la deuda. Un apalancamiento general de la sociedad unido a unas entidades de crédito (demasiado) ambiciosas es un cóctel Molotov cuya llama incendiaria suele ser una simple chispa. Viendo la actual situación crediticia del ciudadano promedio, podríamos estar ante el comienzo de una nueva burbuja. En los últimos cinco años la sociedad ha atendido al auge y triunfo de los 'buy now pay later', financiadores pequeños y poco regulados que ofrecen préstamos al consumo para todo tipo de bienes, desde vuelos hasta ropa. Todos hemos visto cómo en las pasarelas digitales de pago aparece una entidad que ofrece dividir el pago del producto en cómodos plazos de tres, seis o hasta doce meses. La euforia por el microendeudamiento ha alcanzado niveles insospechados, hasta tal punto que en los Estados Unidos se haya popularizado el término 'burrito loan' o 'préstamo burrito', que surge a raíz de esa adicción a los microcréditos, o más bien de esa fobia al ahorro. Ahora cualquiera puede fraccionar el pago de su burrito de Taco Bell en plazos. Siempre ha existido el crédito al consumo, no es ninguna novedad. Pero hay una gran diferencia entre recibir un préstamo de 30.000 euros (algo que la mayoría de la gente se piensa dos veces y que la entidad de crédito de turno se encarga de estudiar) y recibir numerosos microcréditos para compras de menos de cien euros. En este segundo supuesto, los requisitos para la concesión del préstamo suelen ser muy laxos, y el consumidor suele tener un dedo muy rápido para obtener las facilidades que éste representa. El verdadero problema reside en el efecto psicológico que tienen los microcréditos en el consumidor medio. ¿Se debe permitir al consumidor incurrir en cuantos préstamos 'burrito' consideren según su saber y entender, en aras de la libertad económica y en contra del paternalismo estatal? o, por el contrario, ¿se debería aumentar la regulación y los requisitos para que los consumidores incurran en microcréditos en respuesta al riesgo de que su irresponsabilidad financiera, motivada por la pequeña cuantía de los préstamos, termine por mermar sus economías? Podría parecer que existe un aprovechamiento de la poca voluntad ahorradora de la población para obtener rentas de unos intereses abusivos. Sin embargo, la mayoría de estas entidades cobran un 0 por ciento de tipo de interés. Su beneficio está en las comisiones que cobran a los comercios por ofrecer sus servicios a sus clientes, lo cual, a su parecer (muy acertado) dispara el consumo. Además, al titulizar estos préstamos y venderlos a otras entidades de mayor volumen se libran del riesgo de crédito. Unos cuantos listos han identificado un nicho de mercado en la falta de educación financiera del consumidor, y es absolutamente respetable. Cabría entrar en discusiones sobre qué pasará cuando se produzca una oleada de impagos de miles de estos microcréditos, agrupados en bonos cuya titularidad es de los principales bancos del mundo. Mientras tanto, disfrutemos del burrito por tan solo tres euros al mes. Javier Resa López-Romeu. Madrid
abc.es
hace alrededor de 10 horas
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