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La flotilla, entre la protesta y la inseguridad

Las razones para criticar la actuación de Israel en Gaza no pueden servir para legitimar la violencia y las excentricidades. La flotilla de activistas que se dirige a Gaza con ayuda humanitaria zarpó de Barcelona, en el otro extremo del Mediterráneo, pero una parte ha tenido que regresar por las inclemencias del tiempo. La pintoresca misión en la que se embarcaron Greta Thunberg y Ada Colau, entre otros, tiene más que ver con lo postural y el folclore que con la solución de un problema real. Debemos señalar también los graves incidentes que han afectado a la Vuelta porque participa un equipo israelí. La violencia de los manifestantes ha ido aumentando desde el sabotaje en Figueres y Olot hasta la interrupción del final de la etapa de ayer en Bilbao que ha concluido sin ganador. Los organizadores no quisieron que se repitiera el riesgo creado en Pamplona, donde provocaron la caída de uno de los corredores, demostrando cómo la protesta que utiliza la violencia pierde automáticamente la razón.

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