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Xi Jinping y su exitosa estrategia de seducir al mundo

Xi Jinping y su exitosa estrategia de seducir al mundo
Es el anverso de lo que significa Donald Trump, que a pesar del peloteo del secretario general de la OTAN y de algunos mandatarios europeos, cada vez estará más solo en este mundo en transformación, mientras Xi Jinping irá ganando adeptos, en un planeta donde están menguando las democracias y aumentando las autocracias Recomiendo encarecidamente leer en su totalidad los discursos de estos días del presidente chino, Xi Jinping, en la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), así como algunos comentarios de Putin en su feliz encuentro con su mejor amigo, pues ambos han repetido varias veces su mutua admiración. Pongan atención a sus palabras mágicas, pues tienen un contenido geopolítico de primer orden, y son una afrenta al presidente Trump. Vean cómo son de diferentes los discursos. Xi Jinping dijo a Putin: “Estamos listos para seguir apoyando en nuestro desarrollo y prosperidad nacional, para defender firmemente la justicia internacional y la igualdad, y para avanzar en el establecimiento de un sistema justo y racional de gobernanza global”. Ante los delegados de la OCS, afirmó: “Siempre estamos del lado de la equidad y la justicia internacionales, defendemos la inclusión y el aprendizaje mutuo entre civilizaciones, y nos oponemos al hegemonismo y la política de poder, convirtiéndonos así en una fuerza proactiva para la paz y el desarrollo mundiales… debemos buscar el beneficio mutuo y los resultados beneficiosos para todos… debemos promover una perspectiva histórica correcta sobre la Segunda Guerra Mundial y oponernos a la mentalidad de la Guerra Fría, la confrontación de bloques y las prácticas de intimidación. Debemos salvaguardar el sistema internacional centrado en la ONU y apoyar el sistema multilateral de comercio con la OMC en su núcleo. Debemos abogar por un mundo multipolar igualitario y ordenado y una globalización económica universalmente beneficiosa e inclusiva, y hacer que el sistema de gobernanza global sea más justo y equitativo”. Este énfasis sobre Naciones Unidas no es gratuito, pues es el foro más importante del mundo, y China cuenta ya con el apoyo seguro de más la mitad de los países sobre cualquier tema que se presente. La ONU es uno de sus principales altavoces, aunque, a pesar de ser miembro permanente del Consejo de Seguridad y con derecho a veto, no haya firmado el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, y no haya ratificado el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. Su autoridad en la ONU no es tanto moral, como de poder económico. Cuando Putin se dirigió a Jinping, y con una enorme dosis de cinismo después de su ataque a Ucrania, recalcó el “testimonio de nuestro compromiso compartido con la defensa de la verdad y la justicia históricas.” Y a los representantes de la OCS les recordó algo que viene repitiendo desde hace años: “La Carta fundacional de la ONU consagró principios fundamentales: la primacía del derecho internacional, el derecho de las naciones a la autodeterminación, la igualdad soberana, la no injerencia en los asuntos internos y el respeto de la independencia y los intereses nacionales de cada Estado. Estos principios siguen siendo válidos e inquebrantables hasta el día de hoy. La Organización de Cooperación de Shanghái también se basa en estos mismos principios. Eso reúne a socios de ideas afines comprometidos con la configuración de un sistema multipolar justo orden mundial... un nuevo sistema de estabilidad, seguridad y desarrollo pacífico en Eurasia, un sistema que reemplazaría a los obsoletos modelos eurocéntricos y euroatlánticos, evitando así intentos de algunos estados de garantizar su propia seguridad a expensas de otros”. La semántica de la geopolítica china pivota sobre medio centenar de conceptos, que se repiten sin cesar en la mayoría de los discursos y que tienen como idea final el concepto de “ganar-ganar”, el clásico “win-win”, aplicado a todas las esferas de la actividad humana. El “ganar-ganar”, el beneficio mutuo y compartido que tanto se predica, en realidad esconde y conlleva, según los casos, una búsqueda de ventajas para China, y en particular para sus intereses económicos. Este discurso de naturaleza más bien simple y de fácil comprensión, es sumamente atractivo y, por ello, eficaz. De ahí que seduzca a medio mundo, que ve a China como una oportunidad, un mecenas, un aliado y un socio, y no un explotador aprovechado, un buitre o un apropiador. Esta seducción tiene parte de espejismo y parte de realidad, pues la penetración económica, comercial, inversora y política china en gran parte de los continentes no es gratuita, sino el resultado de una gran estrategia, muy sutil y con resultados a medio plazo, que podría convertir a China en dueño y señor de gran parte del planeta. Estos días ha introducido un nuevo concepto al hablar de proyectos de cooperación, al decir “hermosos y pequeños”, un término que no es de invención, sino copiado del economista alemán E. F. Schumacher, en un libro publicó en 1973 con el título de “Lo pequeño es hermoso”, que alcanzó gran éxito en todo el mundo y que fue nuestra inspiración para los jóvenes ecologistas de aquella época. Xi Jinping ya tenía 20 años, pero no sé si lo leyó. Al año siguiente, se hizo miembro del Partido Comunista Chino. Xi Jinping habla de cosas concretas que pueden interesar a millones de personas, a las que se ofrece participar en proyectos aparentemente compartidos, sea para asuntos económicos, sea para formar parte de una reforma y un proyecto colectivo sobre la gobernanza mundial. En suma, el “ganar-ganar” ofrece dar voz y voto a quienes normalmente no tienen esta oportunidad, y ese ofrecimiento es bienvenido en muchos países que se sienten marginados. Años más tarde, cuando estén endeudados y sean dependientes de China, la percepción será otra. Ya empiezan a mostrarse los primeros indicios en algunos países. Pero, retomando de nuevo sus palabras, “nos corresponde seguir la tendencia predominante de la historia y elegir la cooperación sobre la confrontación, la apertura sobre el aislamiento y el beneficio mutuo sobre los juegos de suma cero. Seremos firmes en oponernos a todas las formas de hegemonía y política de poder, así como a todas las formas de unilateralismo y proteccionismo”. De una forma u otra, en todos los foros ha ido predicando la necesidad de permanecer comprometidos con el beneficio mutuo y los resultados de ganar-ganar, y no tanto para beneficiar a los demás, sino muy especialmente para el desarrollo económico y social de China. Desde el inicio de su presidencia, Jinping ha puesto mucho énfasis en el diálogo entre civilizaciones y en crear una comunidad mundial de destino común. Aboga por un intercambio armonioso entre civilizaciones, tesoros de la humanidad, que no excluya las diferencias y que tolere los puntos de vista de diversa índole, partiendo del hecho que la diversidad produce intercambio, el intercambio concibe la integración, y la integración fomenta el progreso. Para promover los intercambios y el aprendizaje mutuo entre civilizaciones, suele decir, hay que adoptar un enfoque correcto con algunos principios importantes, que, en su opinión, contienen lo siguiente: primero, las civilizaciones han llegado en diferentes colores, y tal diversidad ha hecho que los intercambios y el aprendizaje mutuo entre civilizaciones sean relevantes y valiosos, y permiten a los pueblos disfrutar de una vida espiritual más rica en contenido e incluso abrir un futuro dotado de más opciones. En segundo lugar, las civilizaciones son iguales, y esa igualdad ha hecho posible el intercambio y el aprendizaje mutuo entre civilizaciones. Todas las civilizaciones humanas son iguales en términos de valor. Todas ellas tienen sus respectivos puntos fuertes y defectos. No existe una civilización perfecta en el mundo. Tampoco hay civilización que esté desprovista de todo mérito. Ninguna civilización puede ser juzgada superior a otra. Hace tiempo que los chinos aprecian la sabiduría de la “armonía sin uniformidad”. En tercer lugar, la civilización ha de ser inclusiva, y esta inclusividad de la civilización humana se ha convertido en la fuerza motriz de los intercambios y el aprendizaje mutuo. “Las mejores sopas se hacen incluyendo los más variados ingredientes”. Las diferentes civilizaciones deben mantener el diálogo y los intercambios en vez de tratar de excluirse o reemplazarse entre sí. “La historia de la humanidad es un gran espectáculo en el que las distantes civilizaciones intercambian, aprenden y se integran”. En la Asamblea General de la ONU celebrada en septiembre de 2015, Jinping ya explicó de forma clara que había que estar comprometidos con el multilateralismo y rechazar el unilateralismo. En su opinión, se debería adoptar una nueva visión de buscar resultados beneficiosos para todos y rechazar la mentalidad obsoleta de que la ganancia de uno significa la pérdida del otro o que el ganador se llevará todo. También dijo que la consulta era una forma importante de democracia, y que también debería convertirse en un medio importante para ejercer la gobernanza internacional contemporánea. Dentro de unos días, en Nueva York y en la Asamblea General de la ONU, de buen seguro volverá a repetirlo. Es el anverso de lo que significa Donald Trump, que, a pesar del peloteo del secretario general de la OTAN y de algunos mandatarios europeos, cada vez estará más solo en este mundo en transformación, mientras Xi Jinping irá ganando adeptos, en un planeta donde están menguando las democracias y aumentando las autocracias. Sería interesante preguntarse si el discurso democrático no debería ponerse al día, para ser más atractivo y coherente ante el panorama que nos viene encima.
eldiario
hace alrededor de 23 horas
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