cupure logo
delsánchezcorrupciónconlosiránperdónisraelnuestrasmundial

Nuevo mazazo de la corrupción española

Nuevo mazazo de la corrupción española
El golpe es difícil de superar. No nos podíamos permitir que la corrupción tumbara a uno de los pocos gobiernos aceptablemente progresistas que van quedando. Y menos para sustituirlo por otro de la cuerda de los que andan mandando al cuerno el mundo.Y, a la vez, la manga ancha del mal menor ya no da más de sí. Lo desvelado por el informe de la UCO -luego vemos cómo- sobre Santos Cerdán, secretario de organización del PSOE, es un tremendo mazazo sobre el gobierno de Pedro Sánchez y sobre la sociedad española en su conjunto. Por los indicios en sí -que como en todos los casos habrán de probarse- y por lo que implica. Hemos caído de bruces, de nuevo, en el socavón sin fondo de la corrupción española. Se remonta a siglos. Esa historia de ocultaciones a la que llamaron -con orgullo, encima- la picaresca española era ya un claro reflejo. Nunca supimos en concreto qué se hizo con el botín que los conquistadores se trajeron del Nuevo Mundo descubierto. “Abierto el cajón, convidado está el ladrón” dice un refrán de la época y hay varios parecidos. No he encontrado en otra lengua algo similar. Ni en italiano. Allá donde nació La Cosa Nostra, madre de las diferentes mafias y camorras, precisamente en la zona de las Dos Sicilias, prestigioso apellido español. Ilustrativo ver sus inicios, la gestación de los títulos nobiliarios. El franquismo se puso las botas, también robando. Libros magníficos de historiadores como los de Julián Casanova, entre otros, nunca han llegado a los colegios y escasamente a universidades, lamentablemente, porque nos dan cuenta hasta de las grandes familias del régimen, enriquecidas a su calor. Y es que todavía mandan aquí y si, se tercia, corrompen. El PP es el representante genuino de esa España corrupta y rancia, su heredero natural. Que se atreva a dar lecciones de moralidad y hacer aspavientos por las podredumbres de sus rivales políticos, da arcadas. Las materias en las que el PP está graduado con méritos, desde su fundación y antecesores -UCD y AP-, son corrupción y una inconmensurable desfachatez. A ella contribuyen sus medios subvencionados con nuestros impuestos además, y para nuestro mal han crecido por esporas. Ya no nos limitamos a la pocilga mediática clásica, ahora es un enjambre de pozos tóxicos. Toda esta realidad no disculpa en lo más mínimo las corrupciones del PSOE. Y este caso apesta. Doblemente, porque han sido dos secretarios de organización consecutivos, Ábalos y Cerdán, los implicados. “Para hacer adjudicaciones de obra pública hay filtros y mesas de valoración técnicas en las que hay funcionarios. ¿Cómo anidó, sin control, esa estructura, si se demuestra que estuvo? La auditoría que ha anunciado Sánchez no es suficiente”, escribe Raquel Ejerique. Pedro Sánchez es un presidente acosado por el golpismo de derecha extrema en sus diferentes ramas, pura corrupción en sí mismo. Tiene hasta la sospechosa concurrencia en hacer lo que puede de Felipe González, el presidente que pudo y debió hacer cambios drásticos y dejó intactos pilares esenciales del franquismo, con un magnífico maquillaje, eso sí. Todo un aval a su trabajo, si se piensa, el odio de los desaprensivos. Pero esta trama es demasiado grave. Las personas decentes y progresistas estamos desoladas e indignadas al mismo tiempo. Nos encontramos ya ante la terrible disyuntiva de no ver solución viable al gran problema endémico de nuestro país. Porque si hay corrupción en los dos principales partidos y no dejan entrar a otros a base de hachazos del calibre de los que cortaron el camino a Podemos (la policía de cloaca del gobierno de Rajoy) ¿qué hacemos? Y, a la vez, la manga ancha del mal menor ya no da más de sí. Ocurre que el PP, además de corrupción, conlleva recortes sociales, promoción de la desigualdad, profunda regresión ideológica; siempre al lado de los poderosos, siempre en el lado peor de la Historia. Y la justicia que notamos “de parte” trabaja para el PP, incluso ahora para Vox, dando cabida a sus acusaciones particulares que fundamentan querellas inverosímiles. Y el Poder Judicial no admite ni siquiera la menor crítica. Son factores importantes a tener en cuenta. ¿Y qué pasa con la UCO, que facilita informes bajo secreto del sumario a periodistas seleccionados? Éste en concreto a Pilar Gómez, directora de un panfleto nuevo llamado Artículo 14, según dijo ella misma ante las cámaras de televisión. Si escandaliza el procesamiento del fiscal general del Estado porque, sin pruebas, ni indicios, esté procesado por supuestamente enviar ¡un email! sobre el novio de Ayuso. ¿Qué diremos de un cuerpo de seguridad del Estado que filtra informes a algunos periodistas? ¿Rige la ley del embudo? El plantel de elementos clave en una democracia con sospecha -y más que sospecha- de corrupción es sobrecogedor. Y aún nos faltan las empresas que corrompen y pagan la corrupción. Las cintas de Koldo que estudió la UCO mencionan a Acciona, Sacyr y Ferrovial. Se trataría de mordidas por concesión o contratación de obra pública, una especialidad del PP también. No sé si recordarán aquel cheque de 200.000 euros que Sacyr confirmó había entregado para la campaña de Cospedal bajo el supuesto epígrafe de limpieza y recogida de basuras. Lo curioso del caso es que ese dinero y el recibí desaparecieron y nunca más se supo de ellos. La justicia tampoco quiso enterarse. Y sin duda ha habido múltiples recogidas de “basuras” varias de distinta cuantía y destino. La agencia tributaria denuncio en 2010 que Ferrovial pagó comisiones ilegales a Convergencia a cambio de obra pública. Y que la constructora abonó 5,9 millones de euros a través del Palau de la Música. Y les cito “comisiones” menores, de esas que pasan desapercibidas, al lado de las gruesas que todavía andan por los tribunales. E insisto sobre la prensa. Aquí tienen la sentencia firmada por los autores de sus portadas, sin un triste “presuntamente”. Los ciudadanos receptores deberían ser conscientes de qué busca quien sesga o miente, manipula en definitiva. Porque la sociedad española es otro de los grandes pilares de la corrupción de nuestro país. Por ignorancia, tibieza, o directamente por complicidad. Durante muchos años triunfó la excusa del “y tú más”. Si un partido robaba, servía de coartada a sus votantes que el otro también lo hacía. Con Aznar el PP llegó a unos niveles de corrupción insuperables, implicando a varios ministros y al vicepresidente Rodrigo Rato que cumplió condena de cárcel. Rajoy aportó otra remesa de corruptos más, los papeles de Bárcenas y el borrado de sus discos duros, y la policía “patriótica” que debió ser causa de ilegalización del partido. Entre ambos gobiernos y algunas comunidades autónomas y ayuntamientos agotaron prácticamente el abecedario que daba nombres a sus “Casos”. En la cúspide: la Gürtel y sus piezas separadas. A pesar del buen trato que recibe de algunos jueces -véase el mismísimo Hurtado con Rajoy- tiene todavía causas pendientes. El PSOE de Felipe González no se quedó atrás. Desde el hermano de su vicepresidente Alfonso Guerra, al primer civil que presidía el instituto armado, Luis Roldan, o el caso FILESA. Los GAL tampoco fueron una minucia precisamente, aunque no hayan pasado por la justicia. A Felipe le tumbó la corrupción que daba la impresión de no tocarle a él mismo. Parecía que las cosas habían cambiado algo. Con Zapatero no se conoció nada de entidad. Y con Sánchez tampoco salvo que es víctima clara de lawfare. Pero esto no es lawfare, parece verdad y fundamentado. Y como dice, José Precedo, “El PSOE llegó al Gobierno para acabar con la corrupción, prometió regeneración democrática tras una retahíla de casos imposible de memorizar: todas las ramas de Gürtel, Púnica, Rato, Lezo, Brugal, con Mariano Rajoy en la lista de sobresueldos del partido, con una sede pagada en B”. El mazazo que produce ese universo descubierto ahora, es difícil de superar. Además de nuestro propio emplasto, el mundo se está yendo a pique con la ultraderecha que asciende. Con ese Trump que está destruyendo la que ellos creyeron que era la mejor democracia del mundo. El que apoya a Netanyahu, ése que hoy enciende un nuevo polvorín contra Irán, de la mano de Estados Unidos. No nos podíamos permitir que la corrupción tumbara a uno de los pocos gobiernos aceptablemente progresistas que van quedando. Y menos para sustituirlo por otro de la cuerda de los que andan mandando al cuerno el mundo. Quedamos a la espera de soluciones. Una vez más. La última podría ser.
eldiario
hace alrededor de 16 horas
Compartir enlace
Leer mas >>

Comentarios

Opiniones