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Un demócrata que trolea a Trump puede ser algo GRANDE Y HERMOSO

Un demócrata que trolea a Trump puede ser algo GRANDE Y HERMOSO
Poner a Trump ante el espejo puede hacer a muchos de sus seguidores verlo en su ridícula naturaleza, una vez privados del antifaz del partidismo. De momento Newsom sólo imita lo más estrafalario de Trump: sus mayúsculas, su autobombo, su simpleza, su tono faltón Está ocurriendo lo que parecía impensable en EEUU: un demócrata está troleando a Trump. Lo está haciendo Gavin Newsom, el gobernador de California, y es el primer demócrata en diez años que pone en marcha una estrategia de comunicación política en redes diferente. En unos meses veremos si funciona. De momento, lo que sabemos es que hacer lo de siempre no frena al fascismo. La cuenta del gobernador en X imita a la de Trump en Truth, su red social: Newsom escribe con mayúsculas, hace comentarios mordaces, incluso ofensivos. Un ejemplo: tras la fracasada cumbre de Alaska para un acuerdo de paz en Ucrania, la cuenta del demócrata decía esto (en mayúsculas): “TRUMP ACABA DE HUIR DEL ESTRADO CON PUTIN. SIN PREGUNTAS. NADA. ENERGÍA BAJA TOTAL. EL TIPO PARECÍA QUE SE ACABABA DE TOMAR UN CUBO ENTERO DE KENTUCKY FRIED CHICKEN CON VLAD”. No puedo dejar de reírme cada vez que lo vuelvo a leer: es una imitación muy auténtica. Desde la perplejidad, la Casa Blanca lo ha calificado de extraño: weird, me encanta esta palabra. La usó Kamala Harris para calificar a los seguidores del MAGA, lo que significa que ahora el nivel de desconcierto se ha equilibrado y puede ser la primera noticia positiva. Las críticas a Newsom han venido del lado conservador, lo cual no deja de ser revelador. A los demócratas los hace felices. Trump inauguró hace más de una década un estilo político que rompía las normas no escritas de la rivalidad en democracia. Indignados, muchos pensamos que pagaría caras las barbaridades que decía. No sucedió. La segunda reacción de los demócratas fue acusarle de deteriorar la democracia, que se ha revelado cierta, pero ineficaz como mensaje. Su estilo político, que opera en tres dimensiones, se ha fortalecido: 1- Simplifica la complejidad del mundo, es decir, falsea la realidad. También incurre en la autoexaltación constante: al fin y al cabo, no admitir nunca un error y engrandecer cada cosa que uno hace es una forma de simplificar la realidad (la forma narcisista, en concreto). 2- Provoca y aviva el enfrentamiento social. Su estilo divisivo reduce a la gente a dos grupos irreconciliables: demócratas contra republicanos; nativos americanos frente a migrantes, hombres contra mujeres, etc. 3- Distorsiona la verdad: elimina los matices, inventa hechos alternativos. La realidad ha dejado de ser un referente compartido entre distintas opciones políticas. Para mitigar la ansiedad que genera la incertidumbre sobre el futuro, promete un regreso al pasado inviable. En diez años no ha cambiado, ni siquiera cuando ocupó por primera vez el cargo de presidente: no ha hecho ni una concesión al discurso institucional. Los demócratas también han seguido como si tal cosa. Hasta ahora. Los hechos demuestran que es el momento de intentar algo. ALGO. El gobernador Newsom trató de tener una buena relación institucional con Trump al principio. Cuando Trump visitó California con motivo de los incendios, lo fue a recibir al aeropuerto. En su podcast ha entrevistado a distintos líderes del movimiento de Trump (MAGA) y habló con él por teléfono durante 40 minutos para abordar el tema de la seguridad. Toda esa cortesía institucional le sirvió a Newsom para que Trump le pasara por encima y decidiera enviar las tropas de la Guardia Nacional a California en junio pasado contra su criterio. El momento también es muy delicado para el futuro de la democracia norteamericana. Trump y los republicanos están modificando las circunscripciones electorales en Texas para favorecer sus intereses y perjudicar los de los demócratas. Newsom se ha puesto a hacer lo mismo para contrarrestar en California la ventaja interesada que los republicanos obtendrían en Texas. En fin, que Newsom ha decidido que ya está bien de ser respetuoso como siempre cuando tienes enfrente a un vulnerador de la ley escrita y no escrita como nunca. Ha decidido usar sus armas. Poner a Trump ante el espejo puede hacer a muchos de sus seguidores verlo en su ridícula naturaleza, una vez privados del antifaz del partidismo. De momento Newsom sólo imita lo más estrafalario de Trump: sus mayúsculas, su autobombo, su simpleza, su tono faltón. Pero veremos. Hay algo inquietante en todo esto: equivale a reconocer que la democracia seguirá funcionando si todos apelan a los bajos instintos de los votantes, lo cual no deja de ser una derrota de los ideales ilustrados.

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